lunes, 29 de julio de 2013

Hoy quiero...


Hoy no quiero levantarme...

Hoy no quiero bajarme al mundo...

Hoy no quiero subirme al tren...

Hoy no quiero izar mis velas...

Hoy no quiero navegar en contra corriente...

Hoy no quiero pensar en mañana...

Hoy no quiero mirar el ayer...

Hoy quiero pensar solo en presente...

Hoy quiero olvidarme del tiempo...

Hoy quiero dejar que los minutos corran y las horas se pierdan...

Hoy quiero sentarme a ver, observar y disfrutar...

Hoy quiero escapar y dejarme llevar...

Hoy quiero quitarme los zapatos y caminar descalza...

Hoy quiero arribar al puerto que las olas dispongan...

Hoy quiero ser irresponsable y portarme mal...

Hoy quiero romper las reglas, violar las normas y saltarme las leyes...

Hoy quiero cantar, bailar, reír y llorar...

Hoy quiero mi habitación desordenada...

Hoy quiero pronunciar las palabras prohibidas y hacer lo “no correcto”...

Hoy quiero ser otra y mañana...ya mañana recuperaré la normalidad.

martes, 23 de julio de 2013

Cuando me vaya...


Cuando me vaya, me llevaré las risas y las lágrimas de felicidad.

Me llevaré los besos y los abrazos fuertes.

Me llevaré los "te quiero" sinceros y las palabras dulces.

Me llevaré las miradas limpias y los pasos firmes.

Me llevaré mil canciones de amor y otras mil para bailar muy juntos.

Me llevaré los zapatos de tacón y las sandalias de verano.

Me llevaré el color del Mar Caribe y una puesta de sol en mi Malecón.

Me llevaré el sonidos de los pájaros y el aroma de las flores.

Me llevaré el cielo azul y las nubes blancas.

Me llevaré una luna llena y miles de estrellas.

Me llevaré los juegos, los cantos y las riñas de mis hijos.

Me llevaré el olor del café recién colado y el de las sábanas recién lavadas.

Me llevaré los panes con tomates y las reuniones de familia.

Me llevaré las ventanas y las puertas abiertas.

Me llevaré un arco iris, un amanecer y un aguacero tropical.

Me llevaré las manos entrelazadas y cuatro pares de pies bajo la colcha.

Me llevaré las palabras que no dije y los secretos que no conté.

Cuando me vaya, me llevaré todas las pequeñas cosas que el dinero no puede comprar.

Cuando me vaya sólo me llevaré los buenos recuerdos, los buenos momentos, las buenas personas y las palabras positivas. Lo demás...lo demás se lo dejo a quien lo quiera comprar.

...Cuando me vaya...

miércoles, 17 de julio de 2013

Felicidades pequeño...


Hoy estas de cumpleaños. Hoy cumples trece añitos. Hoy estas, oficialmente, en los “teen”, como bien dijo tu padre. 

Hace trece años te tuve por primera vez entre mis brazos. Hace trece años disfrute de tu carita, tus ojitos, tus manitas, tus piecitos. Todo perfecto, todo suave, todo hermoso. 

Hace trece años fui, por segunda vez, la mujer más feliz sobre la tierra. Hace trece años, volvía a abrazar y a besar un pequeño ser salido de mi ser. 

Llegaste a iluminar, junto con tu hermana, mi vida, a completarla, a llenarla, a hacerla mas perfecta, mas feliz. No sabía que podía se ser más feliz, estar mas completa, sentirme mas llena, hasta que te vi, hasta que te abracé, entonces comprendí la capacidad de amar sin medidas que tenemos las personas. Tú, junto a tu hermana, me enseñaron que se puede amar a alguien, más que a tu propia vida. 

Hoy estas de cumpleaños, y espero que tus días sean hermosos y llenos de luz, que el sol brille para ti siempre... 

Hoy estas de cumpleaños, y espero que, aunque pasen los años, no pierdas la capacidad de amar, de sonreír, de vivir, de ilusionarte, de jugar... 

Hoy estas de cumpleaños, y espero que, aunque te hagas mayor, me sigas abrazando, me sigas besando, me sigas apapuchando... 

