lunes, 29 de marzo de 2010

Feliz Cumpleaños Don Flobre, esté donde esté...

Hoy, mientras comiamos una comida típica de mi Quisqueya, no pude evitar trasladar mis recuerdos y verme sentada en la mesa en casa de mis suegros, y volver a vivir, por un instante, aquellos días en los que veía disfrutar a mi querido Don Flobre de su plato de arroz con abundante habichuela y ricamente “salciao’” con salsa de carne guisa’. Sentí nostalgia, primero porque aquellos días han quedado atrás y luego porque ya mi suegro no está. Cuando marché no imagine que jamás volvería a encontrarle, porque cuando regresé aquel verano, de aquel viejo lleno de vida no quedaba nada, había iniciado el camino a un largo viaje del que nunca regresaría. Me quedé con el deseo de comer concón con habichuela junto a él; de compartir una Presidente bien fría en la galería de su casa, comprada especialmente para “mi nuera”; me quedé con el deseo de verlo reñir como lo hacía antes. No encontré a mi Don Flobre, encontré lo que había dejado de él la enfermedad; bastarón dos años, sólo dos años. cuando lo vi, pasaron tantas cosas por mi cabeza: las fiestas, las tardes en su casa; mis sueños de ver a mi hija bailar un merengue con él en sus quince años...
Don Flobre era un ser muy especial, una de esas personas con un gran corazón, a la que es muy fácil tenerle mucho cariño; fue el único de mi familia política que vio más allá del físico, o de lo que pudiera ofrecer; siempre me demostró que me quería, aún cuando yo hiciera mis berrinches de niña malcriada, o a pesar de no estar de acuerdo conmigo. Siempre dijo que era como su hija, y así me trató, como padre a hija, que a pesar de sus muchos errores no le niega la palabra, ni deja de darle un beso y un abrazo del todo sincero. Se me fue, y aún cuando estuve allí para verlo partir, creo que le volveré a encontrar, cuando vuelva a mi país, esperándome en su galería, dispuesto a darme uno de esos abrazos grande, sincero y lleno de amor. Hablar de Don Flobre es hablar de honestidad, de valores, de pulcritud y de amor para los que les rodeaban. A Don Flobre le encantaban las Navidades, los cumpleaños y los brownnies; disfrutaba como enano de un día de reyes junto a sus nietos, y de una siesta en una tarde cualquiera. Trato de que mis hijos nunca le olviden, porque es un abuelo al que ningún nieto debería olvidar, pero es difícil, eran muy pequeños. Yo por mi parte, siempre le diré lo bueno y maravilloso que era, y siempre sabrán que para mí fue el mejor suegro que me pudo tocar. Doy gracias a Dios por darme la oportunidad de conocer a una persona como él, que junto a mis padres, forman los pilares de lo que soy hoy en día. Siempre le llevaré en mi corazón mi querido Don Flobre…

La mas pequeña ya no es tan pequeña...

