sábado, 24 de diciembre de 2016

Esta noche es Nochebuena, y mañana Navidad...



Nochebuena otra vez y mañana Navidad; con esta ya son 12, y todavía no me hago a la idea de estar lejos de casa, y no aplica el refrán de que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, porque para mi estar con la familia era mi mayor alegría. No había compromiso más importante, que el estar con ellos. Por eso sigo sin acostumbrarme, y no importa cuántos doce años pasen, seguiré echando en falta mi gente, y aunque he construido mi Navidad con MI familia, de alguna manera mi corazón viaja y se instala allí todo el día, desde que amanece, hasta que logro dormir. He aprendido a coleccionar mis momentos, esos que mis hijos algún día compartirán con sus hijos, porque la vida se encargó de que ellos no tengan las historias de tíos, abuelos y primos que tengo yo alrededor de una mesa y un árbol de Navidad.

Hace dos años, mi hermana me pidió que le hiciera un belén tejido, empecé al otro día con la ilusión de una niña pequeña, porque me imaginaba mi trabajo allí, en su casa, debajo de su árbol y pensaba que era una forma de estar presente. A ese belén se agregó otro belén, porque cómo iba a enviar uno solo cuando tengo dos hermanas; y poco a poco fui tejiendo adornos para un árbol y para el otro, muñecos para mis sobrinos, flores para la mesa de mi cuñada y mi suegra...y así pasaron dos años desde aquel momento en que mi hermana me pidió aquel primer belén. Este año, al fin, les envíe lo que estuve haciendo durante todo ese tiempo, y este año, al fin esos "detalles" están en cada una de las casa y de las manos de sus dueños; y este año, de cierta forma, estoy pasando las Navidades junto a ellos, porque en cada punto que dí, en cada punto que tejí dejé un pedacito de mi corazón, y cuando cerré aquella caja, lo hice mandando todo el deseo y la ilusión de estar un poco metida yo ahí dentro y con mas amor del que me cabe en el pecho.

Sí, la ilusión se puede tejer; sí, los sueños se pueden tejer; sí, el amor se puede tejer, y sí, las distancias se hacen más cortas a través de esos puntos que llevan consigo todos los abrazos, todos los momentos y todas las risas y las riñas que en estos doce años no he podido vivir y compartir.

Feliz Navidad familia y amigos de aquí y de allí, y espero, algún día, estar presente pasando esta noche donde esta la otra mitad de mi corazón,  no solo con puntos dados a ganchillo.

Angie, tomé tu foto prestada, espero no te enojes :)

sábado, 8 de octubre de 2016

Una historia, una canción: She



Le pedí a Flobre, la otra parte de esta historia, que me dijera, mas bien que me escribiera el porqué de las canciones que él ha ido agregando a nuestra banda sonora, y este es el primer resultado.

She...

Viendo Nothing Hill, gran peli y mejor banda sonora, descubrí esta canción, que al segundo 1 de escucharla y viendo las imágenes que se muestran en ella, la relacione contigo. Fue uno de esos momentos en el que dices esta canción la compuso alguien para mi, o por lo menos la compuso alguien con sentimientos muy parecidos a los míos, no, alguien con los mismos sentimientos que yo "...porque siempre fuiste el rostro que no pude olvidar, el que ilumina la zona donde estás...”

Como dice esta canción “eres la bella o la bestia” con ese carácter que te distingue y te hace ser la mujer fuerte y valiente con la que soñé estar. A tu lado “..los días son como el cielo con algún que otro infierno...", pero de ese día oscuro lo que más duele es no lograr hacerte feliz. 

Muchos se confunden al verte y oírte porque no saben que debajo de ese caparazón de mujer orgullosa y bocona escondes un corazón de amor, fidelidad y ternura.

She maybe the reason I survive 
the why and wherefore kind of life 
the one I care for through the rough and ready years 
Me, I'll take the laughter and your tears 
and make them all my souvenirs 
and when she goes I've got to be 
the meaning of my life is 
she… 

Y después de esto, todo esta dicho, eres quien le da sentido a mi vida...

Flobre.

sábado, 1 de octubre de 2016

Una historia, una canción: A shoulder to cry on

When you need a friend to rely on
When the whole world is gone
You won’t be alone, cause
I’ll be there
I’ll be your shoulder to cry on
I’ll be there I’ll be a friend to rely on
When the whole world is gone
You won’t be alone, cause I’ll be there.

Porque con esta estrofa, escrita a mano en una hoja arrancada de una libreta, me dijiste un día cualquiera hace 26 años, que estarías ahí cada vez que te necesitara, que serías “my shoulder to cry on”. Teníamos 20-21 años, y desde entonces siempre he encontrado en ti una mirada de complicidad, una mano para sujetarme, unos brazos donde refugiarme, y un hombro para descansar... 

Sí, prometiste ser “A shoulder to cry on” y hasta hoy has cumplido tu promesa.

domingo, 25 de septiembre de 2016

Una historia, una canción: Poquito a poco.


Esta es una de las primeras canciones que escuché cuando llegué a España, y desde que la oí entró a formar parte de esta mi locura, porque ella resume perfectamente nuestros 10 años de “mejores amigos”. 

Sí, porque “poquito a poco” él fue conquistándome, primero para convertirse en mi mejor amigo, título que se ganó por derecho propio a base de estar siempre junto a mi, no importa lo cansina, caprichosa, malcriada y jodida que pudiera llegar a ser, y segundo, para hacerse alguien “indispensable” para el resto de mi vida. 

Como amigo fue incomparable, nadie como él tenía tiempo para mi; nadie como él acudía a mi llamado sin siquiera pensarlo; nadie como él me prestaba sus oídos, sus hombros, su tiempo; nadie como él me decía las cosas tal cual las pensaba, aunque sabía que me enojaría muy, mucho; nadie como él se atrevía a cabrearme y quedarse tan ancho; nadie como él era capaz de, con un abrazo, con una palabra, con una mirada, poner mi sentido común en su sitio, levantar mi ánimo, hacerme creer en mi, reiniciarme para coger fuerzas y continuar,  y nadie como él era capaz de hacerme sonreír... 

Y así, “poquito a poco” empezó a formar parte de mi rutina. Un almuerzo compartido en los días laborales, una llamada cada día a las nueve de la mañana, una puesta de sol después de la oficina, un helado los fines de semana...y así, “poquito a poco” se hizo presente en mi vida, y un día empecé a darme cuenta que si no me llamaba a primera hora de la mañana me faltaba algo, que el cine los jueves de estreno y luego la cena se había hecho algo habitual, que llamarnos antes de dormir había empezado a ser necesario para poder descansar...y así ”poquito a poco”. 

Y mientras “poquito a poco” él me camelaba, yo por mi parte “...que sabía que vivía en sus sueños, zarandeaba mi cuerpo...”, y me regodeaba mortificándolo, porque sabía exactamente lo que provocaba en él, y lo hacía con plena conciencia de mis actos y mucha alevosía...y me paraba frente al espejo del salón y recogía mi cabello, dejando al descubierto la nuca; y le pasaba la mano por detrás de sus hombros para hacerle cosquillas en el cuello mientras conducía; y lo miraba fijamente, y le hablaba y con mis palabras le provocaba, y le coqueteaba y le ponía ojitos, y le hacía preguntas que sabía le ponían nervioso, y le movía las pestañas, y me le acercaba y le seguía provocando... 

...y así, “poquito a poco” el me fue camelando, y así, “poquito a poco” yo me dejé camelar...

sábado, 20 de agosto de 2016

Una historia, una canción: Solo contigo


Solo contigo, es uno de los pocos merengues que, cada vez que lo oímos, solemos bailar aunque sea por unos segundos; también es uno de los merengues, junto a su cantante que más te gustan, y uno de los pocos que cantas... 

Y si hay un motivo para que éste en nuestra banda sonora, es la canción completa, de principio a fin, porque solo contigo soy yo, sin máscaras, sin miedos, sin tabúes. Solo contigo puedo ser yo sin temor a que te enojes, a tener que dar explicaciones. 

Y es que “solo contigo abro mis alas...” y no hay mentiras, y no hay engaños, y no hay silencios incómodos...

Porque eres de los que abrazan y no sofocan; eres de los que miran a los ojos y no cuestionan; eres de los que toman de la mano para acompañar y no para dominar; porque amarras, sin atar; porque amas y no presionas; porque la palabra confianza solo contigo tiene sentido, “...y es que solo contigo puedo volar sin temor...” sin estrellarme. 

Y si volviera a nacer, si volviera a vivirlo todo, volvería a elegirte entre todos, porque contigo es posible conjugar los verbos ser y estar, porque “solo contigo...cada sueño se torna posible y es posible el mañana...” 

Porque solo tú eres capaz de entregarme un atardecer cada día, solo tú bajaste el sol y me lo entregaste sin que este me achicharrara, solo tú aguantas mis caprichos y los complaces, solo tú me das espacio, cuando yo misma no sé que lo necesito. Solo tú has sabido sacar la mejor parte de la Mari egoísta, caprichosa, malcriada, ñoña y cabreada...y eso es mucho. 

