jueves, 31 de diciembre de 2009

Mi próposito para el 2010....

Como todos, en estos días he tratado de hacer balance del 2009, y debo decir, que a pesar de todo ha sido un año bueno; un año donde han habido mas sonrisas que lágrimas; un año en el que, como familia, hemos pasado un poco de todo; un año en el que ha llovido y ha habido tormentas, pero en el que, también, ha salido el sol y un gran arco iris ha coronado nuestras vidas; un año en el que hemos recibido muchas bendiciones, porque seguimos vivos, fuertes, unidos y llenos de salud; un año en el que hemos aprendido, crecido y nos hemos hechos mas fuertes como personas y como familia.
Hoy estamos preparados para recibir el 2010, y lo recibiremos con la certeza de que será un año mejor que el anterior; un año cargado de sorpresas y de momentos por vivir. No digo que será un año simple, ni siquiera será un año fácil; pero valdrá la pena vivirlo a plenitud.
Ya tenía una larga lista de propósitos para este año, pero la he borrado, porque este año lo único que voy a hacer es vivir y lo haré de la mejor manera posible: con una gran sonrisa y segura de que lo que vendrá, convendrá y de que cada lágrima, cada sonrisa, cada obstáculo me hará más fuerte y más sabia.
El Señor les bendiga y que el año 2010 les traiga paz, salud, amor y prosperidad.
Feliz 2010.....

martes, 17 de noviembre de 2009

La navidad dominicana en familia.

Ya se acerca la navidad, y no hay nada como vivir estas fiestas con la familia, creo que nunca me acostumbrare a estar lejos de los míos para esta fecha. Aquí la pasamos bien, no puedo decir que no, teniéndonos los cuatro, que mas podemos pedir. Pero si que se echa en falta el calor de la familia, las fiestas, la cena, las luces, los regalos.

Cuando empieza el mes de noviembre no puedo dejar de pensar, que mi país ya está en navidad, que mis calles están llenas de colores, luces y fiestas. Todos empiezan a prepararse para las fiestas y en las casas el árbol de navidad y el nacimiento ya son parte integrante de la familia. Y es que en Rep. Dominicana, la navidad llega pronto y se despide después de reyes. A los dominicanos nos gustan estas fiestas, y tal parece, que en esta época, olvidamos nuestros problemas por un momento y nos dedicamos solo a ser felices y a compartir todos como hermanos. No faltan las cenas de empresas, los aguinaldos, el ponche, el té de jengibre, los pasteles en hoja, el puerco en pulla, las veladas en el cole, y los niños vestidos de angelitos, pastores, Jesús y María en un nacimiento viviente que igual se repite año tras año, pero que emociona igual verlo. Da gusto pasear por las calles en este tiempo, porque en cualquier lugar donde vayas: bancos, ferreterías, jugueterías, centros comerciales, supermercados, etc. se respira navidad; en las calles suenan melodías navideñas desde muy temprano en la mañana, hasta muy tarde en la noche. Y es que, donde quieras que llegas, escuchas música y villancicos, y el país es una fiesta constante, desde principios de diciembre hasta mediados de enero.

En estos días suelo sumergirme en mis recuerdos y siento el sol tibio y la brisa fresca que sopla en esta época. Cierro los ojos y me voy al malecón, me subo a mi carro y dejo que el sol me pegue en la cara y que la brisa navideña me acaricie el pelo. Luego los abro y estoy aquí, con este frío que cala los huesos, me meto debajo de la manta y vuelvo a cerrar los ojos para soñar.

Recuerdo las navidades de mi niñez; sabía que había llegado, cuando en "La Opera", la tienda de enfrente de mi casa, comenzaba a sonar "el burrito sabanero", y cuando, de madrugada empezaban a sonar los martillos para construir los tarantines que llenarían las calles, dentro de poco, de uvas, manzanas, pera, frutos secos, fuegos artificiales y juguetes. Las calles comenzaban a oler a manzanas y pólvora, y la música y la alegría comenzaban a invadir los rincones. Ya empezaban a bajar los reyes, ya llegarían pronto las fiestas, y ya comenzabamos a escribir las cartas llenas de sueños e ilusiones. En el colegio no faltaban las veladas, yo siempre iba de pastorcita o angelito; recuerdo de manera especial aquella en la que mi hermanito Ninín, hizo de Niñito Jesús, no paraba de llorar, pero fue la mejor presentación de un nacimiento viviente que haya visto jamás en el cole.

Siempre he vivido esta época en familia, entre abuelos, tíos y primos. En vísperas de navidad, en casa de mi abuela empezaban los preparativos desde muy temprano para la cena: había que asar el cerdo, hacer los pasteles en hojas y los pastelitos; veía a mi abuelo llegar con las cajas de frutas, a mi abuela, pendiente de la comida, y a la tía Lourdes encargada de la limpieza y puesta a punto de la casa. Nosotros los niños, ayudábamos como podíamos, rindiendo en el medio para hacer el día un poco más deportivo. En la noche llegaban los tíos y los primos a cenar, y nos confundíamos todos entre música, comida, frutas y dulces. En estos día el tío José y el tío Toño, compraban fuegos artificiales y nos divertían a todos poniéndolos a explotar; a los niños nos daban los famosos "garbanzos" y las "patas de gallo", que eran los mas inofensivos.

Mis días de reyes también eran vividos de manera intensa y con mucha ilusión; el día cinco en la tarde íbamos con mi padre a Villa Duarte, a casa de la Tía Italina, a buscar la hierba para los camellos; a los reyes les comprábamos ron y cigarros para que descansaran un poco al llegar a casa, antes de seguir su recorrido; la cabalgata de los reyes pasaba por debajo de mi balcón, por lo que yo la veía, año tras año, en palco de preferencia junto a mis primos. Mi madre, trabajaba hasta la madrugada, así que llegaba justo a tiempo, antes que los reyes nos pusieran los regalos; digo yo que dormiría poco en ese día, porque si subía a las cuatro de la madrugada de trabajar, y nosotros nos levantábamos a las seis de la mañana a destapar regalos, ya me dirán ustedes lo que dormiría mi pobre madre.