Me pediste un regalo y no sé que darte; me pediste que te escribiera y no sé qué decirte, la musa no está cerca, se va y no dice adonde. Igual trataré, lo intentaré.... 33 años ya y parece que fue ayer, cuando eras una pequeña necia, traviesa, chillona y con una risa que parecía un cascabel; parecía que no crecías, sin embargo aquel verano en NY bastó para que pegaras el estirón, no sé si fue esos meses que no te tuve, pero cuando llegaste, llegaste grande, hermosa y parecía que habías crecido dos o tres años en esos pocos días. La mas pequeña de nosotras, siempre será así, esa a la que creemos tenemos que proteger porque aún es una niña, aunque el calendario se empeñen en decirnos lo contrario. 33 años, como dice la canción, quien lo diría; 33 años, son media vida; 33 años que se van con tanta prisa; y es así, sólo ayer eras esa pequeña que parecía una araña cuando se cabreaba, pegabas unos chillidos que pa’que; eras realmente insoportable. No sé en que momento empecé a verte como mi pequeña hermana y no como el pequeño demonio que había llegado para fastidiarlo todo; cuándo deje de mirarte como la carajita chismosa y empecé a verte como la hermanita que necesitaba toda mi protección. Me hubiese gustado, cual madre, que nada te pudiera hacer daño; que no hubieses tenido que crecer con los golpes que nos propina la vida; me hubiese gustado evitarte cualquier dolor. Pero entiendo que eso no es amor, tenías que crecer, madurar a base de golpes, como todos.
Si vuelvo la vista atrás, puedo ver una pequeña inquieta, siempre alegre y muy llorona, aunque parezca paradójico, así era; porque eras capaz de hacer un cabreo que estremecía las paredes de la casa, y al momento estar riéndote cual cascabel de Navidad. Eras una niña hermosa, aunque mas de una vez me hubiese gustado matarte, gracias a Dios no lo hice; recuerdo aquella tarde, que en uno de tus acostumbrados caprichos, lanzaste el control remoto de la televisión nueva de papi por las escaleras, dijiste que había sido yo y se me pegó lo que te tocaba a ti; o el día que, en el cine, se me ocurrió que a mí si me obedecerías, inocente de mi, te colgaste como Tarzán de mis laaaargos cabellos, y gritabas como si te estuvieran matando; puedo recordar que solías limpiar tus zapatos de una manera poca ortodoxa; o que, luego de comerte junto a nosotras todo el cocktail de frutas, ibas y le contabas a mami lo que habían hecho Angie y Mari; te recuerdo en tu columpio, te recuerdo en tu cumple de pollito, te recuerdo en tu uniforme del cole y con tus primeras gafas; sobre todo te recuerdo hablando, madre como hablabas, hablabas a rabiar, no callabas, eras capaz de dormir a las gallinas, y no es una metáfora, es una realidad muy real. 33 años y parece que fue ayer; como pasa el tiempo y no nos damos cuenta; hoy eres una mujer y hasta ayer eras nuestra pequeña; a la que le celebramos los 15 años; a la que llevamos a la fiesta de graduación; a la que di mi primera charla de educación sexual; a la que le di los primeros concejos sobre aquel chico del cole que te gustaba. Hoy veo a mi Maru y me parece estar viéndote, es tan igual a ti, que mas que hija mía parece tuya; hoy te veo a ti y sé que en un abrir y cerrar de ojos, mañana estaré viendo a mi pequeña convertirse en mujer sin apenas darme cuenta; porque eso me pasó contigo, creciste tan rápido que pienso se me fue el tiempo y no te disfruté todo lo que yo hubiese querido. Te tocó vivir situaciones muy fuertes a una temprana edad, situaciones que no se entienden ni siquiera cuando tienes 40 años; quizás por eso eres como eres, diferente a nosotras dos, nosotras somos lloronas, muy sentimentales y tal vez, sólo tal vez, nos ahogamos en un vaso de agua; pero tú, tú eres tan fuerte, no lloras con facilidad, ni con cualquier película como nosotras dos, eres capaz de afrontar situaciones que yo sería incapaz de enfrentar; como cuando te tocó sentarte frente a papi y mami y explicarle, con dos cojones, lo que te estaba sucediendo ¡¡¡Madre!!!, ahí empecé a verte como mujer y a admirarte como ser humano; ahí me di cuenta que la pequeña ya no era tan pequeña, era toda una mujer... Treinta y tres años Nada más son media vida Treinta y tres años Que se van con tanta prisa FELIZ CUMPLE TITA!!!

sábado, 20 de marzo de 2010

Mi primera "Falla Valenciana"

