domingo, 28 de febrero de 2016

Te está maltratando...


Hace unas cuantas semanas me tocó ver en el primer programa de la nueva temporada de Salvados (Salvados es un programa de actualidad presentado por Jordi Évole), el caso de una muchacha que había sufrido violencia de género por su novio cuando era adolescente (click aquí). Hace unos días se convirtió en viral la noticia de que Alejandro Sanz paró un concierto porque vio a un hombre maltratando a una mujer en el público, lo echó del lugar mientras le decía “eso no se hace”. Hoy me tope con un artículo de Risto Mejide donde se pronuncia en contra de los casos de la violencia doméstica (click aquí). 

Es increíble que en los tiempos que vivimos esta lacra de la sociedad todavía exista, y no, no tiene que ver con niveles de estudio, ni educación, ni estrato social, esto es un hecho a todos los niveles. El programa en cuestión, Salvados, lo vimos en familia, senté a mis hijos, a los dos, niña y niño a verlo, para que vieran lo que no se PUEDE hacer y lo que no PUEDES dejar que te hagan. Mi abuela, mujer vieja y sabia, decía que a una mujer no se le agrede ni con el pétalo de una rosa. He repetido esta máxima desde que nació, sobre todo el varón, aunque no me canso de repetirle a mi hija que el que maltrata no ama. 

Si no te deja salir con nadie más que con sus amigos, te está maltratando. 

Si sonríes a un conocido al llegar y eso te supone un problema, te está maltratando. 

Si te cela hasta con tu imagen en el espejo y no te deja respirar, te está maltratando. 

Si controla con quien hablas, con quien te juntas, a quién saludas, te está maltratando. 

Si por su causa te has alejado de tus padres, hermanos y amigos, te está maltratando. 

Si vas a un partido de fútbol y él se hace su propio juego en la cabeza y terminas tú siendo la víctima, te está maltratando. 

Si te monta una escena porque llegó a tu casa y te encontró atendiendo una visita, te está maltratando. 

Si sientes miedo de opinar, porque temes que se vaya a enojar, te está maltratando. 

Si accedes a sus caprichos, solo por evitar que te pelee y te arruine el día, te está maltratando. 

Si tus padres, cuando encuentran una brecha, te aconsejan que lo dejes, que te esta haciendo daño, te está maltratando. 

Si te da terror respirar, hablar, opinar, actuar delante de él, te está maltratando. 

Si te sientes que te han cortado las alas y que estas atada, te está maltratando. 

Si no puedes ponerte la ropa que te gusta y tienes que peinarte y maquillarte pensando en no enojarlo, te está maltratando. 

Si se ríe de ti, y te llama estúpida, te está maltratando.

Si te humilla, te hace sentir inferior, si ha minado tu confianza, te está maltratando. 

Si él sí puede tener las amigas que le apetezca y salir con quien le plazca mientras tú estás obligada a quedarte en casa esperando su llamada, te está maltratando. 

Si te llama borracho para insultar y amenazar, te está maltratando. 

Si juega contigo un juego psicológico de “te controlo porque te amo”, te está maltratando. 

Si no puedes comentarle según qué cosas, porque eso lo convierte en un energúmeno, te está maltratando. 

A ti, que aún no has abierto tus alas a la vida, que aún estás aprendiendo, que tienes un móvil, una cuenta de whatsapp, de facebook, instagram, si te revisa los mensajes, si no te deja tener los amigos que te apetecen, si te controla lo que publicas, te está maltratando... 

...y es que, a veces estamos tan equivocados que pensamos que maltratar y ser violento con otra persona solo tiene que ver con pegar, con agredir físicamente, sin pensar que el que maltrata de manera verbal o psicológica es tan agresor y abusador como el que pega. Créeme, sé de lo que hablo. 

Este post va dedicado sobre todo a mis hijos, para que jamás se conviertan en maltratador, ni en maltratada...o viceversa, maltratadora y maltratado, que la violencia de género, como el cáncer, tampoco distingue sexo.

domingo, 21 de febrero de 2016

...y mi mundo cambió.


El mundo te cambia...

Cuando empiezas a inflarte como un globo y eso te hace inmensamente feliz.

Cuando empiezas a preocuparte por alguien a quien todavía no has visto.

Cuando comienzas a amar a una persona a la que no conoces.

Cuando te pones el cinturón de seguridad y disminuyes la velocidad, porque ya no vas sola en el carro.