 “...y no hay espacios vacíos, digo que NO..." porque todos los sabes llenar, con paciencia, con esa calma que te caracteriza, con una sonrisa o con una ocurrencia. Porque no es fácil amar a Mari, y menos fácil es que Mari llegara a amar hasta el punto de dejar de ser ella, para ser un poquito tú, y es que “...solo contigo hay un motivo para darte hasta el alma...” 

Y es que “Solo contigo” y con nadie más...

sábado, 16 de julio de 2016

Una historia, una canción: Es tu amor



Esta canción es relativamente nueva en nuestra banda sonora, esa banda sonora que, a base de nuestro día a día hemos ido alimentando. No sé cómo di con ella, este cantante venezolano no ha llegado a España, por lo menos a Asturias, pero cuando la escuché supe que tenía que estar en esa nuestra play list particular y personal. 

Porque así es tu amor, desde siempre, desde que te conocí, desde que éramos solo amigos. Siempre creíste en mi más que yo misma, siempre tu confianza en mi superó la mía propia. Me dijiste que iba a llegar lejos, no sé a qué te referías entonces, pero sí que he llegado lejos, agarrada de tu mano, sujeta a ti. Quizás no estoy en una gran oficina con vistas espectaculares, pero soy una madre, una esposa y una mujer realizada, porque soy muy feliz con lo poco y con lo mucho que tengo. 

Contigo he aprendido a no tirar la toalla, a no rendirme antes de luchar, a no entregar la guerra por haber perdido una batalla. Porque solo tú y yo sabemos lo que hemos vivido, las veces que nos hemos hundido, las veces que este barco ha naufragado y las veces que hemos tenido que reparar nuestras velas para poder seguir navegando. Y solo tu amor, tu paciencia, tu saber estar, me han enseñado a no rendirme, a ser fuerte, a luchar, a alzar el vuelo, así mis alas estén quebradas. 

Y este amor no solo lo voy a circunscribir a ti, porque mis hijos, nuestros hijos, también me ayudan a seguir adelante, a soportar, a no perderme.

Con ustedes he aprendido a caminar cada día, a levantarme no importa lo dura que haya sido la caída y lo mucho que me duela el golpe; ustedes me hacen fuerte, me hacen ver el mañana, me sacan un sonrisa aún en esos momentos en lo que quiero es matarlos despacito. 

Los amo, son lo mejor que me pasó en esta vida y es su amor, el de cada uno, sus abrazos, sus te quiero los que me ayudan a volar. Es tu amor, el de los tres, mi razón de estar aquí y el motivo por el que sigo teniendo fe y sigo creyendo no importa lo que me traiga el tren. 

Gracias, por estar, por ser, por amarme, por consentirme, por cuidarme y por hacer de mi una mejor persona. GRACIAS!!!

domingo, 3 de julio de 2016

Una historia, una canción: Todo empezó


Todo empezó en el momento indicado, en el verano del 88, cuando unas inscripciones nos hicieron coincidir en una fila. Amigos inseparables a veces, enemigos sin poder separarse otras. Diez años que dan para muchas risas, para muchas lágrimas, para muchas riñas. Diez años que dan para conocerse en las buenas, en las malas y en las peores.

Todo empezó en el momento indicado, en verano del 96, cuando una salida aquí y otra salida allá, me mostró al mejor amigo de otra forma, o cuando yo lo noté de otra forma. Cuando deje atrás los miedos y di paso a los sentimientos. Cuando deje de verte como amiga y empecé a mirarte como mujer.

Todo empezó en el momento indicado, sin querer y sin pensarlo, me enamoraste sin dudarlo y yo me enamoré llena de dudas.

Todo empezó en el momento indicado, porque empezó justo cuando tenía que empezar, cuando la historia podía continuar, cuando el cuento no tendría un final feliz, sino un feliz comienzo.

Todo empezó así, entre atardeceres y puestas de sol, con la luna de testigo y el puerto como cómplice; todo empezó, así, de manera simple, de forma sencilla; todo empezó así, como empiezan las cosas buenas, las cosas duraderas; todo empezó así, sin prisas, sin presiones, sin agobios. 

Y así empezó todo, un amor sin grandes pasiones, pero lleno de pequeños momentos; un amor que no se enfrentó a muchos obstáculos pero que llegó para dar seguridad; un amor que  no desafío grandes tormentas, pero que trajo tranquilidad...

...y juntos nos fuimos del brazo con la tarde a cuesta.

lunes, 20 de junio de 2016

Una historia, una canción: 25 horas al día


Si alguna vez las palabras que me decía en aquel 1996 hubiesen tenido música creo que sonarían exactamente así. Si no me equivoco fue él quien me dijo que la escuchara y gracias a él le puse atención, lo que no deja de ser hasta cierto punto irónico, cuando la de los merengues, bachatas, salsa y son siempre fui yo. Por eso esa no podía faltar en nuestra lista. 

Nunca la hemos bailado, es difícil teniendo en cuenta que, como dice mi Maru, él tiene dos pies izquierdo y mientras yo bailo él parece un pato mareao’. Pero no necesitamos pararnos en una pista para bailarla, si la estamos bailando desde entonces, tomados de las manos, al ritmo que nos ha ido marcando la vida. 

No sé si es consiente de que lo que él me decía con sus palabras, Juan Luis Guerra lo hizo poesía y Proyecto Uno le puso la voz, cuando él quería gritar a los cuatro vientos lo que estábamos viviendo y yo no quería que nadie se enterara. Era tanta su desesperación que un sábado cualquiera de los 52 que hay en el verano de mi isla, me preguntó qué para cuándo, que hasta cuándo íbamos a jugar al escondite, qué hasta dónde llegaría mi miedo. Fue tanto mi cabreo, que le grite que no me presionara y le corté la palabra por el resto del día, y parte del otro. 

Puede ser que haya tenido miedo, pero miedo a que todo se esfumara. No quería que nadie supiera para que no se metieran, para que no opinaran, para que nadie se sintieran en la “obligación” de ser buen amigo y viniera de “muy buena fe” a aconsejar sobre si estaba bien o estaba mal. Y no me equivocaba, porque solo fue hacerlo publico para que saliera la “buena amiga” a preguntarme si yo estaba segura y, lo que es aún mejor, nuestro “mejor amigo” a decirme que lo que yo hacía no estaba bien “cómo enredarte con él, cuando tu sabes que fulano, que es mi amigo, sigue enamorado de ti, es que no me parece ni medio normal lo de ustedes dos. Crees que se merece lo que ustedes dos le están haciendo?” fue su pregunta, no sé si eran celos, envidia o simplemente que era un tonto integral, bueno era o es, porque hasta donde sé sigue respirando; sólo atiné a responderle que si él me quería, que si él nos quería, que hiciera el esfuerzo por sentirse feliz por nosotros, porque yo era feliz, realmente feliz, y que su amigo, por fin había logrado conquistarme, que si no valía la pena que él se alegrara por nosotros, que también éramos sus amigos, y que ese fulano había tenido la oportunidad y la había desaprovechado de todas las formas posibles. 

Sí, era egoísta, quería vivir en mi nube yo sola, con él; disfrutar cada segundo, cada salida, cada mirada; pasear juntos agarrados de las manos, besarnos a escondidas como dos adolescentes. Sí, llámenme egoísta, pero la verdad es que no quería que nadie supiera, para que nadie opinara, para que nadie dañara, como trataron de hacer quienes se supone eran nuestros mejores amigos. Tengo que aclarar que también estaban los que se alegraron por nosotros, porque POR FIN Flobre había pasado de ser el amigo fiel y enamorado a ser el novio y futuro esposo, y porque POR FIN yo le había dicho que sí. Todos nos acompañaron ese ocho de noviembre, los que se alegraron y los que no, unos más que otros, todo hay que decirlo, y alguno que otro bromeó con la estampa, de hecho recuerdo comentarios del tipo “al lado de la palabra perseverancia en el diccionario hay que poner una foto de Flobre, mira que aguantó brisas, viento fuertes y huracanes sentadito en el sofá” o “ese muchacho tiene diez años de licencia para portarse mal, que fue mucho lo que paso hasta llegar aquí”. No sé a cómo estaban las apuestas, porque era una historia que todos conocían, en las que todos habían opinado, para bien o para mal. 

Y sí, 25 horas al día no se podía quedar, porque prometió quererme 25 horas al día, ocho días a la semana, y lo cumplió; me prometió enseñarme a conjugar el verbo amar, y lo cumplió; me dijo que íbamos a tener una niña tan linda como yo, y lo cumplió... 

Por esos diez años de ser amigos, porque es lo mejor que nos pudo pasar, y por ese año de no novios que tanto disfruté.

lunes, 13 de junio de 2016

Una historia, una canción: Entre el amor y los halagos y me amaras


Esta vez no es una canción, sino dos que van una unidas una a la otra, juntas en la misma historia, entraron con una diferencia de tres minutos a formar parte de nuestra banda sonora. 