Ninot de las Fallas 2010
Anoche, mientras miraba por la tele la crema de Las Fallas 2010, me vino a la memoria mi primera experiencia en este tipo de celebración. Era yo muy pequeña, sería de algunos 9 o 10 años, quizás menos, cuando en el Club Casa de España, en República Dominicana, los españoles empezaron a rememorar sus raíces trasladando un pedacito de sus fiestas a nuestro país. Se reunieron los gallegos e hicieron su fiesta con su tradicional Queimada, bailes típicos y gaitas; luego llegó el turno de los asturianos, con sus sidras, trajes y bailes; finalmente llegó la fiesta valenciana, que diferente a las dos anteriores, no se llamaban "Romería" la llamaban "Falla", yo, no sabia de donde venían ninguno de los dos nombres y tampoco me importaba, lo único que importaba en aquel entonces es que pasaríamos un fin de semana de "juerga" y en familia en el club de los españoles, en nuestro club.
Estábamos los Díaz Vázquez y los Somoza López, en la fiesta de los valencianos, llamada "Falla", nos habíamos pasado el finde entre falleras, menor y mayor, que al día de hoy no sé muy bien cómo iba éste asunto de las falleras estas (algún valenciano amigo que me diga como va); entre sus bailes típicos, bastante diferentes a la jota de asturianos y gallegos; entre la procesión donde parecían rendir pleitesías un grupo de súbditos a dos jóvenes, que como dije anteriormente se hacían llamar: Fallera Mayor y Fallera Menor. En el patio, jardín, o lo que sea que fuera en ese entonces, había una especia de escultura hecha con muñecos, cartón y ropa vieja, y que según pude entender en aquel momento, era una especia de sátira y crítica social; años más tarde, empecé a comprender, que los muñecos eran "ninots" y la escultura es la falla, de aquí el nombre de la fiesta (si estoy equivocada en algo hasta ahora, que me corrijan los entendidos en la materia). Pues esto, que no sabía para que carajos lo habían hecho, pero sería la causa de que anoche me haya echado a reír recordando aquella primer experiencia.
Había llegado el momento mas especial de estas fiestas, reservado, claro está, para el último día en la noche; ya en todo el fin de semana habían sonado toooodas las tracas habidas y por haber, pero lo mejor estaba por llegar. Recuerdo estar parada a cierta distancia de la falla, junto a Angie, Cely, Pily y Mily; Angie y Cely eran las menores, Pily y Mily las mayores, y yo estaba justo en el medio, ni mayor, ni menor, pero si lo suficientemente inocente, rayando en lo tonta, para creerme lo que vendría a continuación. Como dije, nos encontrábamos, las cinco, paradas frente a la falla, a cierta distancia, en algún lugar cerca estarían nuestros padres, pues ninguno nos perdían ni pie, ni pisa; puedo recordar que habían bomberos, preparados "por si acaso" y creo ver a los valencianos preparando todo para "el gran final" (hoy correctamente llamada la crema de la falla); mientras todo esto pasaba, Pily y Mily nos iban diciendo o "explicando" muy a su manera y haciendo uso del gran poder que les concedía el ser las mayores, que todo eso iba a arder, que le iban a encender fuego, pero que dentro de la escultura estaba lleno de gasolina y bombas, que cuando explotaran todo el que estuviera cerca iba a estallar junto a los muñecos; acto seguido, empieza la crema, y claro, dentro lo que tenían los famosos muñecos eran petardos, que al contacto con el fuego empezaron a sonar, cual bombas en la guerra....acto seguido Angie, Cely y yo, comenzamos a correr de manera desaforada por el estacionamiento de la Casa de España y nos escondimos detrás de un carro, que creo era de color azul marino, llorando porque íbamos a explotar con todo y muñecos; lo siguiente que recuerdo es a Pily y Mily, destornilladas de la risa, diciendonos que todo había sido una broma, que dejáramos de llorar y que nada de lo que nos habían contado pasaría, sobre todo, porque si sucedía cualquier cosa, ahí estaban los bomberos que nos "rescatarían". No logro recordar si volví a ver como se quemaba la falla o si, por el contrario, preferí esperar a cierta distancia, no fuera cosa.
Hasta aquí, mi primera experiencia con las Fallas Valencianas, de ahí que aunque estoy loca por ir a una de verdad, verdad, en Valencia, algo me dice que me quede tranquila en casa, que estoy mas segura. Por otro lado, no recuerdo el año de esta primera fiesta valenciana en la República Dominicana, y tampoco estoy muy segura de que como yo entiendo lo que es una falla, realmente sea así; por lo que pido disculpas si dije lo que no era; de cualquier forma es mi particular momento en "mi primera Falla Valenciana"...hasta la próxima.

viernes, 12 de marzo de 2010

Dias de clases...

