sábado, 30 de enero de 2016

No te necesito, te prefiero...


No te necesito, te prefiero. Esta frase la leí hace poco, creo que es de Walter Riso, y me gustó tanto que desde entonces no ha dejado de sonar en mi cabeza una y otra y otra vez.

Es cierto, no te necesito...

Porque soy una persona entera, completa y plena, aún sin ti...

Porque llegué al mundo sola y viví sin ti una gran parte de mi vida...

Porque soy capaz de seguir viviendo, incluso si algún día me faltas...

Porque soy autosuficiente, un ser pensante con autonomía de actos...

Porque pienso, existo, antes, durante y después de ti...

Porque nací independiente y porque soy independiente de cualquier otro ser humano...

Porque tengo un cerebro, un corazón que trabajan sin necesidad de tenerte a mi lado...

Porque eres parte de mi vida, mas no eres mi vida...

No, no te necesito respiro sin ti, me muevo sin ti, puedo dormir sin ti, y mejor aún, puedo vivir sin ti...

En cambio te prefiero entre muchos y entre todos...

Porque eres capaz de sacarme una sonrisa en los momentos más difíciles...

Porque tengo tus manos que me agarran fuerte y tus hombros que me sirven de apoyo...

Porque me quieres así, tal cual soy, con mis complejos, mis dudas y mi carácter imposible...

Porque me dejas gritar, me dejas llorar, me dejas reír a carcajadas...

Porque aplaudes mis locuras y bailas a mi ritmo...

Porque me entiendes, a pesar de la dificultad que eso supone...

Porque me sigues amando, contra todo los pronósticos...

Porque a tu lado soy yo, con todo lo que implica ser yo, sin miedos, sin ataduras...

Porque no cortas mis alas, al contrario, me ayudas a volar...

Porque me respetas y respetas mi forma de pensar...

Porque crees en mi, confías en mi, mas de lo que creo y confío en mi misma...

Porque me das mi espacio cuando lo necesito, sin enojarte, sin exigir explicaciones...

Porque no me asfixias, porque no me anulas...

Porque eres un compañero en el camino, mi cómplice en la aventura...

Porque puedo ser, porque me dejas ser...

Porque me amaste entre muchas, porque me preferiste entre todas...

No, no te necesito, te prefiero...te vi entre muchos y te preferí entre todos, simplemente porque te amo.

sábado, 23 de enero de 2016

Cuando caiga la tarde...


Y mis manos sean torpes y mi mirada nublada...

Y los recuerdos mi presente y la soledad mi aliada...

Y mis pasos sean lentos y mi caminar cansado...

Y mi pelo este blanco y la piel arrugada...

Y el sol se ponga, y la luna asome...

Y termine la obra y baje el telón...

Y las luces se apaguen y los ruidos se callen...

Y las hojas caigan y el frío llegue...

Y la música no suene y la palabra no cante...

Y tu voz no me nombre y mis labios no te llamen....

 Y mis ojos no te vean y tu mirada no me alcance...

 Cuando el ruido se calle y el silencio nos hable,

 Cuando termine la historia y el libro se cierre,

 Cuando el día llegue a su fin y la noche asome...

Solo quedaremos tú y yo y un cuaderno lleno de recuerdos...

domingo, 17 de enero de 2016

Una taza de habichuelas con pan...


Hace unos días, el primer domingo del año para ser exactos, aprovechando los remanentes que aún quedaban del almuerzo de año nuevo, nos decidimos a preparar una comida muy típica de mi terruño: arroz, habichuela y carne, plato conocido como “la bandera dominicana”. Esta vez la carne iba de cerdo, no olviden que estábamos todavía en el recalentao’ de año nuevo. 

Flobre estaba en la cocina, debo decir que él es el encargado del departamento de humo y grasa cuando está en casa, sobre todo si lo que se va a comer es habichuelas o cualquier otro tipo de legumbres, él es el entendido en esta materia culinaria, además le encanta cocinar, dice que le relaja, fíjese usted...

Estaban las habichuelas haciendo “chup, chup” en la olla, y yo, que soy la pinche, me tope con un pan del día anterior, o del día anterior al día anterior, vaya usted a saber, el caso es que pensé en un primer momento untar el pan con un poco de aceite de oliva y ajo y meterlo al horno, pero realmente era poco para cuatro comensales. Al dar la vuelta veo las habichuelas ya casi al punto y me dije a mimisma “mimisma, vamos a comernos ese pan con habichuelas para ir abriendo boca” Acto seguido, busqué un tazón le eche el pan en trozos y un buen poco de habichuelas, y me fui a la mesa, cuchara en mano, a comerme mi “aperitivo” 

Me senté frente a mi taza y cerré los ojos para aspirar su olor. De repente volví a ser la niña pequeña a la que la abuela Pura le daba a las once de la mañana una taza de habichuelas para “que te pongas grande y hermosa...” me decía. 

Me vi sentada en la silla del comedor con mis pies colgando delante de aquella mesa robusta como la abuela, que me quedaba alta. Podía sentir el calor del sol que se colaba desde la azotea y desde el patio interior. Sentía el leve movimiento de las hojas de las plantas que adornaban toda la casa y llenaban el patio y la escalera a un mundo prohibido. Escuchaba el ruido de las ollas en la cocina que parecían mas bien los acordes de una hermosa canción, oía el ir y el venir de la tía y la abuela con el trajín propio de esas horas de la mañana. Podía sentir el olor de la carne y de la habichuela que alimentaban el alma. Por un breve espacio de tiempo volví a sentir la seguridad que me daban aquellas paredes, la certeza de que con aquellas mujeres nada malo podía pasarme, porque eran mis guardianas. Llegué a pensar, incluso, que en cualquier momento llegaría el tío Toño, que subiría las escaleras corriendo sonando las llaves, o que Vanessa tocaría el timbre de la puerta para ir a comer... 