Cuando prefieres irte directamente a casa a cambiar pañales, en vez de quedarte a tomar un trago con los compañeros del trabajo.

Cuando un raspón en una pequeña rodilla y unas lágrimas de dolor se sienten como una puñalada en el corazón.

Cuando dejas de comprarte zapatos y bolsos y compras monitos y baberos.

Cuando tus noches de juerga y cine con los amigos se transforman en noches amamantando y jugando con personitas que apenas abren los ojos.

Cuando cambias a Gabriel García Márquez por Teo y Franklin la tortuga.

Cuando cambias las canciones de Joan Manuel Serrat y cantas con Pepito Grillo.

Cuando te sabes la programación de Discovery Kids mejor que la de HBO.

Cuando el cine se convierte en una extensión de Disney World.

Cuando cambias un buen restaurante por un Mc. Donalds.

Cuando tus hobbies pasan de leer un libro a jugar a la cocinita y a los cochecitos.

Cuando un par de piecesitos y manitas se convierten en tu obsesión.

Cuando dejas de dormir para cuidar su sueño.

Cuando empiezas a “hacer las pases” con las barbies y las consolas.

Cuando jugar tiene color, forma y tamaño de Lego.

Cuando empiezas a entender Star Wars y lo que es un penalti.

Cuando no te importa que unas pequeñas manitas te llenen de caramelo y helado.

Cuando todos tus sueños profesionales y personales los dejas a un lado, para soñar y vivir sus sueños.

Cuando la palabra sacrificio no existe si es por y para ellos.

Cuando te ves esas cicatrices y te las ves hermosas.

Cuando la palabra MAMÁ tiene un nuevo significado y cuando la palabra HIJO adquiere una nueva dimensión.

Cuando la frase AMAR SIN MEDIDA cobra sentido.

El mundo cambia y se vuelve perfecto, cuando dejas de vivir para ti y vives para ellos...

domingo, 14 de febrero de 2016

14 de febrero...



Afuera llueve y dentro hace frío, parece que, por fin, el invierno se va a hacer presente. El calendario dice que hoy es domingo, 14 de febrero, día de San Valentín...para mi, sobre todo es domingo, un día más, que gracias a un monje llamado Valentín, usamos para celebrar el amor.

Siempre he dicho que el amor no tiene un día, ni una fecha, pero también entiendo que haya un día especial en el que se resalte. No regalo, tampoco espero que nadie lo haga, ni siquiera Flobre, prefiero un café en la cama, un beso, un te quiero, porque de qué me vale un regalo si el beso y el te quiero brillan por su ausencia.

Llueve y el día se presta para estar un poco "blue" pensando en lo que quedó atrás, sintiendo la distancia grande, pesada y un poco dolorosa. Sí, hoy estoy un poco "blue". Hoy es un día especial en casi todo el mundo, pero en mi terruño es mucho más especial, allí se celebra el amor en todo el sentido de la palabra, el amor entre amigos, entre hermanos, no solo el amor entre un hombre y una mujer, y el "detallito" te llega, incluso de tu jefe, sin dar pie a ningún tipo de error...porque se celebra el amor!!!

Mi madre me llamó el viernes por San Valentín, se confundió porque mis sobrinos lo estaban celebrando en el cole con canciones, regalitos sencillos, que consisten en un chocolatito, una flor, una tarjetita hecha, normalmente por ellos...y no puedo dejar de pensar en cuando mis hijos lo celebraban con sus amiguitos en el cole, y cuando yo le celebraba con mis amigas en el cole, en la oficina, o cuando mi madre me despertaba con una notita en el espejo que decía "Feliz día del amor y la amistad" y un corazón al final de la frase, no había regalo más hermoso y más valioso.

Sí estoy "blue" y mis manos están llenas de lágrimas que me caen de los ojos, porque, a veces siento que hay amores que me quedan un poco lejos...

Pero hoy toca secarse las lágrimas y sonreír, porque tengo grandes amores muy cerca, tengo a mis hijos que son mi mejor caja de bombones, a Toby que es mi peluchito y a Flobre que es mi ramo de flores, mi anillo de diamante, mi brazalete de oro.

No, no necesito regalos, el mejor regalo ya lo tengo, viene en forma de amigos, de hijos, de padres, hermanos, primos...y de compañero perfecto.

Feliz día para todos, porque el amor si no necesita un día, tampoco necesita un estatus...Feliz día del amor de amigos, hermanos, compañeros de vida, de padres, de primos, de cuñados, y de mascotas!!!

domingo, 7 de febrero de 2016

Un primer paso...