Hoy toca el apartado para aquellos días en que los problemas parecían tan lejos; esos días donde de lo único que nos preocupaba era ir al colegio y estudiar. Parece que todo aquello sucedió el otro día, sin embargo ya han pasado 22 años desde el día de nuestra graduación del cole. Si busco en mis recuerdos me veo pequeña, con el uniforme azul o color limoncillo; los zapatos negros, medias blancas y una correa horrible que nos adornaba el uniforme cuadrado y dificilísimo de poner; veo el patio rosado, las grandes escaleras con el pasamano de caoba que nos llevaba a la segunda planta y si seguíamos subiendo nos guiaba hasta la capilla, hermosa llena de grandes y coloridos vitrales. Los pasillos del colegio eran oscuros, pero lleno de detalles que te hacían sentir en casa. Mientras éramos pequeñas nos tocaba salir al recreo al patio de abajo; ya cuando crecíamos un poco y subíamos a la segunda planta, pasábamos al patio rosado; y ya éramos “adultas” cuando el recreo lo hacíamos en el patio de arriba. El cole tenía un salón de acto hermoso, por lo menos así lo recuerdo, con su piano de cola que le daba cierto prestigio; este salón fue testigo de muchas veladas, en las que me tocaba de angelito o pastorcita. Recuerdo la última de todas que hicimos allí, hicimos un coro y no sé muy bien de que andábamos vestidas, sólo recuerdo que llevábamos barbas hechas en algodón y una vela encendida, con tan mala suerte que a una de nosotras se le encendió la barba y se le chamusco la cara; gracias a Dios quedó en un susto, porque no pasó a mayores, si que mi amiga la paso mal pues le ardía, porque después de todo era una quemadura Y EN LA CARA!!! Aquel edificio estaba lleno de encanto, cuando paso por su frente se me agolpan tantos y tantos momentos para los cuales necesitaría un blog de 500 páginas para escribir; recuerdo aquella primera “kermesse”, un fracaso total, pero estábamos tan ilusionadas todas que trabajamos como chinos para que todo saliera adelante; ésta kermesse era pro-recaudación de fondos para nuestro nuevo edificio, el cual prometía ser lo último de lo último. Nuestro edificio de las Mercedes se había quedado pequeño y ya no funcionaban la mitad de sus instalaciones. Nos mudamos al nuevo edificio en 1982; y debo decir, que aunque era enorme, con grandes pasillos llenos de luz, tranquilidad absoluta y espacios que prometían grandes jardines; digo prometían porque cuando llegamos el terreno era todo baldío, y cuando llovía se volvía de un color marrón mostaza que nos ponía los zapatos guapos, guapos de verdad. Si, si, el colegio era grande, imponente y lleno de luz, pero había perdido ese toque de “mi familia” que tenía el otro. En estos años cumplimos 50 años de fundada la congregación, y lo celebramos por todo lo alto, fue cuando salió el concurso para diseñar el nuevo uniforme, del cual salió el uniforme actual de niños bien y que quedó universal para todos los colegios de hermanas franciscana; asistimos, así, al cambio de uniforme, gracias a Dios pasamos de aquella cosa color azul, amarillo y limoncillo a los uniformes que parecen de niños bien de colegios ingleses; eso sí, tela para comprar la tela en aquel entonces, porque no había suficiente y porque no aparecía en cualquier sitio; por lo que en el primer año parecíamos cualquier cosa, menos alumnos del mismo colegio. También, con motivo de estos 50 años, se convocó a un concurso de canciones a Madre Carmen entre toooodos los colegios franciscanos situados alrededor del mundo; nuestra canción, la de mi curso, no llegó a ningún lado, porque era mala donde las haya: no tenía ni música, ni letra, ni na’, diferente a la que ganó en nuestra categoría que si que se la curraron; pero eso no importa, pues al final, nos llevamos todos los premios, pues ganaron todas nuestras canciones entre todas las canciones de los colegios participantes en RD.; lo que no recuerdo es, si al final, llegamos a ganar algo a nivel del concurso mundial... Nos tocó estar poco tiempo en este nuevo edificio, y disfrutamos poco de las muchas comodidades que tiene hoy en día; eso sí, somos parte de su historia, y lo vimos surgir desde el primer ladrillo; hoy tiene un anfiteatro, con todas las comodidades, pero no está el piano de cola; una cafetería super mega guay, pero aquella donde nos agolpábamos todas me gustaba mas; tiene laboratorios bien equipados y una capilla que en nada se parece a la de mi viejo edificio. Aquí viví mis últimos años de colegiala y no puedo dejar de mencionar a mis compañeras, con las cuales tuve mas de un encontronazo; recuerdo, estando