Fueron años de absoluta felicidad. Pero los abuelos murieron, y las navidades de mi niñez desaparecieron para volver a resurgir años después con los primos y tíos. Comenzamos a jugar “los angelitos” en familia, desde el mas pequeño hasta el mas viejo; nos divertíamos como enanos haciéndonos travesuras unos a otros, y era emocionante ver la cara de los más pequeños cuando recibían sus regalos, era como el anuncio de Mastercard, algo que el dinero no puede comprar. De todo, es lo que mis peques más extrañan, ese momento en familia, donde más que lo que recibías, era lo que compartías.

En la víspera de navidad, nos reuníamos todos en casa de Tico y Vanessa, para compartir en familia la cena de navidad, donde compartíamos, no sólo un plato de comida, sino un año mas de unión, amor y paz; luego de la cena venía el desenlace del angelito que habíamos venido jugando, todos, desde hacia un mes atrás; era el momento de los regalos, los adultos nos volvíamos pequeños y nos divertíamos como niños chiquitos. Los mas pequeños, esa noche, juntaban tantos regalos, que los ojitos y las manitos no les daban para tantos juguetes.

En noche vieja, los jóvenes cenaban en casa, y luego se iban de fiesta hasta el amanecer del otro día. Ya casada, era la fecha que pasábamos en casa de los padres de Flobre, cuando llegábamos estaba mi Don Flobre sentado en la galería, esperando a sus hijos y a sus nietos, con la radio encendida a todo volumen sintonizando “Cima Sabor Navideño”, que era la que daba las campanadas del nuevo año; risas, llantos y buenos deseos se confundían entre abrazos al momento de llegar el año nuevo y de felicitarnos unos a otros para desearnos lo mejor en el año siguiente.

No puedo dejar de mencionar el día de reyes con mis hijos en casa de los abuelos, era una postal de verdadera unión familiar sentarse en la galería de casa de mis suegros y disfrutar junto a una tacita de café recién colado y un trozo de pan de maíz, de la cara de mi suegro disfrutando de todos sus nietos jugando en el jardín, con los regalos que ese año habían traído los reyes magos.

Espero un día volver a sentarme junto a los míos y disfrutar nuevamente de los pequeños detalles: los eternos pleitos entre Evelyn y Tico, la ya famosa bendición de los alimentos de Tony, los eternos cuentos de Purita y Evelyn, que deben vivir mas a prisa que yo, o deben ser monologuistas natas, porque con ellas dos no reírse es imposible; espero volver a comer moro de guandules, ensalada verde, ensalada de papas, pasteles en hoja, cerdo asado; quiero disfrutar, otra vez, de la cara de mis hijos y sobrinos, al momento de abrir sus regalos. Quiero volver a vivir la competencia sana entre mi cuñada y yo de quien pondría antes el árbol de navidad y quien lo decoraría mejor ese año. Quiero disfrutar nuevamente de mis calles, mi tibio sol y mi brisa fresca en mi pequeña isla, junto a los míos.

Felices fiestas familia y amigos, que en estas navidades el Señor nos llene de bendiciones y haga renacer en nuestros corazones ese espíritu de amor y paz que nos embarga a todos en estas fiestas.

Nota: Si hablo en pasado, no es porque no lo sigan celebrando así, es que ya nosotros no estamos allí; nosotros y otros mas, ya no estamos allí para vivir todo esto. Tony, Purita, Evelyn, Carolina...., creo que hablo por todos y cada uno en esta entrada.

FELIZ NAVIDAD, FAMILIA, ESTÉN DONDE ESTÉN.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

12 años y contando!!!

Acabamos de cumplir, el ocho de noviembre, doce añitos de feliz matrimonio, pienso que es una buena ocasión para contarles a mis hijos cómo se conocieron y se casaron papi y mami. Hubiese sido ideal que esto se publicara el domingo pasado, fecha de nuestro aniversario, pero tuvimos problemas técnicos: nuestro ordenador estaba interno, tenía un virus mu'malo.

Como todo cuento de hadas con final feliz comenzaré mi historia así: Había una vez una muchacha y su mejor amigo. Se conocieron cuando estudiaban en la universidad, en el verano de 1988, ella dice que en una cola esperando para pagar la inscripción, él dice que en la cafetería cuando ella hacia tiempo para entrar a clases. Los presentó un amigo en común que pronto se convertiría en el primero de unos cuantos novios que “el mejor amigo” de la muchacha conocería. Ella, alta, blanca, delgada, de pelo largo negro y ojos pequeños, tenía una personalidad un poco especial, un carácter fuerte y dominante, un poco producto de los genes, la educación familiar y las monjas del colegio. El era más bien regordete, de estatura media y con una personalidad un tanto chabacana. Al principio a ella no le caía muy bien, porque lo consideraba metiche y demasiado simpático y confianzudo para sus gustos. A él, según, sus propias palabras, le gustó desde el principio, aunque admite que no fue amor a primera vista; también admite que lo que mas le gustó de la muchacha fue su carácter, con todo lo que ello implicaba. Pronto comenzaron a compartir amigos, música, películas y mucho tiempo juntos. Ella tenía novio, pero él era su mejor amigo, al que le contaba todo y con el que se dormía a altas horas de la madrugada hablando por teléfono; llegaron a conocerse tanto el uno al otro que los secretos dejaron de existir entre los dos.

Para verano del 1990 ya eran inseparables, él se hizo amigo de sus amigos y de sus novios. Las amigas y las hermanas de ella le decían: “ese muchacho esta enamorado de ti” lo que ella negó hasta el cansancio alegando “somos solo amigos, nos queremos como hermanos”. Tanto le insistieron, que ella le preguntó si era cierto, lo que él negó a tajantemente; para cuando se le declaró la primera vez, el 08 de septiembre de 1990, ya era demasiado tarde, ya tenía novio (el segundo en la cuenta). Para ella fue terrible saber que le estaba haciendo daño, pero no lo podía ver sino como amigo, su mejor amigo, su hermano.