Haya por el año 1996 cuando éramos más que amigos y menos que novios, momento de la relación en la que sí, pero no: Él que sí y yo que no. 

Era de noche y estábamos sentados en el carro, su Fiat Punto verde oscuro, la radio estaba encendida en una de esas emisoras que ponían “media hora de tu artista favorita” (inserte aquí voz de locutor y música de fondo), mi hermanita Lourdita, sin duda la madrina de esta relación, estaba sentada en la parte de detrás, y le tocaba a Ricky Martin su media hora de concierto, no sé qué hacíamos los tres en el carro, no sé si esperábamos a alguien o hacíamos hora para quién sabe qué cosa; tampoco recuerdo cuáles canciones sonaban, ni cuántas, estábamos distraídos hablando y riéndonos cuando empezó Entre el amor y los halagos cuando empezó la letra "yo quisiera quererte, lo sabes bien, que no puedo entregarme también..." de manera instantánea le dije a Flobre “Escúchala bien, te la dedico enterita ”. El le puso toda la atención del mundo, y yo se la canté de principio a fin, a ver si entendía, de alguna manera porque no...

Habíamos hablado varias veces el tema de enamorarme, de darme una nueva oportunidad, también habíamos vuelto a tocar nuestro tema tabú desde 1990. Yo no estaba muy por la labor, una porque la había pasado muy mal con mis últimas relaciones; otra, porque no quería ningún nuevo energúmeno celándome hasta de mi sombra. Era libre y me gustaba; salía con él sin ningún compromiso y me gustaba; tonteábamos sin ser novios y me gustaba; nos la pasábamos bien juntos y me gustaba, entonces porqué fastidiar el asunto con un jodido noviazgo, con lo bien que estaba todo entre nosotros, para que fastidiarlo, mejor así: juntos pero no revueltos. 

Esas eran, más o menos, nuestras conversaciones cuando nos poníamos serios y cuando a él le daba por tocarme el tema “novio”. La canción en ese momento me vino como anillo al dedo. Escuchamos la canción completa, yo cantando, él escuchando y Lourdita detrás testigo de la escena. Inmediatamente después de entre el amor y los halagos pusieron Me amarás, que viene a decir mas o menos así “Me amarás, aunque tenga que rogarte me amaras, aunque tenga que obligarte me amaras, eres cosa mía...” inmediatamente sonaron los primeros acordes de la misma, Flobre me dijo “pues mira, esa es de mi para ti, te la dedico enterita”!!! Lo miré y solo pude reírme, porque no me quedaba de otra, y porque me estaba empezando a dar cuenta que, esta vez, él le iba hacer caso omiso al “no, porque te quiero como amigo”...y visto lo visto, creo que no me equivoqué.

Y así es como, contra todo pronóstico, Ricky Martín forma parte de nuestra banda sonora no con una, sino con dos canciones.

domingo, 5 de junio de 2016

Una historia, una canción: Love is in the air


El año 1996 fue un año de esos que marcan, como aquel verano del 90, este también había sido un buen verano. 

Mi cuadrilla se había quedado, con el tiempo en tres, Flobre, René (mi otro mejor amigo) y yo. Los tres trabajábamos, y como amigos salíamos de domingo a domingo, unas noches al cine, otras a cenar, otras a tomarnos algo, el fin era salir, divertirnos, pasárnosla bien. 

No tengo que decir que Flobre seguía enamorado de mí y yo seguía sin hacerle caso alguno. También tengo que decir que desde aquel septiembre del 90 nunca más se tocó el tema entre nosotros...nunca más hasta 1996. El había tenido su novia y yo mis novios. Sí, así mismo, en singular y en plural. 

Nunca dejamos de salir en esos seis años, y mi novio de turno tenía que acostumbrarse a ellos dos y ellos dos tenían que acostumbrarse a mi novio de turno, y ay de aquel que se lo ocurriera celarme con alguno de los dos, sobre todo con Flobre, lo mandaba por un tubo. A mi, o me querían con ellos dos o no me querían, y si ellos no le caían bien ya se podían ir a la Patagonia a freír monos. 

Pues por aquí empieza esta historia. Mi último novio, quien a pesar de tenerlo todo a favor, no me había durado ni seis meses completos, porque no era el momento, porque yo no estaba preparada, porque no había química, porque yo fui una bruja con escoba y verruga, o porque él no supo mantener el encanto, vaya usted a saber porqué. Habíamos terminado a finales del 1994, 24 de diciembre para ser exactos, no de muy buena manera, pero pasado el tiempo y después de hablar, empezamos a salir como amigos, alguna vez intentamos volver, pero yo me frenaba en seco cuando venía el siguiente paso, hasta que él se cansó de intentarlo y se buscó una novia. Entonces a mi se me revolvió todo, cuestión de orgullo supongo, y me dio por querer conquistarlo, o mas bien reconquistarlo. 

Alguna vez he contado lo buena niña que he sido siempre y lo mucho que abusé, como amigo, del pobre Flobre. También les he dicho que con Flobre siempre conté para todo, para todas y cada una de mis locuras, que lo de que estaba enamorado de mi quedó en un último plano y que el tema ya ni se tocaba. Que era mi cómplice, mi compañero de travesuras, ese amigo que estaba dispuesto a todo por mí. 

En mi afán por reconquistar a mi ex, entre una salida y otra a la semana le llamaba y le decía “Flobre qué haces...vamos a Casa de España a ponerme donde el capitán me vea”. “El capitán” siempre estaba en Casa de España, así que era una apuesta segura que nos encontráramos con él. Yo hacía gala de mis mejores dotes, y, con “lo primero que agarraba del armario” bajaba perfectamente vestida y maquillada a “pasar un rato”. No lo saludaba, no le miraba, porque él andaba con su actual novia y menuda era ella, pero sí me ponía lo suficientemente cerca como para que me viera SÍ O SÍ. Además, estando con Flobre, que no pasara de mi era algo seguro. 

Un sábado de tantos había no sé que cosa en el área de la piscina y fuimos todos, papi, mami, Flobre, René, Lourdita y yo. El área donde era la actividad no era muy grande, por lo que la mesa de la familia de mi ex, con mi ex y su novia incluidos, nos quedaba justo al lado, quedamos tan juntos que podíamos escuchar, sin mucho esfuerzo lo que hablaban entre ellos. Me levanté y me apoyé en la barra del chiringuito de la piscina, de manera que la mesa en cuestión me quedara de frente. 

Sonaba la música del disc jockey, y él estaba pendiente a su novia, su novia pendiente a mi, mientras le hacía carantoñas, y yo pendiente a él. Flobre que siempre ha sido Flobre, me mira, nos mira, ve la escena y el ambiente y empieza a cantar “Love is in the air, everywhere I look around, love is in the air, every sight and every sound...” mientras, con una gran sonrisa me miraba a mi, y de reojo a la mesa que nos quedaba en frente. 

Desde entonces es una canción que, cuando la escuchamos, nos acordamos de aquella estampa y nos provoca reírnos. Cuando alguna vez le pregunté a Flobre que porqué me llevaba a ponerme donde “el capitán” me vira, me contestó, " tonta tú, tú ibas a que “el capitán” te viera y “el capitán” siempre te veía conmigo...el trabajo se hizo solito" 

Y es por eso que Love is in the air tenía que formar parte de nuestra banda sonora...

domingo, 29 de mayo de 2016

Una historia, una canción: Amigos


La canción Amigos de 440 puede definir exactamente lo que para mí éramos Flobre y yo. Nos conocimos en verano del 1988, haciendo fila para pagar la inscripción de verano en la uni. De principio no me gustó mucho, más bien me cayó muy mal, me pareció un tipo muy pesao’, un metome en to' lo que no me importa, y llegué a querer estrangularle con la correa de la mochilita que llevaba a la espalda a ver si así se callaba y dejaba de jorobarme de una puñetera vez. Aún así, para el 1989 ya éramos uña y carne. 

No recuerdo, desde entonces, un momento importante en el que no haya estado conmigo...bueno sí, mi graduación de la universidad, pero debo aceptar que eso fue más culpa mía que de él, al fin y al cabo yo misma lo había liberado del compromiso en un arranque de rabia. Yo tampoco fui a la de él, no por venganza, que también, sino porque tenía una reunión y terminó tarde. 

En cada instante que recuerdo siempre le veo a mi lado, incluyendo aquellos siete meses en los que no nos hablábamos. Cuando murió mi abuela, al salir de la capilla, era el único de mis amigos que estaba afuera, esperándome, fue el único que me abrazó. Cuando mi tío, un año más tarde, nos dejó, fue hasta mi casa con fiebre y varicela a pasar un rato conmigo; y cuando necesité desesperadamente que alguien me llevara a entregar la tesis, a quien llamé fue a él. Siempre que necesité un abrazo, ahí estaba él, en silencio, poniéndome su hombro, apretando mi mano. Y yo, siempre que estaba mal, le buscaba, solo para sentirme protegida...es algo que nunca podré explicar, porque sé a ciencia cierta, que no estaba enamorada de él, pero me recomponía el día verlo, que me mirara, no tenía que articular palabras, solo extender sus brazos y acunarme entre ellos. 