Hoy estas de cumpleaños, y quiero que sepas que te amo, que los amo, a ti y a tu hermana, mas que a nada en el mundo. Que los amo por encima de mi, de mis miedos, de mis dudas, de mis sueños, de mis ilusiones. Porque mi único miedo es que me falten, porque mi único sueño es ayudarlos a crecer, porque mi única ilusión es verlos felices, realizados, viviendo en un mundo perfecto...aunque para ello, tenga que dibujárselos cada nueva mañana. 

Hoy estas de cumpleaños, hoy estas celebrando tus trece años, hoy quiero que seas feliz el resto de tu vida, que disfrutes el día a día, que vivas a plenitud, que respires profundo, que abraces la vida, que le bailes a los problemas, que le sonrías a las dificultades. 

Felicidades mi querido y amado pequeño...porque sabes, no importa cuántos años cumplas, siempre serás mi pequeño. Te amo.

sábado, 13 de julio de 2013

Soy como soy...


“...soy como soy,
 No quiero parecerme a ti,
Soy como soy,
No digas que no lo advertí.
Dulce, independiente,
Frágil, pero fuerte
Diferente que
suerte ser como soy...”

Me encanta esta estrofa de la canción de Edurne, mas que nada porque me parezco a ella. Soy como soy, soy única e irrepetible. Las hay más guapas, más simpáticas, más inteligentes, más altas. También las hay más feas, más odiosas, más tontas, más bajitas...pero como yo: NINGUNA. Mis padres cuando me hicieron rompieron el molde, igual que todos los padres del mundo, con todos los hijos del mundo. Es lo maravilloso de la vida, que no hay nadie igual a otro.

Te puedo caer mejor o peor, pero ni por ti, ni por nadie voy a dejar de ser quien soy. Soy llorona, caprichosa, mañosa, meticulosa, perfeccionista, y un coñaso cuando se habla de limpieza y orden. Me gusta sonreír, abrir las ventanas y disfrutar del día. Soy amiga de mis amigos e incondicional de mi familia. Me gusta dormir hasta tarde, me gusta discutir, y sobre todo, me gusta llevar la razón. No me callo ante nadie, tampoco rindo pleitesías a nadie...si no te gusto, ya sabes lo que hay que hacer: AIRE!!!

Tengo mis propios problemas y, a veces, no los comparto con nadie. No te equivoques si me ves siempre sonriendo, porque como dice una frase famosa en las redes sociales, sonreír no significa que no tenga problemas, si no que soy capaz de vivir por encima de ellos y de aplastarlos con esa maravillosa curva hacia arriba dibujada debajo de mi nariz.

Maridalia Hernández dice en una canción “...para quererme hay que entenderme, para amar mi libertad, hay que encerrarse en mi prisión...”. Para criticarme hay que conocerme, para juzgarme hay que calzar mis zapatillas, para condenarme hay que haber recorrido mi camino. Si no me conoces, si no te has puesto en mis zapatos, si no has andado mi camino, no me critiques, no me juzgues, no me condenes. Porque soy como soy y seguiré siendo así pese a ti, a aquel, a aquella...y pese a todos.

He dicho.

sábado, 6 de julio de 2013

Viaje en voladora...

Típica "voladora"

Hace unos días teníamos que ir al centro comercial, y como el día estaba tan guapo, Flobre y yo decidimos irnos dando un paseo. Para ello dejamos el coche y nos fuimos en el autobús: sin prisas, sin agobio y disfrutando del sol y de la tranquilidad de que vaya otro conduciendo. Fuimos y volvimos sin ningún problema, el autobús pasó a su hora sin retrasos, nos sentamos cómodamente y sin atropellos, íbamos hablando y nos escuchábamos. Hacía mucho tiempo que no usaba el transporte público de este lado y de regreso pensando precisamente en que tenía tiempo sin subirme a un autobús, me vino a la memoria la última vez que me subí a uno en Santo Domingo...bueno, que no se puede llamar autobús, porque autobús es el de aquí, los de allí son “Voladoras”, y SÍ, VUELAN!!! 