Por un momento deje de ser grande y deje de tener problemas de adultos; por un momento volví a ser la niña rebelde, algo malcriada, caprichosa y muy consentida por su abuela y su tía; por un instante volví a querer subir aquellas escaleras prohibidas por donde se colaba el sol y que llevaban a un mundo maravilloso; por un momento le pedía a mi abuela que me dejara bañarme en la manguera del patio interior; por un momento volví a ser la niña feliz y despreocupada; por un momento... ...

abrí los ojos, y allí estaba yo tan adulta, tan grande, tan llena responsabilidades, frente a una taza de habichuelas con pan. Los pies me llegaban al suelo y la mesa me quedaba a la medida; el sol no se colaba por ningún lado, en cambio, el frío se hacia presente. Mire a mi alrededor, vi a Flobre cocinando mientras maltrataba alegremente una canción que sonaba en la radio, escuche a mis hijos riñendo por cualquier tontería y el olor de mi cocina me llegaba y me alimentaba el alma. Era el trajín propio de esos días y de esa hora, junto a personas con quienes también me siento muy segura, en ese lugar que también es mi fortaleza, sonreí y me di cuenta que también en ese momento soy muy feliz...

lunes, 11 de enero de 2016

Vamos a limpiar!!!


Después de una semana de limpiar archivos obsoletos, de eliminar programas que no uso y que ocupaban memoria del disco duro, de borrar malware, virus y quién sabe cuánta basura más; después de pasar una y otra vez el antivirus, para que él limpiara los rincones donde “mi escoba” no llegaba; después de reiniciar una y otra vez, para que el sistema reconociera los cambios realizados. 

Luego de guardar fotos, música, documentos que considero importantes en tarjetas de memoria; luego de borrar por aquí y desechar por allá, y, luego de comprimir programas, hoy, puedo decir, que por fin tengo mi laptop funcionando a plena capacidad. Me he quedado sólo con los programas que uso frecuentemente y con los archivos que creo voy a utilizar. Todo lo que no servía, o que solo ocupaba espacio fue eliminado.

Gracias a esa semana de limpieza profunda, he logrado recuperar casi 60 GB. Parecen pocos, pero el ordenador iba cada vez más lento, le costaba abrir cualquier programa y ejecutar cualquier mandato, y no hablemos de subir a Internet, eso era casi imposible. Hay que tener en cuenta, que mi portátil es de 2007 y por lo tanto no tiene esa capacidad que tienen las computadoras modernas. En fin, que, por fin logré que tirara un tiempo más, hasta que pueda cambiarla. 

Suelo hacer, con cierta frecuencia, limpiezas de armario y cajones. Suelo, con cierta frecuencia, hacer limpieza profunda, donde tiro cosas que igual utilizaré al día siguiente, pero que considero ya es hora de quitarse del medio. Suelo, con cierta frecuencia limpiar profundamente la casa, dónde lavo cortinas, cubrecamas, colchas, sábanas, toallas; limpio lámparas, friego TODO, vajilla, cubertería, adornos. Una vez al año, por lo menos, saco todo de la despensa y, luego de limpiarla, vuelvo a colocarlo todo. Una vez al año, al menos, saco todo de los gabinetes, los limpio y lo vuelvo a organizar. Sin embargo me había tomado años tomar la decisión de hacerle la limpieza a la portátil, por desconocimiento y por miedo a perder archivos importantes. 

Y ahora estoy aquí, de vuelta, fiebrando mi “nuevo portátil”, sí, porque aunque tiene ocho años, hoy, gracias a la “desintoxicación” es un nuevo ordenador, por lo menos para mi, que ahora mismo no me puedo permitir otro, ni de coña. 

Así mismo deberíamos hacer en nuestras vidas, LIMPIAR!!! para andar más ligeros, para sentirnos como nuevos, sobre todo, porque solo tenemos una y no podemos cambiarla o comprar una mas moderna, como la computadora.

Vamos a limpiarnos de malwares y gente dañina, borrar los caché y los malos momentos, vamos reiniciar cada vez que sea necesario, con tal de que los cambios tomen forma. 

Cuántas veces estamos rodeados de personas que solo se quejan y solo ven el vaso siempre vacío...aunque este lleno. O nosotros mismos, que podemos llegar a ser nuestros propios virus, que se comen nuestro sistema y nos hacen cada vez más lentos. 

Vamos a hacer limpieza, de gente tóxica que se coman nuestra energía; vamos a limpiar los archivos, a resetearnos, a pasarnos el antivirus. Vamos a alejar de nosotros todo lo que nos quite energía, todo lo que nos haga ser mas lentos, todo lo que no nos permita ver el camino, todo lo que nos impida ser felices. 

Deja de quejarte y empieza a actuar, abre cajones, limpia armarios, borra programas, guarda archivos importante, elimina el caché y todo aquello que impide que avances, desecha todo lo que no te haga ligera... 

Y no tengas miedo, que al final verás, que esos “programas” que creías podían hacer que no funcionaras si lo eliminabas, en realidad no servían mas que para ocupar espacio...y los “archivos” que necesitas y que son importantes, guárdalos, muévelos a un lugar seguro, a un lugar donde puedas encontrarlos cuando los necesites. 

Yo ya empecé a hacer la limpieza, y no solo del ordenador, los cajones y los armarios...Feliz 2016!!!