En aquel febrero, cuando terminé con mi novio, con el que había pasado dos años y medio de mi, hasta entonces, corta vida, estaba destrozada, me sentía un gusano, no solo porque me habían dejado, sino por la forma, entre insultos y humillaciones. Había llegado a la universidad como una autómata, vacía, humillada e insultada; le busqué, pregunté a todas mis amigas por él, pero nadie le había visto, el mundo se me caía encima, hasta que lo vi, ahí estaba él con su pantalón negro, su camisa blanca y su corbata a juego, me miró, me sonrió y me abrazó. Era todo lo que necesitaba, para que ese dolor amainara. Apenas pronunció palabra, pero las que dijo me devolvieron el alma...al menos por un momento. 

Y ese fin de semana famoso en el que nos fuimos a la playa con los amigos a celebrar mi cumpleaños, todo estaba bien, hasta que su novia lo llamó y él se fue, raudo y veloz, a su encuentro. Desde ese momento el fin de semana fue un completo desastre, fue, sin duda, el peor cumpleaños que recuerdo; mi “otro mejor amigo” se había quedado, pero, para variar, era un cero a la izquierda, en esa puñetera discoteca, sacó a bailar hasta al palo de la escoba, menos a mi...estábamos celebrando mi cumpleaños y nunca me lo habían hecho pasar tan mal. Todavía hoy, estoy mas que segura, que de haber estado él ahí, recordaría aquel fin de semana en la playa de otra manera, porque siempre fue capaz de sacarme una sonrisa, de convertir un mal momento en un instante inolvidable. 

Y en esa gran ausencia, en mi graduación, sentí su falta y aquella tarjeta de felicitación, fría y distante que me hizo llegar a través de mi “otro mejor amigo” no hizo más que romperme en mil pedacitos, porque me faltaba su abrazo, su presencia que me indicaba que todo estaba bien, que esa noche todo sería perfecto. 

Sí, somos esos “amigos” de la canción. No hicimos castillos en la arena, no contamos gaviotas, nunca encendimos una hoguera, al menos en el sentido literal de las frases, pero sí cada vez que lo necesité, cada vez que lo llamé, cada vez que lo busqué fue “mi sombra cuando se ocultaba el sol”.

Y sí, al final además de casarme con un hombre maravilloso, también tuve la suerte de casarme con mi mejor amigo.

domingo, 22 de mayo de 2016

Una historia, una canción: La quiero a morir


Esto es un “compendio” de pequeñas historias relacionadas con una playlist que hemos llamado Nuestra banda sonora, porque cada canción que suena ahí cuenta algo que tiene que ver con "nuestra historia". Empezó con tres canciones, ésta entre ellas, y se le han ido agregando más a medida que nos iban acordando "algo" de nuestra relación, desde que éramos "no novios" hasta el día de ayer. Se me ocurrió que escribirlas sería una buena manera de no perderlas. Sí, sí, también tengo que admitir que "algo" tiene que ver que me he leído dos libros cuyos capítulos eran títulos de canciónes. En fin, que aquí les va el coñazo...que si no quieres leerla pasa de ella y ya está, que yo me conformo con contarla :)

Empiezo por La quiero a morir cantada por Sergio Vargas a Ritmo de Merengue, porque creo que a partir de aquí surgió esa  "nuestra historia". 

El verano del 90 fue, para mi, uno de los mejores veranos que recuerdo, creo que ya he hablado de él en alguna ocasión. Fue un verano de días de amigos y domingos de piscina, fue un verano divertido, de salidas nocturnas al cine y a cenar, de tardes en la galería de mi casa, de relaciones que nacían, un verano en el que nuestra mayor complicación era si ir a comer a Pizzarelly o a Emilios hot dogs. Un verano que al finalizar prometía una nueva universidad, un comienzo, un dejar atrás. 

Aquel año había sido rico en todos los sentidos, había empezado con situaciones difíciles a nivel familiar y habíamos llorado y habíamos reído y habíamos viajado. Fue el  año de aquellas elecciones en las que el PLD iba ganando y de repente se fue la luz, y ZAS ganó Balaguer. Sin duda un año para recordar en muchos sentidos. 

Yo tenía mi grupo de amigos, algunas veces éramos menos, otras veces éramos más, pero siempre había uno que se mantenía cerca, Flobre, y todos los demás coincidían en que estaba enamorado de mi. Todos menos yo, porque Flobre era mi amigo, mi mejor amigo, y eso era sencillamente imposible, eso no podía ser y punto. Esto también lo he contado. 

Tanto insistían que terminé por preguntarle, primero a su mejor amigo, al que empotré contra una pared y que me dijo que no. Le creí, porque menuda era yo acojonando a los demás, además, si alguien sabía la respuesta, era él. Más tarde me dí cuenta que me había engañado, o no le acojoné lo suficiente o era muy fiel a su amigo. Luego le pregunté directamente a él, a Flobre. También me lo negó, aquí sí, porque lo acojoné y no se atrevió. Eso lo supe tiempo después.

El verano siguió su curso y yo me hice novia del muchacho que me gustaba, sin ningún remordimiento y sin temor de hacerle daño a Flobre, porque él mismo me había confirmado que NO estaba enamorado de mi, cuando le pregunté de manera delicada y sin coacción alguna. Dos días más tarde de andar de novia, me imagino que después de verle las orejas al lobo, me dice que tiene que hablar conmigo. Quedamos en mi casa y nos sentamos en la acera y, sin muchos rodeos dijo que él estaba enamorado de mi, que yo le gustaba desde hace tiempo y que ya no podía seguir así. Esto también lo he contado antes. Le pregunté que porqué ahora, porqué no antes, qué había cambiado. No me pudo contestar. No sé si él fue consiente en algún momento que aquella confesión me acababa de lanzar una losa encima. Mi respuesta, por supuesto, fue negativa.

Seguimos hablando un rato más, hasta que decidió marcharse. Antes de irse me preguntó si iba a ir al concierto de Sergio Vargas acompañada, le contesté que sí, me imagino que aunque yo no me atrevía a contarle que ya tenía novio, él ya lo sabía. Se despidió, pero antes me pidió que cuando escuchara La quiero a morir me acordara de él, me dio un beso en la mejilla y se fue. Sé lo que pasó después, porque él me lo contó, pero eso sí queda entre nosotros.

No puedo decir que no conocía la canción, porque sí la conocía, la había cantado, la había bailado, incluso en la tarima con la orquesta, incluso con él, pero hasta esa noche en Altos de Chavón no había tomado sentido la letra. Lloré lo que no está escrito con cada palabra, con cada estrofa. Aún recuerdo cómo se me quedó grabada de manera dolorosa la frase “ella para las horas de cada reloj y me ayuda a pintar transparente el dolor con su sonrisa...” y cómo se me hacía añicos el corazón cada vez que repetía “la quiero a morir”. 

Pueden pasar los años y no se me olvida aquel dolor de saberme haciéndole daño a la persona, que como amigo, más quería, quien, como amigo, era todo para mi, al que, como amigo, ya estaba empezando a extrañar. Llovía a cantaros, pero yo no lo sentía, y menos mal porque pude camuflar mis lágrimas. Lloré desde que empezó la canción hasta un buen rato después que terminó. Lloré en el autobús de regreso, de manera callada, esta vez me cubría la oscuridad que no permitió que quien iba a mi lado se diera cuenta que ya llevaba un buen rato sollozando. 

Después de esto solo me vienen flashes a la memoria, Flobre en la universidad, yo tratando de no verle, esquivándolo, evitándolo, hasta una noche que me preguntó si me llevaba a casa y le respondí que no, me dijo mirándome a los ojos “no me hagas esto, no me separes de ti, no dejes de ser mi amiga, me haces más daño si te alejas de mi para no hacerme daño...”

Poco a poco volví a ser la misma con él, a buscarle, a abrazarle, a confiarle mis secretos, a contar con él para todo, a ser completamente yo al lado de él, sin miedos, otra vez los amigos que hasta aquella noche de septiembre habíamos sido. Otra vez los mismos amigos, hasta seis años más tarde cuando la historia pega un giro. 

Así se convirtió esta canción en single de nuestra relación. Es nuestra canción. Esa canción, que de haberse bailado en nuestra boda, hubiese abierto el baile.

Hasta la próxima canción, hasta la próxima historia...

jueves, 19 de mayo de 2016

Una imágen, dos historias...


Hace unos días prometí que contaría la historia envuelta en este adorno de la cabeza, pero entre lo cansada que terminé de la graduación y la gripe que me agarró no había podido pasarme por aquí.