Continuaron como amigos, él, como siempre le dijo, un paso detrás de ella y a su lado cuando ella lo necesitaba. Para ella se había convertido en la persona más cercana, la mas importante, ese amigo a quien confiarle todo, ese amigo que no necesitaba hablar cuando ella se sentía mal, con solo un abrazo de él los problemas parecían pequeños; se había convertido en ese amigo inseparable, insustituible…..pero solo un amigo. Siempre juntos, ella con su vida, el a su lado. Pasaron los años, se había terminado la universidad. En esos años hubo de todo, riñas, desencuentros, peleas entre ellos. Cuando ella hizo el acto de graduación, en 1994, el no fue porque estaban disgustado, le envío una tarjeta en la que se hizo presente, pero es el día de hoy en el que ella siente que ese día faltó una de las personas más importante para ella, alguien con quien habría querido compartir ese momento especial. A pesar de todos los desencuentros, siempre se reconciliaban y volvían a convertirse en los mejores amigos; pero ya no estaban en la universidad, ya se veían menos, los amigos de ambos ya no empezaban a ser los mismos, los gustos de ambos habían cambiado y empezaron a distanciarse; de vez en cuando salían a dar una vuelta o iban al cine, pero parecía que cada uno había empezado a hacer su vida: ella tenía un nuevo novio (tercero en la lista), con el que parecía se casaría, él tenía novia con la que llegó a pensar en casarse. En 1996, se produjo una especie de reencuentro entre los amigos; ella había cambiado de trabajo y ahora trabajaban muy cerca; comenzaron a Salir a almorzar, primero los viernes, luego todos los días de la semana. Después él la buscaba al salir de la oficina para llevarla a casa; all principio solo la llevaba hasta la puerta de la casa, mas adelante ya pasaba y se sentaban un momento a hablar; después, pasaron a dar una vuelta antes de llegar a casa, tomaban un café juntos, un helado, veía un atardecer, llegaban a casa y se despedían, él la llamaba al llegar a su casa, ella le contestaba; al otro día él le llamaba a la oficina para preguntarle cómo había dormido. Así, poco a poco, sin proponérselo él y sin quererlo ella, se hicieron inseparables, pero ya no eran solo los amigos, parecía que nacía algo mas entre ellos. Ella estaba renuente a enamorarse, no le había ido bien con los anteriores novios: muy machistas, celosos y castrantes; él estaba dispuesto a conseguir que ella rehiciera su vida, sino con él, con alguien que la quisiera y a quien ella quisiera. Tanto le quería que sólo quería verla feliz, realizada personal y profesionalmente. En 1996 volvió a declarar su amor a su eterna amiga, y su eterna amiga, una vez mas, le dijo que no, que era imposible, que ella no le podía ver mas que como a un amigo, que se olvidara de ella…..en fin, no le dejo la mas mínima esperanza. Una vez mas estaba como al principio, él enamorado de ella y ella renuente a enamorarse de él. Pero algo había cambiado para entonces, el amigo incondicional se convirtió en el compañero ideal; con su ternura, paciencia y cariño había logrado hacerse imprescindible para ella, tanto que sin ella darse cuenta se había enamorado de él.

Pero, aunque ella por fin parecía que le correspondía, aún no se decidía. Tenía mucho miedo, y antes de decirle el sí definitivo lo tuvo entre dos aguas durante un buen tiempo. Mientras tanto, ella le vigilaba, le estudiaba, le analizaba; esta vez no quería equivocarse, esta vez no le diría que sí a nadie que no se lo mereciera, además, esta vez, si decía que sí, se casaría. Ya no quería mas novios fugaces, por eso se tomo todo su tiempo; cuando estuvo segura de su amor, paciencia, cariño.....entonces le dijo que sí e inmediatamente fijarón la fecha de matrimonio: se casarían un mas tarde.

Las amigas no podían creerlo cuando se los contó, ponían en duda el éxito de esta empresa. Hablaron con ella, le preguntaron si estaba segura, si realmente le quería.....alguna le pidió, incluso, que no le hiciera daño, que era un buen muchacho y que le quería de verdad. Ella no podía culparles, al fin y al cabo, había sido la "chica mala" de toda esta historia.... Como todo cuento, este también tiene un final feliz, el 08 de noviembre de 1997, 13 años después de haberse conocido y contra todos los pronósticos de ella y de los amigos, la muchacha y su mejor amigo se casaron, fueron felices y comieron perdices.....y, ahora, tendríamos que decir: colorín, colorado, este cuento se ha acabado; pero no es así, es aquí cuando empieza la verdadera historia de dos amigos que un día decidieron casarse y decidieron ser felices.

Han pasado doce años desde aquel 08 de noviembre, y si volviera atrás volvería a vivir tal cual cada momento, cada situación, cada detalle. Son doce años de feliz matrimonio; hemos tenido problemas y dificultades, como toda pareja normal, pero siempre salimos adelante juntos con cariño, amor y respeto. Me casé con el mejor de los hombres, me tomé mi tiempo, pero me casé con mi otra mitad, mi media naranja, mi complemento. Me casé con mi mejor amigo y así hemos seguido, porque además de esposos y padres, seguimos siendo cómplices. Gracias, marido, por dejarme ser, por no cortarme las alas, porque me dejas volar, porque contigo puedo ser yo misma, puedo contarte cualquier cosa porque sé que no te enojaras, ni me celarás, ni me reñirás. Nos reímos juntos, lloramos juntos: somos dos en uno, tanto que a veces nos leemos el pensamiento. Superaste por mucho a todos, tal vez no eres el mas guapo, pero sin duda alguna, eres, por mucho, el mejor de todos. Gracias, a ti te debo lo mejor de mi. Esta, mis pequeños es, a grandes rasgos, la historia de cómo papi y mami se conocieron y se casaron. Seguro que hay muchos pequeños momentos, no menos importantes, que he pasado por alto y es que trece+doce años dan para mucho. Tenemos canciones, momentos, anécdotas con las que podría escribir un libro. Y seguro, los amigos comunes tienen muchas cosas que contar.

A todos los que nos conocieron durante todo este proceso, los que estuvieron cerca de nosotros los que compartieron estos años, pueden dejarnos sus comentarios, para que los pequeños se enriquezcan mas sobre la historia Mari-Flobre.