Hay que, ya no digo vivir allí, pero pasar un buen tiempo para ver cómo es nuestro transporte público, disfrutar de él, utilizarlo y saber lo magnifico que es subir limpia y planchadita y bajar estrujada y oliendo a pueblo.

Cuando iba a la Universidad y en mis primeros años de trabajo solía usarlo con frecuencia, y era una prueba a la fortaleza, al deseo de superación y a la tenacidad de sacar una carrera adelante tener que usarlo diariamente. Recuerdo subirme a “conchos” lo que aquí en España elegantemente llamamos “Taxi”, cuyo tanque de combustible se encontraba en los pies del chófer, justo al lado de los pedales; estaban los que la puerta no cerraban y su dueño, en un derroche de ingeniería, dobla una varilla para cerrarla a modo de gancho; también recuerdo salir de mi casa con un paraguas porque llovía a cantaros y no podía perder clases, montarme en el carro público y comprobar tristemente que adentro llovía mas que afuera. Y no hablemos de que no valía mucho la pena bañarse antes de salir de casa, porque bien podías llegar a tu destino con el mismo olor del o los amigos que se te sentaron al lado. Tenemos los motoconchos, que como su nombre lo indica, son motores que se dedican al transporte público y que son una iniciativa singular no sé si de los dominicanos o de los latinoamericanos en general y que son mas bien para trayectos cortos, allí donde no llegan los conchos...estos nunca lo utilicé, gracias a Dios, pues no me imagino yo en la cola de un motor abrazando a su conductor!!! 

Y como dije al inicio están nuestros particulares y singulares autobuses o mas bien autocar: las voladoras, donde meten 120 personas donde caben 60 y a la que el chófer la lleva a una velocidad tal que parecería que lo único que tiene por delante es la felicidad. Y este es, precisamente, el tema: el día que se me ocurrió montarme en un pájaro de estos. La diferencia de tomar un carro público y montarse en una voladora es el mismo que coger un taxi o esperar el autobús: es mas "económico". Si optas por el carro público, lo mas probable es que tengas que pagar un pasaje o dos, dependiendo qué tan lejos vayas; en la voladora pagas un pasaje y llegas hasta dónde ella llegue. 

Aquella tarde estaba yo en la oficina tan ricamente sentada detrás de mi escritorio, tranquila trabajando mientras disfrutaba de mi soledad y de mi aire acondicionado, cuando se me ocurrió la brillante idea de llamar a Flobre y decirle que no me fuera a buscar, que ya me iba yo con una de las compañeras de la oficina. Por aquel entonces sólo teníamos un coche y yo tenía que esperar que él saliera de trabajar para que fuera a por mi, y yo, aquella tarde, quería llegar temprano para planchar...sí, sí, para planchar. Dejé mi silla ergonómica y confortable y mi tranquila oficina y me entregue a la aventura para IR A PLANCHAR!!! 

Cómo tenía años de no coger un carro público y más de subirme a una voladora, tuve que preguntarle a mi compañera el precio del transporte, mas que nada para no pasar vergüenza y pensarán que yo era toda una pija...bueno, mas bien comprobaran que yo era una pija. Resuelta me fui hasta el lugar donde se cogen las voladoras, que no vayan a creer ustedes que es una parada, umm, umm, es cualquier esquina que al chófer le parezca, da igual que haya semáforo, paso de cebra o cualquier otra cosa que pueda impedir esa parada en cualquier otra parte del mundo. 

Nos subimos al bicho en cuestión, gracias a Dios encontramos donde sentarnos, porque de repente a aquel lugar empezó a entrar un número de personas en cada parada, que llegué a pensar que terminarían sentadas unas encimas de otras...cosa que mas adelante comprobé. Sin embargo lo que mas me preocupaba era a la velocidad a la que iba, a mil por horas, y la forma de frenar de repente y sobre el coche de delante, que con una mano mas de pintura chocaban seguros.