Otra cosa que me frenaba un poco es el maravilloso regalo que me hizo mi hermana Angie al compartir conmigo el libro de vida de Amelia, mi sobrina, un proyecto del último año de colegio y que empecé a leer con los ojos llenos de nubes y terminé con ellos llenos de lluvia.

Como no sabía por cuál tema decidirme, me he decidido por los dos, que por cosas de la vida y la distancia, van unidos por un fino hilo llamado nostalgia; porque es la nostalgia la que, al fin y al cabo, inspira ambas historias.

Empezaré con el adorno del pelo que lució María Eugenia el día de su graduación, es una pieza "vintage" como se le llama ahora a las cosas de las abuelas, que crecí viendo en mi familia, escondida en la "gaveta de la tía Lourdes", esa gaveta que a mi me encantaba explorar porque estaba llena de cosas maravillosas: collares, anillos, pendientes, brazaletes, gafas de sol, adornos para el pelo..., todo con lo que yo soñaba algún día lucir. Pero como yo, habían dos más, porque es que somos tres hermanas que crecimos viendo y admirando las "cosas" de la tía, y este gancho, o uno como este, tiene historia y miga. Estábamos las tres "enamoradas" de él, y las tres competíamos por ponerlo en nuestro pelo, cada una con sus razones poderosas, yo que era la mayor, Lourdita que era la pequeña y Angie que era la que iba entre la mayor y la pequeña, en fin, que el gancho si bien no era un problema, tampoco dejaba de serlo. Crecimos viéndolo, crecimos queriendo llegar a la edad permitida para usarlo, crecimos, y el adorno creció con nosotras...

Una tarde en casa de mi suegra, sentadas en medio de un café, ella me dice que tiene algo para mi que le gustaría que yo llevara "...lo había guardado para Rosmery (su hija), pero tiene tan poco pelo que nunca se lo podrá poner, pero a tí te quedará muy bien con ese pelo tan abundante y tan negro..." me dijo; continúo diciendo que era de cuando ella era joven, que lo llevó mucho, porque ella tenía mucho pelo y le "agarraba" bien. El que me conoce bien sabe que me encantan los recuerdos de familia, que prefiero el mueble de mi abuelo a otro ultra moderno, y que guardo esos detalles como oro molido, otro punto a mi favor, según palabras de mi suegra. No puedo describir la sorpresa y emoción que me dió cuando me lo entregó, era el mismo gancho/adorno para el pelo que tenía mi tía y del que estaba enamorada desde que tenía uso de razón y por el cual ya no tendría que competir con mis hermanas. Me faltaron las palabras para decirle todo lo que pasaba por mi cabeza en ese momento, y solo pude decir: GRACIAS!!! 

Lo he usado poco, porque el valor que le dí es tan grande, que solo lo uso para ocasiones realmente importante. Alguna vez que lo llevé puesto, escuché a mi mamá que me decía, con esa voz característica de cuando descubres una pequeña fechoría, mientras se acercaba lentamente a mi "Aaaaay mirala a ella, con el gancho de la tía", a lo que rápidamente le contesté negando con la cabeza "mm, mm, ese gancho no es de tía, ese me lo dió MI suegra, que tenía uno igualito, así que ahora ese gancho es mío...". No tengo que aclarar que ya no puje más por el otro gancho, porque para mi daba igual de quién había sido el que ahora era mío, para mi tenía el mismo valor y, aunque era de mi suegra, sentía que también le rendía un poquito de honor a la tía cada vez que lo llevaba puesto.

El jueves pasado, cuando Maru me dijo que Eve, mi vecina encargada de peinarla para la graduación, preguntó si tenía algún adorno para el pelo que pudiera ponerse, sin dudarlo, pensé en el "recuerdo de familia", lo busqué y le expliqué que me lo había regalado su abuela luz y que la tía Lourdes también tenía otro igual, le conté la historia que le rodeaba y le dije que era como llevar un poquito de cada una ese día a la graduación, era como tenerlas cerca a ambas, y que para la abuela Luz iba a ser una sorpresa verselo puesto "tengo que tirarte una foto para que lo vea!!!" le dije...

Tomé la foto y la envíe con un pie de foto que decía "alguien recuerda esto". Yo sabía que sí, porque de ambos lados, mis hermanas y mi cuñada, conocen esta pieza, que en las dos familias tiene historia y que ese día, orgullosa llevó mi hija y emocionada le puse yo.

El domingo, después de la graduación, cuando estaba ya lista para sentarme en mi ordenador a escribir la historia de un adorno de pelo que le debía a mi suegra, mi hermana me llamó o me escribió, no recuerdo, para decirme sobre el libro de vida de Amelia y que me lo estaba enviando por mail para que lo leyera. Deje lo que estaba haciendo, porque estaba segura que podía esperar, porque para yo contar siempre tengo tiempo, pero para leer lo que mi sobrina contaba, ya me estaba faltando. Mientras lo leía descubrí, con los ojos aguachapados que a esa pequeña  le gusta la misma peli que a mi, que tampoco lleva cicatrices de guerra y que no se ha roto ningún hueso, igual que yo, su tía. 

Y porqué me emocionan estas cosas tan simples, sencillo: primero, no he podido influenciarla para que vea y le guste "Sixteen candles", nuestra peli favorita, porque he estado "ausente" los últimos once años de su vida, con lo cual, Angie, queda demostrado que lo que se hereda no se hurta, hasta "el mal gusto" por las películas. Lo siento.

Segundo, porque los logros de esta pequeña son también mis logros, porque ésta pequeña no es como una hija, es mi otra hija, la vi nacer, el mismo día que la mía (la vi es un decir, que yo estaba en mis cosas, mientras ella llegaba al mundo), la vi dar sus primeros pasos, la vi entrar al colegio el primer día de clases, estuve cuando enfermó, escuché sus primeras palabras, sus primeras risas, cuidé alguna vez sus fiebres, y hasta llegué a amamantarla, en un intento desesperado de su madre porque se alimentara de leche materna...igual que a Maru, exactamente igual, lo único que a Maru me la pude traer cuando me fuí tan lejos, y a ella tuve que abrazarla y dejarla entre lágrimas. Era mi tercera mochilita, siempre conmigo, me la llevaba a todas partes, porque no concebía salir con mis hijos dejándola a ella, porque ella era tan mía como los míos. Alguna vez alguien me preguntó ¿¿¿Son todos tuyos??? refieriéndose a los tres enanos que daban vueltas alrededor mío, y yo, ni corta ni perezosa contesté "sí, porque a esa nada mas me faltó parirla".

Y el lugar donde convergen ambas historias, ya lo dije al principio, es esa línea fina llamada nostalgia. La nostalgia que evoca un simple adorno para el pelo y que te lleva a creer que a través de él podemos tener a los nuestros más cerca. La nostalgia de ver graduarse a una tan lejos de la otra; la nostalgia que te trae a la memoria aquella mañana de septiembre de hace casi dieciséis años, cuando entrábamos por primera vez al Babeque, llevando de la mano a nuestros pequeños tesoros, que creíamos que como iniciaban ese camino juntas, juntas lo iban a terminar; la nostalgia que da la distancia y tantas ausencias; la nostalgia de unos por querer estar aquí el viernes pasado y la nostalgia de otros por querer estar allí el mes que viene, o el año pasado o el año que viene...esa nostalgia que oprime cada momento especial, cada paso que dan a los que vimos nacer, cada cumpleaños, cada logro o cada fracaso.

Un libro de vida, un adorno para el pelo, dos graduaciones, dos historias, todo tan unido, todo tan separado...

Por lo que pudo ser y ya no fue.

lunes, 25 de abril de 2016

Porque las tetas están para amamantar!!!


Hace unas semanas que no aparezco por aquí, por vagancia más que por otra cosa, pero, mira tú por dónde, vi una noticia en mi facebook con la que pase del estupor a la indignación, de la sorpresa a la rabia, de no creerlo a tener algo de qué escribir, porque como mujer, madre, mamífera y lactante en su momento, siento que no me podía quedar callada. Ya sé que a mi pocos me leen, y poco me importa, este es mi diario, mi suéltalo que te va a hacer daño, mi "lo escribo porque me da la gana"

Ayer o antes de ayer, no sé bien cuándo, vi que mi hermana Angie compartía con indignación las críticas negativas a la que fue sometida Laura Castellanos por publicar una foto amamantando a sus pequeños. Sentí vergüenza ajena cuando vi la foto y leí el "artículo" por llamarlo de alguna manera, no tenía ni idea de quién lo había publicado, no valía la pena ni conocer su nombre, sí que pensé que era un hombre, no porque piense que está bien que un hombre exprese tanta m...., sino porque me parecía imposible que tales barbaridades saliera de la cabeza de una mujer, pero, oh, sorpresa!!! resulta que sí, que tales palabras provienen de una persona femenina, que me imagino que tiene un par de tetas que están ahí para dar de comer a sus hijos, no para tenerlas de exhibición.