Besos a todos y a ti FELIZ ANIVERSARIO, espero multiplicar por cinco estos doce años juntos.

jueves, 1 de octubre de 2009

La herencia de mis padres

La herencia que me dejaron mis padres, será la herencia que les dejaré a mis hijos. Mas que una herencia es un legado. Mis padres me dejan: una buena educación, y cuando hablo de buena educación, no me refiero a haber estudiado en el mejor colegio y en la mejor universidad; esto es solo un complemento. Porque es que ser educado no es tener las paredes llenas de títulos. Ser educado es saludar al llegar, dar las gracias, respetar y cuidar a nuestros viejos, no tocar lo ajeno, pedir disculpas cuando hemos cometido un error, pedir permiso al pasar, respetar al prójimo sin importarnos ideologías políticas o religiosas, sin importarnos su color de piel o su equipo de fútbol favorito. Es que ser educado no es un título que podemos obtener en un centro educativo, es el título que nos dan nuestros padres. Esta es la herencia de la que les hablo, ese es el legado que quiero dejarles a mis hijos. En esta entrada me apoyaré en unos artículos que escribe Alexis, el papá de Gabriela, una compañerita del cole de Ma. Eugenia en Santo Domingo.

De lo primero que les hablare, es de mi papel de madre. Soy la madre de mis hijos, no su amiga: los educo y les riño como su madre, les hablo y les aconsejo como su madre y los abrazo y los beso como su madre. Por esto, a veces soy la mas buena y la mas guapa; otras soy la peor persona del mundo.

Recuerdo una ocasión, siendo Ma. Eugenia muy pequeña, apenas sabía hablar, yo le había reñido por algo que hizo mal, ella me dijo: “yo soy un regalo de Dios, y tu no puedes maltratarme, porque Dios no quiere que me maltrates, Dios quiere que me quieras y me cuides, para eso Dios me regaló a ti”. Tenía apenas tres años cuando me dijo estas palabras. Yo me quedé mirándola, primero asimilando lo que esa niña de apenas tres años estaba tratando de hacer, manipularme con las palabras que yo le decía desde que era un feto: “Eres mi regalo, el regalo que el niño Jesús me envía por adelantado. Eres mi muñeca que Papa Dios me regaló para yo jugar con ella”. Luego de asimilarlo le respondí: “Si, es cierto que Papa Dios me dijo que eras un regalo y que tenía que cuidarte; pero también me dijo: este pequeño regalo que te doy es para que le cuides y le protejas; pero tienes la misión de sacar algo bueno de ella; tienes que lograr que sea una persona de bien”.

Desde entonces, mis hijos, han tratado de manipularme mas de una vez: “me voy de casa y no vuelvo mas”, la mami que les saca afuera con lo puesto y dejándolo fuera le cierra la puerta; “voy a hablar con la trabajadora social para buscar una mama mejor”, la mami que le lleva al día siguiente a la puerta de la trabajadora social y le dice que le toquen para que entren a hablar con ella; “eres la peor mama que pude tener”, la mami que responde “pues te jorobas, porque aún después que me muera, continuaré siendo tu madre”; y así infinidad de cosas que tratan de hacer, como hijos, para manipularnos a nosotros, sus padres; está de nosotros dejar que lo hagan.

Otro punto es el tema de esas “tonterías”, como son sacapuntas, lápices, borras, reglas, etc., que aparecen en las mochilas de nuestros hijos, que nosotros no les hemos comprado y a la que les damos poca o ninguna importancia; esas “tonterías” que con los años y la edad, se convierten en los grandes desfalco a los bancos. Me pueden llamar exagerada, pero en algún momento empezamos a torcer las ramas. Esto me lo hizo entender mi madre, cuando tenía yo alrededor de nueve años.

Recuerdo que mi madre regresó de trabajar y encontró entre mis útiles escolares un sacapuntas amarillo, de plástico, de estos de “para tirar, luego de usar una vez”; me preguntó, dándome el beneficio de la duda: “¿De dónde sacaste esto, Teresa?, Yo, creyendo engañarla, le dije: “es mío, tu me lo compraste”; vuelta a empezar: “Yo no te compré esto, ¿qué de dónde lo sacaste? Yo sin otro remedio, confesé y le respondí que se lo había cogido a una “amiguita” sin que se diera cuenta. Les aseguro que, en ese momento, habría preferido tres correazos a lo que vino luego: Se le desorbitaron los ojos, se le enrojeció la cara, se le saltó la vena aorta, y casi, casi echo espumas por la boca y encorvándose hasta colocar su cara frente a la mía y marcando con el dedo índice cada sílaba, me dijo:

“¡¡¡¡QUE SEA LA ULTIMA VEZ, LA ULTIMA, ME ENTEDISTE!!! QUE SEA LA ULTIMA VEZ, MARIA TERESA DIAZ VAZQUEZ, QUE TU HAGAS ALGO COMO ESTO. ¡¡¡ESO ES ROBAR!!! Y EL QUE ROBA ES UN LADRON. SI USTED COGE UN ALFILER, UN ALFILER QUE NO SEA SUYO ESTA ROBANDO. Y EMPEZAMOS ROBANDO UN ALFILER Y TERMINAS ASALTANDO UN BANCO. ESCUCHASTE LO QUE TE DIGO, NO LO VUELVAS A HACER, PORQUE NO SE LO QUE PUEDA SUCEDER. Y ¡¡¡MAÑANA VAS, LO DEVUELVES Y PIDES DISCULPAS, Y QUE NO ME ENTERE YO QUE NO LO HICISTE, PORQUE YA TE ENTERARAS TU!!!!” .

No tengo que aclarar, que después de esto, soy incapaz de llevarme un clip de la oficina sin sentir que soy una ladrona vulgar y corriente. Como madre me toco vivir un momento similar a este con Ma. Eugenia; hacía poco que habíamos llegado a Asturias y vivíamos, aún, en la aldea donde nació mi padre; mis tíos vivían mas abajo y siempre íbamos de visita en las tardes. Una tarde, ya en la casa, me doy cuenta que Ma. Eugenia tiene unos céntimos en la mano; le pregunte que de dónde los había sacado, y como entonces respondí yo, me contestó ella: “son míos, tu me los diste”; volví y le dije: “NO CARIÑO, YO NO TE LOS HE DADO, DIME ¿DE DÓNDE LOS SACASTE?”; ella me contestó que los había tomado de la mesa del comedor de la tía Mily.

