domingo, 5 de junio de 2016

Una historia, una canción: Love is in the air


El año 1996 fue un año de esos que marcan, como aquel verano del 90, este también había sido un buen verano. 

Mi cuadrilla se había quedado, con el tiempo en tres, Flobre, René (mi otro mejor amigo) y yo. Los tres trabajábamos, y como amigos salíamos de domingo a domingo, unas noches al cine, otras a cenar, otras a tomarnos algo, el fin era salir, divertirnos, pasárnosla bien. 

No tengo que decir que Flobre seguía enamorado de mí y yo seguía sin hacerle caso alguno. También tengo que decir que desde aquel septiembre del 90 nunca más se tocó el tema entre nosotros...nunca más hasta 1996. El había tenido su novia y yo mis novios. Sí, así mismo, en singular y en plural. 

Nunca dejamos de salir en esos seis años, y mi novio de turno tenía que acostumbrarse a ellos dos y ellos dos tenían que acostumbrarse a mi novio de turno, y ay de aquel que se lo ocurriera celarme con alguno de los dos, sobre todo con Flobre, lo mandaba por un tubo. A mi, o me querían con ellos dos o no me querían, y si ellos no le caían bien ya se podían ir a la Patagonia a freír monos. 

Pues por aquí empieza esta historia. Mi último novio, quien a pesar de tenerlo todo a favor, no me había durado ni seis meses completos, porque no era el momento, porque yo no estaba preparada, porque no había química, porque yo fui una bruja con escoba y verruga, o porque él no supo mantener el encanto, vaya usted a saber porqué. Habíamos terminado a finales del 1994, 24 de diciembre para ser exactos, no de muy buena manera, pero pasado el tiempo y después de hablar, empezamos a salir como amigos, alguna vez intentamos volver, pero yo me frenaba en seco cuando venía el siguiente paso, hasta que él se cansó de intentarlo y se buscó una novia. Entonces a mi se me revolvió todo, cuestión de orgullo supongo, y me dio por querer conquistarlo, o mas bien reconquistarlo. 

Alguna vez he contado lo buena niña que he sido siempre y lo mucho que abusé, como amigo, del pobre Flobre. También les he dicho que con Flobre siempre conté para todo, para todas y cada una de mis locuras, que lo de que estaba enamorado de mi quedó en un último plano y que el tema ya ni se tocaba. Que era mi cómplice, mi compañero de travesuras, ese amigo que estaba dispuesto a todo por mí. 

En mi afán por reconquistar a mi ex, entre una salida y otra a la semana le llamaba y le decía “Flobre qué haces...vamos a Casa de España a ponerme donde el capitán me vea”. “El capitán” siempre estaba en Casa de España, así que era una apuesta segura que nos encontráramos con él. Yo hacía gala de mis mejores dotes, y, con “lo primero que agarraba del armario” bajaba perfectamente vestida y maquillada a “pasar un rato”. No lo saludaba, no le miraba, porque él andaba con su actual novia y menuda era ella, pero sí me ponía lo suficientemente cerca como para que me viera SÍ O SÍ. Además, estando con Flobre, que no pasara de mi era algo seguro. 

Un sábado de tantos había no sé que cosa en el área de la piscina y fuimos todos, papi, mami, Flobre, René, Lourdita y yo. El área donde era la actividad no era muy grande, por lo que la mesa de la familia de mi ex, con mi ex y su novia incluidos, nos quedaba justo al lado, quedamos tan juntos que podíamos escuchar, sin mucho esfuerzo lo que hablaban entre ellos. Me levanté y me apoyé en la barra del chiringuito de la piscina, de manera que la mesa en cuestión me quedara de frente. 

Sonaba la música del disc jockey, y él estaba pendiente a su novia, su novia pendiente a mi, mientras le hacía carantoñas, y yo pendiente a él. Flobre que siempre ha sido Flobre, me mira, nos mira, ve la escena y el ambiente y empieza a cantar “Love is in the air, everywhere I look around, love is in the air, every sight and every sound...” mientras, con una gran sonrisa me miraba a mi, y de reojo a la mesa que nos quedaba en frente. 

Desde entonces es una canción que, cuando la escuchamos, nos acordamos de aquella estampa y nos provoca reírnos. Cuando alguna vez le pregunté a Flobre que porqué me llevaba a ponerme donde “el capitán” me vira, me contestó, " tonta tú, tú ibas a que “el capitán” te viera y “el capitán” siempre te veía conmigo...el trabajo se hizo solito" 

Y es por eso que Love is in the air tenía que formar parte de nuestra banda sonora...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta!!!

Ana Maria Herena