Antes de continuar me gustaría apuntar que, Según la RAE, el término teta se refiere a cada uno de los órganos glandulosos que tienen los mamíferos en número par y sirven, en las hembras, para la secreción de la leche. Dicho esto, continúo...

Yo quisiera que esa "periodista" me diga que fué lo que le molestó de la foto, porque yo, simple mortal, lo que veo en ella es el acto de amor más puro e incondicional; lo que percibo es entrega, complicidad, ternura, y sacrificio sin dolor, sacrificio con amor. Y digo sacrificio en el buen sentido de la palabra, porque lactar exige tiempo, espacio, tranquilidad. No hay horario para lactar, eres lactante las 24 horas, cuando tu pequeño lo pida, no importa lo que estés haciendo, lo dejas todo y te dedicas a eso.

Señora o señorita no sabía qué escribir y escribí cualquier cosa, perdón, pero es que sigo sin saber su nombre, y es que tampoco me interesa conocerlo. Explíqueme cómo es posible, siendo usted mujer del siglo XXI, sea tan retrógada, ignorante, morbosa y sucia que ve en una foto de una mujer amando a sus hijos, destape, exhibición pública y espectáculo. Porque lo sucio no está en el cristal, si no en los ojos que miran a través de él...y sí, aquí difiero con el principito, porque si las cosas dependen del cristal con el que se miren, el cristal suyo está asqueroso.

Y si tomarse una foto amamantando es todo eso que usted dijo, aquí va la mía de cuando era yo una descocada sexy de porquería, de cuando disfrutaba exhibiendo mis tetas, de cuando era yo stripper, gogo. Sí, porque en algún momento, según sus palabras era yo todo eso, porque me sentaba a dar de comer a mis criaturas sin importar que me viera el vecino, el cartero, el tato o el cuerpo de bomberos completo y no conforme con eso, también me tomé fotos, porque sí, porque quería guardar esa imagen para siempre. Porque Señora mía, lactar es un derecho del niño y un deber de la madre, y no hay momento más hermoso, especial y de mayor conexión que ese, porque a través de él no solo lo alimentas con nutrientes, lo alimentas con amor del bueno. Tanto es así, que cuando estaba en mis destapes y en mis exhibiciones públicas, el padre sentía celos, celos de no tener esa conexión que tenía yo con mis pequeños. O es que acaso no ha visto usted los ojos de un bebé y su madre cuando se están alimentando uno al otro, porque hay un vínculo tan grande en ese espacio de tiempo que, mientras una da de mamar y alimenta al niño, el otro succiona y alimenta a la madre. 

Tengo que aclarar, ya para ir finalizando, que no tengo el gusto de conocer a Laura Castellanos, pero ole por ella y por todas las mujeres que dan vida y amor a través de sus tetas y ole por todas aquellas personas, hombres y mujeres, que ven amor y no ofensa en una mujer lactando.

domingo, 27 de marzo de 2016

Porque aquí lo celebramos todo...



...y cuando digo que lo celebramos todo, quiero decir TODO!!! Navidad, Año nuevo, Reyes, San Valentín, las madres y los padres de aquí y de allí, los cumples, las fiestas patrias de aquí y de allí, si gana el Escogido, el Licey o la roja, la llegada de la primavera y el primer día de verano, cuando neva y cuando sale el sol. Siempre tenemos vino para brindar y Cola para compartir...y si no, pregunten a mi vecina.

Hace casi once años que llegué a esta tierra y una de las primeras cosas que me dijeron era que aquí no se celebraban ni la Navidad, ni los cumpleaños, no sé si quería decir que no se celebraba así no mas, o que no se celebraba como en mi terruño, en todo caso aproveche para sacar mi lengüita bien puesta y afilada y, con mucho respeto y desde el cariño, respondí, pero es que mi casa es territorio dominicano y yo celebraré lo que me venga en gana, digo yo. Y así ha sido desde entonces, no he perdido oportunidad, momento, fecha, ni ocasión para llenar de alegría y júbilo nuestros días de este lado del mundo.

Hace poco le crucé un pedazo de tarta a mi vecina de enfrente, y a parte de darme las gracias me preguntó, qué celebrábamos, yo le contesté que nuestra fiesta de independencia, me miró y me dijo que cómo tenía yo tanto ánimo. Mi vecina es una señora mayor con tres hijas estupendas y varios nietos, que me ha "adoptado" como una hija mas, ella me ha visto llorar de desesperación cuando la situación aprieta y ha visto cómo hemos ido sorteando los obstáculos, solos y lejos de nuestras familias. Me ha dado un abrazo cuando lo he necesitado y me ha abierto las puertas de su casa. Ella, como otros ángeles con forma humana han hecho que la distancia sea más llevadera en ocasiones en las que la soledad te aplasta. Contesté a su pregunta, y añadió que era admirable la capacidad que tenía para encontrar siempre un motivo para celebrar, le dije, y si no lo tengo, me lo invento.

Y es así, si no hay un motivo, nos lo inventamos, el caso es celebrar, convertir un día ordinario en un día extraordinario; una fecha cualquiera, en una fecha para recordar. Porque tengo que crearles recuerdos a mis hijos, porque tengo que lograr que, mañana, cuando sean adultos, no recuerden que estaban solos en los momentos importantes, si no, que su mamá loca hizo una tarta y se empeñó en tomar fotos que inmortalizarán el momento.

Porque mis hijos no tienen un Villa Duarte a donde volver, porque no son consentidos por sus abuelos, porque no conocen lo que es la complicidad con sus tías o lo que es reñir con sus primos. Porque no tienen un verano entre la piscina de Casa de España y la casa de sus abuelas; porque no tienen tardes que saben a café y a galletas con leche condensada; porque no hay angelitos en Navidad, ni regalos de cumpleaños; porque no hay casa de Vanessa y panes con tomate con sabor a familia; porque les ha tocado crecer lejos y, porque no, solos. 

Porque al final recordarán que su mamá tenía una canción para cada palabra; porque era loca y se la pasaba cantando y riendo sin motivo aparente; porque bailaba con el palo de la escoba. porque al final no recordarán que las cosas, a veces,  fueron difíciles, recordarán que siempre fueron muy felices a pesar de todo...por lo menos eso espero y persigo. 

Feliz Pascua de Resurrección!!!

lunes, 14 de marzo de 2016

Hoy lo digo con música...


Recuerdo cuando aún no era madre y solía sentarme en alguna heladería o ir de tarde a alguna plaza, veía a los niños jugando al cuidado de una nana, normalmente vestida de blanco para que se supiera fijo que no era su madre, cosa que no era necesaria, porque si te fijabas un poco, te ibas a encontrar a la mamá del crío, felizmente sentada, vestida de manera impoluta, con unas gafas de sol, despreocupada del mundo, porque, claro, para eso ella pagaba, para que alguien cuidara de su pequeño tesoro. 

Si soltera la estampa me parecía inconcebible, de madre ya ni les cuento. Nunca entendí en dónde radica el placer y la diversión de salir a "pasear" con tus niños y llevarte a la niñera (a veces una por crío) para que sea ella quien se ocupe. Dónde está tu momento para ellos, dónde está el tiempo que le dedicas??? Porque, suponiendo que esas mamás eran igual que yo, tenían un trabajo que le ocupaba ocho horas diarias, cinco días a la semana. 

Puede que para las demás el andar con los niños y su niñera fuera "lo ideal" y "lo normal", yo es que disfrutaba tanto compartir con ellos en los cumples, en el cine, ayudándolos a comer helado, a esperarlos al final del tobogán o abajo en la piscina, que el tiempo se me antojó corto, efímero. Imagínate si esos momentos los hubiese ocupado una niñera...uff!!!

Hoy tengo dos adolescentes, a puntito de empezar a volar y, a pesar de que le he dedicado cada minuto y cada segundo, llegando incluso a dejar a un lado mis sueños y proyectos personales por cuidar de ellos, pienso que todavía pude darles mas de mi, porque estos años se han ido tan de prisa y corriendo, que me parece que apenas era ayer cuando eran dos niños totalmente dependientes de mami.

No sé la edad que tenía cuando escuché por primera vez "No basta" de Franco de Vita, si sé que aún era una joven que no pensaba en casarse y mucho menos en ser madre, pero igual la letra me impactó muy mucho, y me prometí a mi misma dedicarle a mis hijos, el día que los tuviera, cada minuto y cada segundo de mi tiempo y de mi espacio. Aquí les dejo la letra, porque más claro de ahí no lo puedo decir...no soy tan buena escribiendo y mucho menos componiendo. Clic aquí si quieres ver el vídeo oficial.