Se hizo un remake de aquella situación, y como todo remake que se respete los personajes cambiaron; ahora aquella niña era la madre y la niña era mi hija. Y con la misma reacción de mi madre, los ojos rojos, la vena aorta a punto de estallar, tirando espumas por la boca, y con sus mismas palabras, reprendí a mi hija; al otro día tocó bajar a la casa de la tía, tocó devolver los céntimos, tocó pedir perdón y tocó hacer una promesa pública de que no lo volvería a hacer.

Hoy yo soy la mala, porque hoy yo soy la mama. Un día, yo no entendí a mis padres, pero les aseguro que les agradezco cada castigo, cada riña, cada tortazo, porque hoy soy lo que soy, gracias a ellos. Estamos en la época en la que hay que tener cuidado en la manera de corregir a nuestros hijos, porque pueden “quitárnoslo” si les pegamos; Y así va el mundo, los niños son unos malcriados y nunca mejor dicho, y los adolescentes son insolentes, no respetan ni a sus padres, ni a sus viejos. ¡Ojo!, No quiero que confundan corregir con maltratar; no me gusta pegar, no voy de acuerdo con esta forma de educar, pero si tengo que propinarles un tabanón para educarles, les aseguro que se los daré; como decía una profesora que tuve: “mas vale un bofetón a tiempo, que veinte a destiempo”.

El legado que les dejaré a mis hijos es el que me dejaron mis padres a mi: los haré persona de bien, me cueste lo que me cueste. Solo espero que ellos hagan lo mismo con sus hijos.

Para mi Maruchi y mi Jose. Les quiere mucho, Mami.

lunes, 20 de julio de 2009

La Familia, Mi Familia......

Que es la familia?, es esa que te heredan tu padre y tu madre a través de un árbol genealógico?; todos esos que llevan tu misma sangre?; con las que compartes tus apellidos y partes de tus genes?

Para mi la familia es la mano que te sostiene, el hombro donde puedes llorar; un punto de descanso en el camino; es una suave brisa que te despeina; es la risa, el llanto, la riña, las peleas y reconciliaciones; es esa que sabes que no te fallarán y con los que cuentas aún cuando estés lejos, los que sabes que te querrán a pesar de tus muchos defectos; es la tarta de tu cumpleaños; es la algarabía; es el calor de verano; es la cena de navidad y jugar al angelito en familia; es la "chercha" en el hospital; es el día de reyes; es arlequín en el teatro de la ciudad; son los personajes de Disney que bailaban sobre hielo;es un domingo en la playa, los castillos en la arena o las figuras de nubes en el cielo; contar “cepillos” en el carro de camino a casa; jugar al escondite o al béisbol con tus primos; las peleas entre hermanas o las diferencias con tus padres; tres camas con una colcha rosada en una habitación; cada uno de los cumpleaños de tus sobrinos y cada uno de los dientes que mudaron y que tu no pudiste ver; es tu primer coche; tu primer novio; tu primera desilusión; ese examen de la universidad que no pudiste aprobar; los pasillos del colegio y esas monjas con las que creciste; es la película romántica; es el día que nacieron tus hijos; cada lágrima que derramas, cada carcajada que sueltas; es la canción que mas te gusta y el programa que mas disfrutas; es la casa de tus abuelos; es el jardín de la casa grande; los pájaros que te despertaron en los días de tu niñez; es el río de la casa de tu madrina y el agua cayendo sobre su techo de zinc; el mar azul que te sala la piel, un paseo por el malecón; es un vaso de agua cuando tienes sed; un baño bajo la lluvia; es el café en la galería de la casa; es un jugo de tamarindo, una limonada, una champola o el guarapo de piña; son el aguacate, la guayaba y el mango; es el “mangú” con pollo al horno de cada domingo en “la lincoln” o los panes con tomate en casa de la prima; es la piscina y las habichuelas con dulces en Semana Santa; es tu padre que te apoya, tu madre que te riñe mientras desorbita los ojos; tu abuela que te cuida, la tía que te mima y la que te compró los zapatos de tus quince años; el tío que te llevó a ver “El Señor de las Bestias” o con el que viste la única película que has visto de “Stars Wars”, o con el que ibas de paseo a “Los Mameyes”, o el que vive en Nueva York y al que has visto poco en tu vida; es el esposo de la prima de tu madre que disfruta viéndote cabreada; es la tía de los bizcochos y el tío zapatero, que aún no siendo nada tuyo, sus hijas son tus hermanas y su casa es tu casa; son esos hermanos políticos a los que llamas cuñados y a los que, a veces, has querido matar; es el jugo de cereza, los panes de maíz y los morir soñando en casa de tu suegra; la “Presidente” que te guardaba tu suegro los sábados que comías en su casa; tu cuñada la que no tiene mucho juicio y la que se toma la vida con mucha filosofía; es la coca cola, la gelatina y los helados de los domingos en las tardes antes de ir a misa; es el tren debajo del árbol de navidad o el belén en el salón de la casa; el pino que te recibe cuando llegas o el “cepillo” amarillo de tu suegro, en el que tantas veces te montaste; es el esposo de tu cuñada al que entiendes poco, pero igual le quieres; ese sobrino que no besa a casi nadie y a ti te da besos sin ningún problema o el sobrino al que te llevabas de bebé de paseo a todas partes cuando te dejaba su madre.

Y es que la familia no es sólo la sangre, el árbol genealógico, o esas personas con los que compartes ADN; ni se compone de tierras, ni herencias absurdas de dinero. Es mas que todo esto. Es un núcleo, pero es tu núcleo, tu bunquer, esos que te protegen y a los que proteges; es la persona que está a tu lado, con los que compartes penas y alegrías, peleas y abrazos, risas y llantos; los que están aunque no estén; es saber que no estas sola en el mundo, porque al cruzar el charco están ellos, todos ellos: Tu Familia!!!

A todos ustedes, un beso y un abrazo!!!!

viernes, 17 de julio de 2009

De mami a sus niños.....