El recorrido era bastante considerable, por avenidas principales y a hora punta, con lo cual en cada esquina que se paró a montar y desmontar pasajero el dichoso vehículo y que frenó con todo su ímpetu, me daba un pequeño ataque al corazón. Lo que mas "disfruté" fue de lo folclórico del pitcher, así se llama el tiguere que va en la puerta, siempre abierta, y que va gritando ¡KILOMETRO, KILOMETRO!, mientras silva y aporrea la carrocería, encargado él de cobrar y de "sentar" a los pasajeros.

A lo que iba, mi desconcierto y el terror se iban apoderando de mi en cada frenazo y cada vez que arrancaba y tomaba velocidad, o sea, que si no había quedado algo claro en la clase de inercia de Sor Inma, ahí se me despejaron las dudas. No podía dejar de pensar en mis hijos y lo pequeños que eran para quedarse huérfanos, porque ríanse, pero yo estaba segura que aquella tarde moriría sin más a manos de aquel chófer endemoniado en aquel vehículo del infierno. No voy a entrar en el detalle, que ya dentro, me di cuenta que no me había quitado la gargantilla, los anillos, aretes y brazalete que me había regalado mi, casi viudo esposo para el día de mi cumpleaños y que era una hermosa combinación de los tres oros engarzados entre sí. Al pensar en lo que podía suceder si alguien de los allí presente se antojaba de ellos, me entraron escalofríos y vértigo, traté de no pensar en esa posibilidad y sí en tratar de llegar viva a mi destino, tratando de viajar en un bajo perfil y como "ajena" al mundo, mientras iba contando los minutos, segurisima que eran los últimos de mi vida; tampoco voy a entrar en el detalle de los olores varios que allí se respiraban, pues estos no se describen, éstos hay que olerlos... 

Finalmente llegue a mi destino, la voladora paraba justo delante de la entrada de mi portal, pero yo decidí quedarme antes, una esquina o dos, porque ya que había llegado viva a ese punto no quería seguir tentando la suerte, aproveche a alguien que gritó ¡"CHÓFER, LA PRÓXIMA"!. Además pensé que igual convenía que me aireara un poquito y soltara algún que otro tufillo que se me hubiese pegado en el camino. 

Llegué a mi casa, valiente yo, decidida yo, con el único propósito de "bajar" toda la ropa que tenía por planchar antes de que llegará Flobre con los peques que estaban en casa de mami, quien vivía a escasos 5 minutos caminando desde mi puerta hasta la suya, para lo cual tenía una o dos horas. Meto la llave, abro la puerta, entro en mi casa y enciendo la luz, para mi agradable sorpresa de que ¡¡¡NO HABÍA ENERGÍA ELÉCTRICA!!!, se había "ido" no sé para dónde la verdad y no tenía hora de regreso. Con lo cual mi travesía, mi viaje infernal, mi baño de pueblo fue total y absolutamente en vano.

Como buena dominicana, lo tomé con filosofía, porque otra cosa no, pero a tomarlo con filosofía lo aprendemos a puro coñazo desde que nacemos, me bañe, ya saben por mi olor a pueblo, me vestí, agarré mi bolso y me fui a casa de mi madre a ver a mis hijos y a esperar a su padre...ya habría tiempo para cagarse en to' el vivo, mientras planchaba el viaje de ropa que tenía en el canasto.

Para los que no lo saben, porque para saberlo hay que vivirlo, en algunos países, incluido el mío, por alguna razón que todavía no entiendo, mas que nada porque estamos en pleno Siglo XXI, la “luz se va”, y qué significa esto, que no importa que la pagues religiosamente, hay unas horas en el día en que sabes no cuentas con ella porque "se la llevan". Esto sucede a cualquier hora, cualquier día del año, sin previo aviso y puede ser desde 15 minutos sin luz, hasta...hasta que llegue, en una, dos, tres horas...o días, eso dependerá de lo grave de la avería de la planta o de lo que les de la gana de hacer a los tíos que la controlan, esto tampoco lo tengo muy claro.Ojo, que si no la pagas puntualmente, te la cortan...

Españoles, turistas de todo el mundo, que República Dominicana es esto, junto a otras cosillas, NO Punta Cana. Esta es nuestra realidad, esa es mi gente...y como dice una canción ochentera: El dominicano tiene un brillo...y un agujero en el bolsillo..."

Hasta otro encuentro ;)