No basta traerlos al mundo 
porque es obligatorio 
porque son la base del matrimonio 
o porque te equivocaste en la cuenta. 
No basta con llevarlos 
a la escuela a que aprendan 
porque la vida cada vez es más dura 
ser lo que tu padre no pudo ser. 
No basta que de afecto 
tú le has dado bien poco 
todo por culpa del maldito trabajo 
y del tiempo. 
No basta porque cuando quiso 
hablar de un problema 
tú le dijiste niño: "será mañana 
es muy tarde, estoy cansado". 
No basta comprarle todo 
lo que quiso comprarse 
el auto nuevo antes de graduarse 
que viviera lo que tú no has vivido. 
No basta con creerse 
un padre excelente 
porque eso te dice la gente 
a tus hijos nunca les falta nada. 
No basta porque cuando quiso 
hablarte de sexo 
se te subieron los colores al rostro 
y te fuiste. 
No basta porque de haber 
tenido un problema 
lo había resuelto comprando en la esquina 
lo que había, lo que había. 
No basta con comprarle curiosos objetos 
no basta cuando lo que necesita es afecto 
aprender a dar valor a las cosas 
porque tú no le serás eterno. 
No basta castigarlo por haber llegado tarde 
si no has caído ya tu chico es un hombre 
ahora más alto y más fuerte que tú 
que tú...

No, no basta...

sábado, 5 de marzo de 2016

Enemigo silente


Eres un enemigo silente que ataca cuando menos se espera. Te acercas y poco a poco vas ganando terreno, hasta que das la cara, hasta que dices, hey, aquí estoy, mirando de frente y metiendo tanto miedo que solo pueden llorar al notar tu presencia. 

Eres un cobarde, lo sabes, porque solo los cobardes se apoderan así de sus víctimas. Solo los cobardes como tú, atacan como tú lo haces, en silencio, paso a paso, por la espalda. No das la oportunidad de pelear, cuando te presentas, cuando te dejas ver, cuando permites que se te conozca, ya tienes la sartén por el mango, ya las reglas del juego las pones tú, dejando pocas posibilidades a tus víctimas. Aún así, entre lágrimas, por un instinto de supervivencia que le dice lucha, defiéndete, ella decide dar la cara, envalentonarse, secarse las lágrimas y dar la guerra. Mientras, tú, sabiéndote con el mando, te ríes, seguro de tu triunfo...porque al final, lo más probable es que seas tú el ganador. La mayoría de las veces es así, y lo sabes, y tu víctima también lo sabe, y para que no sea así, tendrá que batallar tanto que, en ocasiones, querrá rendirse, tirar la toalla, porque ya no puede más, mientras que tú, tranquilo y apacible, lo más probable es que sigas ganando terreno, si no por un lado, por el otro. Porque eso sí tienes, te la apañas tan bien, que si no ganas por un lado, jodes el otro. 

Eres un desgraciado depredador, que lo mismo te dan las razas, religiones, sexos, que sean niños, adultos o viejos. Lo mismo te da dejar a padres sin hijos, que a hijos sin padres. Atacar, cual hijo de puta, a niños que apenas empiezan, que a viejos que lo que menos se merecen es acabar sus días de esa manera. Te importa poco si es una madre o un hijo. A ti que mas te da, te divierte, te regodeas en su dolor, en su miedo y disfrutas cada estocada, y te vuelves fuerte y te ríes en sus caras. 

Eres un cabronazo, y no, no me disculpo, porque eso es lo que te mereces, solo quieres acabar con ella, con tu víctima, de la peor forma posible, humillando, martirizando, y no te conformas con hacerle daño solo a ella, que todo el que esta alrededor, también sufre, también los esclavizas poco a poco y los pones a tu merced, sembrando el pánico en todos. 

Desgraciado hijo de puta, a mi me quitaste la oportunidad de un hermano, de verle crecer, de verle reír. También le quitaste esa oportunidad a mis padres, y te odio, no sabes como te detesto, por él, por mi hermano, por mi suegro, por mi madrina, por mi prima...te reíste de ellos, te reíste de nosotros y te sigues riendo de todos, porque al fin y al cabo, todos tenemos miedo, porque no sabemos quién será tu próxima víctima. 

Solo espero, algún día, saber que ya no estás, que las noticias digan que, por fin te atraparon y que te tienen encerrado en una mazmorra de la que nunca podrás escapar. Mientras tanto, seguiremos luchando contra ti, seguiremos estando atentos, por si se te ocurre merodear, porque el que seas fuerte no quiere decir que te la vamos a poner fácil. Y Sí, seguiremos luchando, aunque sea por el instinto de supervivencia, y aunque tú ganes terreno y aunque nuestra guerra esté perdida de antemano, iremos a la batalla y daremos la cara, porque no, no te la vamos a poner fácil, ni tus víctimas, ni los que estamos cerca de ellas. 

Esto va por todos aquellos que ya no están, por los que me faltan, por los que lucharon y no ganaron, por los que ganaron y por los que hoy, dan la guerra.

domingo, 28 de febrero de 2016

Te está maltratando...


Hace unas cuantas semanas me tocó ver en el primer programa de la nueva temporada de Salvados (Salvados es un programa de actualidad presentado por Jordi Évole), el caso de una muchacha que había sufrido violencia de género por su novio cuando era adolescente (click aquí). Hace unos días se convirtió en viral la noticia de que Alejandro Sanz paró un concierto porque vio a un hombre maltratando a una mujer en el público, lo echó del lugar mientras le decía “eso no se hace”. Hoy me tope con un artículo de Risto Mejide donde se pronuncia en contra de los casos de la violencia doméstica (click aquí). 

Es increíble que en los tiempos que vivimos esta lacra de la sociedad todavía exista, y no, no tiene que ver con niveles de estudio, ni educación, ni estrato social, esto es un hecho a todos los niveles. El programa en cuestión, Salvados, lo vimos en familia, senté a mis hijos, a los dos, niña y niño a verlo, para que vieran lo que no se PUEDE hacer y lo que no PUEDES dejar que te hagan. Mi abuela, mujer vieja y sabia, decía que a una mujer no se le agrede ni con el pétalo de una rosa. He repetido esta máxima desde que nació, sobre todo el varón, aunque no me canso de repetirle a mi hija que el que maltrata no ama. 

Si no te deja salir con nadie más que con sus amigos, te está maltratando. 

Si sonríes a un conocido al llegar y eso te supone un problema, te está maltratando. 

Si te cela hasta con tu imagen en el espejo y no te deja respirar, te está maltratando. 

Si controla con quien hablas, con quien te juntas, a quién saludas, te está maltratando. 

Si por su causa te has alejado de tus padres, hermanos y amigos, te está maltratando. 

Si vas a un partido de fútbol y él se hace su propio juego en la cabeza y terminas tú siendo la víctima, te está maltratando. 

Si te monta una escena porque llegó a tu casa y te encontró atendiendo una visita, te está maltratando. 

Si sientes miedo de opinar, porque temes que se vaya a enojar, te está maltratando. 

Si accedes a sus caprichos, solo por evitar que te pelee y te arruine el día, te está maltratando. 

Si tus padres, cuando encuentran una brecha, te aconsejan que lo dejes, que te esta haciendo daño, te está maltratando. 

Si te da terror respirar, hablar, opinar, actuar delante de él, te está maltratando. 

Si te sientes que te han cortado las alas y que estas atada, te está maltratando. 

Si no puedes ponerte la ropa que te gusta y tienes que peinarte y maquillarte pensando en no enojarlo, te está maltratando. 

Si se ríe de ti, y te llama estúpida, te está maltratando.

Si te humilla, te hace sentir inferior, si ha minado tu confianza, te está maltratando. 

Si él sí puede tener las amigas que le apetezca y salir con quien le plazca mientras tú estás obligada a quedarte en casa esperando su llamada, te está maltratando. 

Si te llama borracho para insultar y amenazar, te está maltratando. 

Si juega contigo un juego psicológico de “te controlo porque te amo”, te está maltratando. 

Si no puedes comentarle según qué cosas, porque eso lo convierte en un energúmeno, te está maltratando. 

A ti, que aún no has abierto tus alas a la vida, que aún estás aprendiendo, que tienes un móvil, una cuenta de whatsapp, de facebook, instagram, si te revisa los mensajes, si no te deja tener los amigos que te apetecen, si te controla lo que publicas, te está maltratando... 

...y es que, a veces estamos tan equivocados que pensamos que maltratar y ser violento con otra persona solo tiene que ver con pegar, con agredir físicamente, sin pensar que el que maltrata de manera verbal o psicológica es tan agresor y abusador como el que pega. Créeme, sé de lo que hablo. 

Este post va dedicado sobre todo a mis hijos, para que jamás se conviertan en maltratador, ni en maltratada...o viceversa, maltratadora y maltratado, que la violencia de género, como el cáncer, tampoco distingue sexo.

domingo, 21 de febrero de 2016

...y mi mundo cambió.


El mundo te cambia...

Cuando empiezas a inflarte como un globo y eso te hace inmensamente feliz.

Cuando empiezas a preocuparte por alguien a quien todavía no has visto.

Cuando comienzas a amar a una persona a la que no conoces.