You are my sunshine,
My only sunshine
You make me happy
When skies are gray
You'll never know,
dear How much I love you
Please don't take my sunshine away

He dejado muchas cosas en el camino, con el único propósito de ser madre y dedicarme en cuerpo y alma a mis dos soles. Olvidé mis sueños, aparqué mis proyectos y encerré mi carrera en una cajón de la mesita de noche. Deje de ser Mari, para convertirme en “la mamá de Maru” y en “la mamá de José”. Ya no soy María Teresa, la licenciada, la gerente, la profesional, la ejecutiva; hoy sólo soy “mami”, la que riñe, la que educa, la que guía, la que cuida; soy la cocinera, el chófer, la profesora, la enfermera, la psicóloga, la amiga, la enemiga, la Rottenmayer y la niñera de mis hijos.

Que si me siento frustrada, a veces sí; que si sigo teniendo sueños, claro que si; que si cambiaría algo de mi, NO. Mis hijos son todo para mi, son el porqué, el motor, los culpables de que me despierte cada mañana y piense que realmente vale la pena vivir. Quiero que mis dos peques sepan que no me arrepiento de nada, que soy feliz tal como estoy; que me quedo con ellos, a su lado y a sus pies, como dice Ricardo Montaner en una canción; quiero que estén absolutamente convencidos que, de tener otra oportunidad, volvería a vivir cada uno de los minutos pasados a su lado, porque son maravillosos, porque están llenos de vida, porque están llenos de risas, lágrimas, riñas y momentos llenos de pequeños instantes que valen la pena cualquier sacrificio.

Que las cicatrices de mis cesáreas son mis dos mas grandes premios; que no me da vergüenza lucirlas, me llena de orgullo poder decirles a los que preguntan, cuando llevo bikini, que son mis dos summa cum laude, que la de mas arriba es el de la licenciatura y la de mas abajo es la de la especialidad de la carrera mas hermosa que pude escoger; la que mas satisfacciones me ha dado y por la que he recibido el mejor y mas valioso de mis salarios.

Que las hora mas felices son las que empleé amamantadoles, jugando y acariciándoles sus pequeños pies; que disfrutaba bañarles y antes de cambiarles acostarme con ustedes y sentir su piel, lo que me llevo a mas de un accidente; que fueron como dos pequeños muñequitos con los que disfrutaba jugar a ser mamá; que me acuerdo perfectamente de sus primeras palabras, del sonido de sus risas, de su llanto, de la sensación de tenerlos por primera vez en mis brazos, de cada una de sus enfermedades, de cada uno de sus logros, de cada una de las pequeñas cosas que, como bebes les hacía especiales.

Hoy son dos niños felices, a pesar de las muchas cosas que les ha tocado vivir; son dos niños perfectos y estoy orgullosa de ser madre de dos criaturas absolutamente maravillosas. Hace casi once años que me graduaste como madre, y quiero que sepas que fuiste una niña hermosa, que mamá naturaleza te hizo tal cual te había soñado; que cuando te miraba en tu cunita no podía evitar llorar, porque te miraba y te veía tan perfecta, tan hermosa, tan mía, que la emoción me traicionaba.

Quiero decirte que aunque te riña, eres mi niña favorita en todo el mundo, que me encanta el híbrido que hay entre la niña pija y la niña hippie que hay en ti; que aunque no me gusta el rosa, me gusta que te guste; que disfruto mucho verte llenandote de “mis joyas” como tu le llamas, y que me preguntes que si te lo voy a dejar todo cuando me muera; que tienes una risa que siempre ha hecho que brille el sol; que sepas que aunque te escuche decir que me mandarás a una residencia cuando sea una vieja, o que me mandarás a Barcelona a vivir con mi tía, dudo mucho de que eso sea verdad, porque con solo dos añitos fuiste capaz de cuidarnos una fiebre a tu padre a tu hermano y a mi; porque te clavas a mi lado cuando me enfermo; porque te preocupa cuando comes en el comedor del cole, porque yo estoy en casa comiendo sola; porque te mortificaba el hecho de que tomara el café sola por las tardes......y porque, a pesar de tu carácter, tienes un corazón enorme, porque eres noble y tienes una inocencia que espero siga ahí aún cuando pasen los años.

A ti, que mañana cumples nueve años, te digo que fuiste un bebé perfecto, que naciste hermoso, que te pareces a papá, incluso desde las sonografías; que llenas mi vida con cada una de tus ocurrencias; que disfruto cuando te veo jugar; que el mundo se me ilumina cuando veo tus ojitos y escucho tu risa; que, al igual que tu hermana, eres mi niño favorito del mundo mundial; que me enternece el nivel de nobleza que hay en tu corazón, porque amas hasta el dolor, porque eres capaz de llegar al sacrificio por los seres que amas; porque me enorgullece ver como quieres y proteges a tu hermana y como nos quieres a nosotros; porque, cuando la una me dice que me enviará a la residencia, tu me dices que me llevarás a vivir contigo; porque cuando te cargo como a un niño pequeñito, me dices que cuando yo sea una viejecita que ya no me pueda valer, tu también me cargarás y me cuidarás como yo le he hecho contigo; porque eres una extraña combinación entre tu abuelo Eugenio y tu padre, para mi dos hombres perfectos y dignos de admirar; porque eres un niño absolutamente fabuloso y has sido, junto con tu hermana, la mayor bendición de mi vida.

Quiero que sepan que siempre contarán conmigo, que estaré ahí aún cuando no se los diga. Que no importa lo que hagan, ni lo viejos que sean, siempre serán mis niños. Que espero sean felices siempre, que nunca pierdan la fe y la esperanza en la vida, que siempre vean el mundo como el lugar maravilloso que es; que sean capaz de vivir en armonía con ustedes mismos y con los demás; que logren el equilibrio perfecto al que aspira todo ser humano; que encuentren la otra mitad que les complementará en su vida de adultos; que crean en los Reyes y en Santa, no importa lo que les digan los demás......recuerden que es cuestión de ilusión; que la felicidad no es un estado, es un fin y que está llena de pequeños momentos construidos por nosotros; que sean capaces de hacer limonada con los limones que les da la vida, que son muchos; que vivan cada minuto como el único y el ultimo, recuerden que cada instante es importante; que disfruten con plenitud de sol, de la lluvia, de la montaña, de la playa, del campo, de la ciudad; que se apoyen como hermanos toda la vida, y que sepan perdonarse uno al otro; que den gracias a Dios por todo, todos los días, porque a veces no entendemos su designios, pero contar con El es importante para seguir adelante......en resumen, que sean felices no importa cuanto se empeñe la vida en lo contrario.