En la vida todo es empezar decía mi abuela, mujer vieja y sabia. Subir una escalera empieza por el primer escalón, escalar una montaña, iniciar un camino, todo empieza con un paso. Lo difícil es darlo, empezar, comenzar, creer que puedes, saber que puedes. 

Cuando empezamos a caminar, cuando bebés, nos caemos, somos inestables, parecemos pequeños borrachos tratando de mantenernos en pie. Luchamos por mantener el equilibrio, y no importa el número de veces que nos caigamos, no dejamos de intentarlo hasta que lo logramos. 

Hoy me levanté preguntándome qué nos pasa a medida que crecemos que nos volvemos cobardes. Cuándo empezamos a perder la confianza en nosotros mismos y le dejamos paso al miedo. Cuándo entramos en la zona de confort y porqué no nos decidimos a salir de ella, hasta que una situación adversa y ajena a nosotros mismos nos obliga. Tiene que pasar algo, perder el trabajo, cambiar de ciudad, una crisis económica...un punto de inflexión que marque un antes y un después. Estoy hablando desde mi propia experiencia, luego de todos mis antes y después... 

Y es que mi vida ha sido un constante redescubrirme, reinventarme; un constante cambiar de rumbo, de inventar nuevas posibilidades, de indagar nuevos caminos. Mi vida está llena de un primer paso, gracias a Dios... 

Recuerdo cuando mi madre me preguntaba que cuándo me casaba, yo no tenía ni novio, y le decía, eso no está entre mis planes. Le tenía terror a salir de mi zona de confort. Compartir mi vida, perder mi libertad por siempre y para siempre. Tener que compartir mis cosas, mi espacio, mi cama, con lo egoísta que he sido siempre con lo mío, me sonaba a chino. Camino a la iglesia, con el que estaba segura era mi mejor elección porque lo amaba y no tenía duda de ello, me plantee seriamente salir corriendo. Sin embargo di el primer paso, llena de miedo, de dudas, de "no sé si lo lograré", y aquí estoy, sumando pasos, escalón a escalón, me caigo, me levanto y sigo en el camino.

Así mismo debo decir que cada crisis económica que he vivido, ha significado un antes y un después. Gracias a ellas, descubrí una “diseñadora” nata dormida entre mis venas y una “organizadora de eventos”. A raíz de no tener dinero para celebrar los cumpleaños de mis hijos, me reinventé y empecé a diseñar y a imprimir las invitaciones, empecé a ser yo quién se encargara de decorar sus fiestas...antes las pagaba, antes parecía que el dinero me sobraba. También por una crisis, empecé a hornear los bizcochos para nuestras celebraciones, a falta de no poder comprarlos ya hechos, porque me suponía un gasto importante...además los míos me quedan mejor, a donde va a parar. 

No pensé jamás, ni siquiera me lo planteaba, vivir tan lejos de casa, sin embargo aquí estoy, echándole pecho. Ese viaje empezó haciendo unas maletas, que a cada cosa que le metía más miedo sentía. Lloré todo el viaje, tenía terror, no sabía a lo que me enfrentaba, y aún tuve más miedo al llegar y ver que todo era muy grande y yo era muy pequeña. Otro antes y después. 

Y los antes y después de este lado son muchos, tantos que igual no me puedo acordar de todos. Aquí me he vuelto más humilde, más tolerante, más sumisa. Ahora soy menos exigente, más paciente, más flexible. Tuve que aprender, paso a paso, que de todo se sale, con perseverancia y constancia. Que, como dice mi madre, otra mujer vieja y sabia, la desesperación va de la mano del fracaso. Aquí he desarrollado habilidades que jamás creí podría llegar a hacer y, lo mejor de todo, soy feliz haciéndolas. Aquí hago ganchillo, horneo pasteles y galletas, preparo mis mermeladas, mi crema pastelera, mi dulce de leche y hasta mi leche condensada...y todo a partir de un primer paso. 

Soy la prueba viviente que el primer paso, aunque con miedo, hay que darlo. Hay que empezar ese curso, ese proyecto dormido, hay que atreverse a ir a por tu sueño, ese que te hace vibrar, pero que te da vértigo empezar. Hay que empezar a subir la escalera, hay que empezar a escalar la montaña. 

Hay que intentarlo una y otra y otra vez, no importa las veces que caigas, y aunque parezcas un borracho dando tumbos, hay que darse la oportunidad de lograrlo.