Cuando te pones el cinturón de seguridad y disminuyes la velocidad, porque ya no vas sola en el carro.

Cuando prefieres irte directamente a casa a cambiar pañales, en vez de quedarte a tomar un trago con los compañeros del trabajo.

Cuando un raspón en una pequeña rodilla y unas lágrimas de dolor se sienten como una puñalada en el corazón.

Cuando dejas de comprarte zapatos y bolsos y compras monitos y baberos.

Cuando tus noches de juerga y cine con los amigos se transforman en noches amamantando y jugando con personitas que apenas abren los ojos.

Cuando cambias a Gabriel García Márquez por Teo y Franklin la tortuga.

Cuando cambias las canciones de Joan Manuel Serrat y cantas con Pepito Grillo.

Cuando te sabes la programación de Discovery Kids mejor que la de HBO.

Cuando el cine se convierte en una extensión de Disney World.

Cuando cambias un buen restaurante por un Mc. Donalds.

Cuando tus hobbies pasan de leer un libro a jugar a la cocinita y a los cochecitos.

Cuando un par de piecesitos y manitas se convierten en tu obsesión.

Cuando dejas de dormir para cuidar su sueño.

Cuando empiezas a “hacer las pases” con las barbies y las consolas.

Cuando jugar tiene color, forma y tamaño de Lego.

Cuando empiezas a entender Star Wars y lo que es un penalti.

Cuando no te importa que unas pequeñas manitas te llenen de caramelo y helado.

Cuando todos tus sueños profesionales y personales los dejas a un lado, para soñar y vivir sus sueños.

Cuando la palabra sacrificio no existe si es por y para ellos.

Cuando te ves esas cicatrices y te las ves hermosas.

Cuando la palabra MAMÁ tiene un nuevo significado y cuando la palabra HIJO adquiere una nueva dimensión.

Cuando la frase AMAR SIN MEDIDA cobra sentido.

El mundo cambia y se vuelve perfecto, cuando dejas de vivir para ti y vives para ellos...

domingo, 14 de febrero de 2016

14 de febrero...



Afuera llueve y dentro hace frío, parece que, por fin, el invierno se va a hacer presente. El calendario dice que hoy es domingo, 14 de febrero, día de San Valentín...para mi, sobre todo es domingo, un día más, que gracias a un monje llamado Valentín, usamos para celebrar el amor.

Siempre he dicho que el amor no tiene un día, ni una fecha, pero también entiendo que haya un día especial en el que se resalte. No regalo, tampoco espero que nadie lo haga, ni siquiera Flobre, prefiero un café en la cama, un beso, un te quiero, porque de qué me vale un regalo si el beso y el te quiero brillan por su ausencia.

Llueve y el día se presta para estar un poco "blue" pensando en lo que quedó atrás, sintiendo la distancia grande, pesada y un poco dolorosa. Sí, hoy estoy un poco "blue". Hoy es un día especial en casi todo el mundo, pero en mi terruño es mucho más especial, allí se celebra el amor en todo el sentido de la palabra, el amor entre amigos, entre hermanos, no solo el amor entre un hombre y una mujer, y el "detallito" te llega, incluso de tu jefe, sin dar pie a ningún tipo de error...porque se celebra el amor!!!

Mi madre me llamó el viernes por San Valentín, se confundió porque mis sobrinos lo estaban celebrando en el cole con canciones, regalitos sencillos, que consisten en un chocolatito, una flor, una tarjetita hecha, normalmente por ellos...y no puedo dejar de pensar en cuando mis hijos lo celebraban con sus amiguitos en el cole, y cuando yo le celebraba con mis amigas en el cole, en la oficina, o cuando mi madre me despertaba con una notita en el espejo que decía "Feliz día del amor y la amistad" y un corazón al final de la frase, no había regalo más hermoso y más valioso.

Sí estoy "blue" y mis manos están llenas de lágrimas que me caen de los ojos, porque, a veces siento que hay amores que me quedan un poco lejos...

Pero hoy toca secarse las lágrimas y sonreír, porque tengo grandes amores muy cerca, tengo a mis hijos que son mi mejor caja de bombones, a Toby que es mi peluchito y a Flobre que es mi ramo de flores, mi anillo de diamante, mi brazalete de oro.

No, no necesito regalos, el mejor regalo ya lo tengo, viene en forma de amigos, de hijos, de padres, hermanos, primos...y de compañero perfecto.

Feliz día para todos, porque el amor si no necesita un día, tampoco necesita un estatus...Feliz día del amor de amigos, hermanos, compañeros de vida, de padres, de primos, de cuñados, y de mascotas!!!

domingo, 7 de febrero de 2016

Un primer paso...


En la vida todo es empezar decía mi abuela, mujer vieja y sabia. Subir una escalera empieza por el primer escalón, escalar una montaña, iniciar un camino, todo empieza con un paso. Lo difícil es darlo, empezar, comenzar, creer que puedes, saber que puedes. 

Cuando empezamos a caminar, cuando bebés, nos caemos, somos inestables, parecemos pequeños borrachos tratando de mantenernos en pie. Luchamos por mantener el equilibrio, y no importa el número de veces que nos caigamos, no dejamos de intentarlo hasta que lo logramos. 

Hoy me levanté preguntándome qué nos pasa a medida que crecemos que nos volvemos cobardes. Cuándo empezamos a perder la confianza en nosotros mismos y le dejamos paso al miedo. Cuándo entramos en la zona de confort y porqué no nos decidimos a salir de ella, hasta que una situación adversa y ajena a nosotros mismos nos obliga. Tiene que pasar algo, perder el trabajo, cambiar de ciudad, una crisis económica...un punto de inflexión que marque un antes y un después. Estoy hablando desde mi propia experiencia, luego de todos mis antes y después... 

Y es que mi vida ha sido un constante redescubrirme, reinventarme; un constante cambiar de rumbo, de inventar nuevas posibilidades, de indagar nuevos caminos. Mi vida está llena de un primer paso, gracias a Dios... 

Recuerdo cuando mi madre me preguntaba que cuándo me casaba, yo no tenía ni novio, y le decía, eso no está entre mis planes. Le tenía terror a salir de mi zona de confort. Compartir mi vida, perder mi libertad por siempre y para siempre. Tener que compartir mis cosas, mi espacio, mi cama, con lo egoísta que he sido siempre con lo mío, me sonaba a chino. Camino a la iglesia, con el que estaba segura era mi mejor elección porque lo amaba y no tenía duda de ello, me plantee seriamente salir corriendo. Sin embargo di el primer paso, llena de miedo, de dudas, de "no sé si lo lograré", y aquí estoy, sumando pasos, escalón a escalón, me caigo, me levanto y sigo en el camino.

Así mismo debo decir que cada crisis económica que he vivido, ha significado un antes y un después. Gracias a ellas, descubrí una “diseñadora” nata dormida entre mis venas y una “organizadora de eventos”. A raíz de no tener dinero para celebrar los cumpleaños de mis hijos, me reinventé y empecé a diseñar y a imprimir las invitaciones, empecé a ser yo quién se encargara de decorar sus fiestas...antes las pagaba, antes parecía que el dinero me sobraba. También por una crisis, empecé a hornear los bizcochos para nuestras celebraciones, a falta de no poder comprarlos ya hechos, porque me suponía un gasto importante...además los míos me quedan mejor, a donde va a parar. 

No pensé jamás, ni siquiera me lo planteaba, vivir tan lejos de casa, sin embargo aquí estoy, echándole pecho. Ese viaje empezó haciendo unas maletas, que a cada cosa que le metía más miedo sentía. Lloré todo el viaje, tenía terror, no sabía a lo que me enfrentaba, y aún tuve más miedo al llegar y ver que todo era muy grande y yo era muy pequeña. Otro antes y después. 

Y los antes y después de este lado son muchos, tantos que igual no me puedo acordar de todos. Aquí me he vuelto más humilde, más tolerante, más sumisa. Ahora soy menos exigente, más paciente, más flexible. Tuve que aprender, paso a paso, que de todo se sale, con perseverancia y constancia. Que, como dice mi madre, otra mujer vieja y sabia, la desesperación va de la mano del fracaso. Aquí he desarrollado habilidades que jamás creí podría llegar a hacer y, lo mejor de todo, soy feliz haciéndolas. Aquí hago ganchillo, horneo pasteles y galletas, preparo mis mermeladas, mi crema pastelera, mi dulce de leche y hasta mi leche condensada...y todo a partir de un primer paso. 

Soy la prueba viviente que el primer paso, aunque con miedo, hay que darlo. Hay que empezar ese curso, ese proyecto dormido, hay que atreverse a ir a por tu sueño, ese que te hace vibrar, pero que te da vértigo empezar. Hay que empezar a subir la escalera, hay que empezar a escalar la montaña. 

Hay que intentarlo una y otra y otra vez, no importa las veces que caigas, y aunque parezcas un borracho dando tumbos, hay que darse la oportunidad de lograrlo.