Les quiero mucho, no lo olviden nunca......

martes, 16 de junio de 2009

Un dolor llamado "Ninín"....

Que puede contar la mujer que soy hoy, de lo que recuerda la niña de doce años. Realmente tenía menos cuando le conocí, era el segundo de mis hermanos, no me acuerdo cuándo llegó a la casa, cuándo lo trajo la mami en los brazos. Si que recuerdo la cuna, con el mosquitero blanco adornado con lacitos azules y unos diminutos muñequitos en forma de bebé. Ahora no sé si es que lo recuerdo o es que las fotos de aquel entonces logran que estas imagenes se queden en mi memoria.
Es difícil hablar de mis días con él, de niño no sé como era; mis padres dicen que era un niño muy callado y muy tranquilo; a mi madre aún se le escucha decir, con un dejo de dolor en sus palabras: "de los cuatro, era el que mejor comía....", encerrando éstas su todavía amargura palpitante y su incredulidad ante lo que tuvo que vivir.
Yo no puedo decir si era tranquilo o inquieto; si fue un niño travieso o si de mayor hubiese sido este o aquel tipo de hombre. Me gusta soñar, a veces, con las novias que hubiese traído a casa, con la mujer que hubiese elegido como esposa o con los sobrinos con los que me habría hecho tía; también juego con el tipo de profesión que hubiese estudiado, porque él quería ser bombero o policía, para ayudar a los buenos y encerrar a los malos.....así era nuestro Ninín.
El tenía cuatro años, cuando mi memoria empieza a recordar. Había pasado la semana santa y volvimos todos al colegio. Justo aquí empieza la historia, que terminaria dos años mas tarde, cuando el apenas tenía seis años y medio.
Para entonces Ninín era un niño hermoso, con una negra cabellera y dos intensos y grandes ojos negros, que cuando te miraban parecían te sumergías en ellos.
Tengo en mi cabeza clavado, como si fuera hoy, el día en que salieron con el "niño" al hospital a que lo revisara el médico, porque tenía unos moratones por todo el cuerpo y no quería jugar porque "me duelen las piernas, abuela". No puedo borrar tampoco, cuando, después de varios días de exámenes y hospitalización, llego papi y nos dijo: "los médicos dicen que el niño tiene leucemia", no sé lo que aquellas palabras significaban, pero si supe que era algo grave por los rostros desencajados de cada uno de los miembros de la familia; busqué su significado en el diccionario, y con lo poco que me aportaba me quedé. Lo siguiente que recuerdo es el aeropuerto y estar despidiendome de papi, mami y mi pequeño hermano porque tomarían un avión rumbo hacia la esperanza, la fe y la confianza. En esos meses, seis exactamente, se sucedieron muchas cosas, nosotras quedamos con la tía y la abuela, y mi madre quedó con él en NY, encerrados los dos en un hospital: El Mount Sinai; mi padre viajaba con bastante frecuencia de un lugar a otro; y mi madre, cuántas cosas vivío mi madre, mujer fuerte y valiente con una fe inquebrantable, que aún el día de hoy y con todo lo que le tocó vivir, sigue intacta y dando ánimos cuando la adversidad derrumba a cualquiera de sus hijas.
Mami y Ninín regresaron el 18 de octubre, justo para poder celebrar sus cinco añitos. Mi hermano estaba diferente, su pelo negro y hermoso ya no estaba, "el tratamiento" se lo había quedado, y su mano, su mano derecha apenas le funcionaba: "el tratamiento" se la había cargado. Pero igual daba, no me cabía en el cuerpo tanta felicidad, esto era poco o nada, para lo que significaba tenerlos de regreso en casa; pensé que todo había pasado, que mi hermano, por fin había sanado y que nunca mas marcharía. Que lejos estaba de la realidad, justo aquí empezó una larga agonía de quimioterapias, que lo dejaban muy mal al final de cada sección, fiebres desorbitantes, perdida de pelo, brote en las encías, etc. que hacían de cada una de estas secciones una sección de frustración e impotencia.
Una noche, después de una de las secciones, y cuando Eugenito parecía estar mejor, le pregunté: "Cuándo volverás a dormir conmigo, hace tiempo que no lo haces", él me respondió: "Cuando me sane volveré a dormir contigo, te cuidaré y nunca mas estarás sola. Pero tienes que esperar a que yo me cure". La siguiente que recuerdo es a mi padre dandome un abrazo con el rostro desencajado de dolor y mi madre sentada en una silla del hospital llorando y diciendome: "Ninín está ahí dentro, quieres verlo". No pude despedirme, no le di un beso antes de dejarme, ni siquiera sé si fui una buena hermana para él.
Cierto día, hablando con Flobre, le dije: "Porqué si me habla tu padre, o me habla Pily, en mis sueños y me dicen que están bien, que están en un lugar hermoso y lleno de paz, porqué no la hace Ninín. Porqué él no me habla?"; Flobre me respondió: "Porque él te lo dijo antes de marchar, te dijo que te iba a cuidar y que cuando el sanara nunca mas ibas a dormir sola. Desde entonces, duerme contigo cada noche a tu lado. No lo dudes". Me dio un beso en la frente y agregó: "Sé feliz, que tu hermano está contigo". Desde entonces vivo tranquila, y sueño con él, a veces pequeño, otras veces adolescente.....sueño y juego con él, como el que juega a soñar despierto.
Termino mi relato diciendo quien era Ninín. Ninín fue el niño de ojos grandes y pelo negro, regordete y hermoso, el segundo de mis hermanos que un día llegó en brazos de mami; el pequeño que logró cambiar el carácter amargo de "Sor Arcangela"; el niño que aprovechaba sus horas de recreo, tomaba de la mano a esta monja y la llevaba a hablar con su amigo Jesús, a la capilla del colegio; el niño que apenas empezó a escribir su historia; el que un día enfermó y luego marchó; el que en mis sueños vuelve de un largo viaje y después de muchos años; el deseo del corazón de una niña que quería saber, cómo hubiese sido la vida si esta historia no hubiese sido escrita y contada con resignado dolor.....
Para mi hermano, que espero algún día volver a ver.

viernes, 12 de junio de 2009

En un rincón de mi vida....

En un rincón de mi vida hay una casita en lo que parece una pequeña colina, situada a orillas del río Ozama. Ahí vive mi madrina, "tía Talina", y sus tres hijas: Thamara, Vanessa y Mayra. Es una pasada este lugar, no hay coches, no hay ruidos y está lleno de árboles, flores y toda clase de bichos raros. De noche, cuando nos quedamos a dormir en casa de mi tía, se pueden escuchar los grillos cantando y cuando llueve, la lluvia parece cantar sobre el techo de zinc. Las sábanas de mi tía huelen a limpio, a primavera, a libertad, son suaves y muy finitas, mas que arropar parecen acariciar.
Este es un lugar mágico, donde corremos, jugamos y saltamos sin temor a que nos pase nada, una que otra vez nos caemos, pero no pasa nada, el dolor se va enseguida. El árbol de almendras es el que mas me gusta de todos, es enorme y debajo de él siempre hay hojas grandes y de colores hermosos, también almendras frescas y almendras secas; las almendras frescas son sabrosas, pero las secas son divertidas: buscamos una piedra, la machacamos hasta sacar la semilla de dentro, es rica y suavecita, nada que ver con las que compra mami en el supermercado en navidad. El árbol de almendras, según la historia, lo sembró mi bisabuelo cuando llegó de Italia, con una semilla que llevó de allí, por eso las almendras del árbol de almendras saben distintas a las almendras de otros árboles de almendras, y son más grandes. También hay otros árboles: limoncillo, jobo, tamarindo, cerezas.....vaya pasada!!!!
Villa Duarte, así se llama mi lugar mágico, es verde y lleno de los colorinos de las flores; algunas nos regalan sus pétalos para ponernos uñas postizas, otras, cuando la metemos en el agua empiezan a explotar; en este lugar hay mucha paz, tanta que parece que el tiempo se detiene cuando estamos allí.
En los veranos solemos ir allí a pasar las vacaciones, con las hijas de mi tía, ellas nos cuidan, nos bañan, y juegan con nosotras; ellas son mas grandes que nosotras, hasta hay una que estudia medicina; también están sus amigos, o novios, no sé bien que son. También vamos de visita con la abuela todos los domingos, y los adultos beben café y nosotros comemos galletas de soda con leche condensada y pan dulce; a veces pasa el señor que vende jalao, es algo muy extraño que se come, que a mi no me gusta mucho, pero todos corren a por uno de estos dulces tan raros.
Abajo, pegadito al río está la casa donde viven los más viejos: están arrugaditos y siempre están sentados alrededor de una mesa que tiene un mantel de flores plástico. Uno de ellos, el menos arrugado, siempre lleva muletas, mi mamá dice que se calló de la cama porque estaba saltando sobre ella; pero yo creo que me lo dice para que la que no salte sea yo y mis hermanos. Es una casa muy rara, pero con un patio super guay; aquí hay un salón oscuro y sobrio, con unos muebles que parecen de juguetes, pero no nos dejan entrar. En la cocina siempre hay una señora haciendo el café, también está el muchacho que habla raro, Ari, a veces me da miedo, pero enseguida se me quita, porque en este lugar no se puede sentir miedo.
Dentro de esta casa hay otra casa, tenemos que ir por el patio y subir unas escaleras muy raras. Es emocionante!!!, aquí hay una alberca con patos y jaulas con gallinas que ponen huevos y conejos, muchos conejos de todos los colores. En esta casita vive el tío Gualterio, que no sé exactamente quién es, si es el esposo, el hermano de la tía Mamena, sólo sé que es un viejito muy viejito, arrugado y muy flaquito. El también tiene árboles que dan unos frutos muy extraños, hay uno que se llama pepinillo, mi abuela me dice que no me los coma que me harán daño, pero yo igual los como; tienen un sabor super fuerte, entre agrio, salado, amargo, la cara se me arruga cuando los pruebo, pero igual me gustan.
El río, en el río hay barcos, hay uno gris muy grande, mi papá dice que es de la Marina de Guerra, pero que no se puede mover porque se está encallado, no sé lo que significa, pero nosotros decimos que es un barco fantasma, tiene un número enorme en uno de sus lados; también hay yolitas, con nombres, y con unos señores que las usan, se llaman yoleros, y que transportan a las personas de una orilla a la otra, como si de un carro público se tratara. Los amigos de Thamara, Vanessa y Mayra, también tiene yolitas y nos llevan de paseo en ellas, nos divertimos mucho, nos mojamos los pies y nos entretenemos viendo los peces que están en el agua.
Ojalá y nunca despareciera este lugar mágico. Pero no podrá ser, vino el ciclón David, con sus fuertes vientos y con toda esa lluvia, y tumbó el árbol de limoncillo que cayó sobre el techo de zinc, donde antes cantaba la lluvia. Ya mi madrina no estaba, se había marchado al cielo y ya nunca regresó. La casa se llenó de agua, de hojas y piedras que había arrastrado el Sr. David. Nunca más volvimos, el árbol de almendras también se cayó, y el barco que estaba encallado se marchó; mis primas se mudarón de allí a otras casas mas grandes, quizás mas bonitas y con mas lujo, pero no tenían magia, tampoco tenían árboles con almendras italianas, ni flores, ni bichos que cantaban en las noches.
Hoy vuelvo la vista atrás y recuerdo mi infancia en ese lugar, y veo a mis hijos y mis sobrinos, y me da mucha tristeza el que ellos nunca puedan conocer la magia de este lugar. Hoy Villa Duarte tiene edificios, un monumento a las vacas, o a los braseros de la caña, tiene un puerto muy elegante, y hasta hay restaurantes donde puedes comer a la orilla del río; las casitas ya no están y la magia se marchó cuando llegó la elegancia.
En homenaje al Villa Duarte de mi niñez.....