en segundo de bachillerato, que llegaron la mitad de ellas con unos lazos en la cabeza color amarillo pollito, que no les pegaban nada de nada con alguno de los uniformes; ahí comenzó una especie de guerrilla entre dos bandos: las lazos amarillo y las sin lazo, claro porque la otra mitad no tenía lazo. Pero esto quedo ahí, en una simple niñada, porque al año siguiente tendríamos que unirnos para preparar “nuestra promoción”: buscarle nombre, hacer actividades para recaudar fondos para nuestra fiesta (que al final no fue una fiesta, sino una semana en la casa de una compañera en la playa, con nuestras “sor” preferidas), hacer las camisetas y buscar un logo (horrible y horroroso, por cierto, a ver en que estábamos pensando); en éste año, le quitamos la misa del 14 de febrero a las niñas de 4º bachillerato, una putada en toda regla, porque, no sé ahora, pero en aquel entonces era muy importante esa misa del día de la amistad para el último año, porque venía a ser una especie de despedida; pero fuimos tan HP, que no sólo le quitamos la misa, sino que llevamos al mismísimo Cardenal a darla....si, porque así era Guetto, ah si, este era nuestro nombre, con canción y todo; eso sí, que insultadas fuimos, las de 4º aprovechaban cualquier oportunidad para decirnos lo mal que lo estábamos haciendo, que era una injusticia porque esa misa siempre la habían hecho la promoción saliente; Pero, digo yo, quien les manda a dormirse y no decir nada, nooooo, porque resulta que era una sorpresa, pero sorpresa de qué, si ese día siempre hubo misa; por eso se quedaron sin ella, aunque al final la dejamos participar un poquitito solamente; eso sí, al año siguiente la misa la pedimos nosotras desde septiembre que entramos, no fuera a ser que la misma putada que habíamos hecho, nos la fueran a hacer a nosotras. Así tuvimos misa del “día del amor y la amistad” dos años consecutivos, con nuestro Cardenal a la cabeza, y es que hasta para eso fuimos “distintas”. Eso sí, no todo son buenos recuerdos, porque Dios mío, no podía yo hacer nada sin que Eugenio no se enterara antes de yo, incluso, hacerlo; y es que las monjas tenían tanta confianza con “el chino” que cualquier cosa que yo hiciera o dejara de hacer, tenían una línea directa con “el e’pañol” y lo llamaban; así cuando yo llegaba a mi casa, ya sabían todo, como pa’portarse mal!!!. Además tengo que mencionar mis notas, esas que queme para que mis hijos nunca, nunca la vieran; y es que no se me dio bien el colegio, de hecho en el último año deje tooooodas las materias; si, si, incluso religión y deportes, mas que nada porque no me dio la gana de hacer los trabajos. Con mis calificaciones tengo una muy buena anécdota, pues cuando estaban en la última reunión del año escolar, antes de subir a por las notas, alguien dijo que sólo a tres de nosotras se le había quedado Psicología directo pa’agosto, osea, quemada, quemada; yo estaba tan segura de que, entre esas tres estaba yo, que cuando vi mis notas no me sorprendió ver esta materia junto a Física juntitas para agosto; con tanta suerte, que no, que no me había quemado, la había dejado para junio, peeeero como era la primera vez que entregaban las calificaciones computarizadas, pues había habido un “error”; recuerdo que la primera llamada que recibí fue de Mapa, una de mis compañeras que me dice, casi reprochándome, y tú por qué no fuiste al examen, a lo que yo conteste, que no tenía examen que yo tenía esa materia para examinarla en agosto; la otra llamada fue de la mismísima Sor Inmaculada (la directora), haciéndome la misma pregunta con el mismo tonito de reproche, le respondí lo mismo y medio no me creyó, yo tan pancha le dije: “si quiere le llevo su hojita con las notas mañana”; así lo hice, tuvo que creerme y me pregunta en mitad de unos de mis exámenes de junio, que cuando tenia libre para poder examinarme y yo le respondí, tan ancha yo, a ver, sor Inma, cuándo es el último examen, claro se me habían quedado todas las materias y una mas, por lo que tenía mi agenda un poco llena, la verdad. Así, señores, me examiné en la dirección, frente a la madre superiora, que me rifó los temas delante de mí; la noche anterior al examen intenté estudiar, pero resulta que frente a mi casa, mientras yo estudiaba había un concierto de 4-40 en casa de un amigo de éstos, que no sé para donde se iba y ellos les estaban despidiendo, si, si, mientras yo estudiaba; como no me podía concentrar cerré el libro y marché a dormir; al otro día me presento al examen sin ninguna presión, estaba yo solita en el colegio y en la dirección, y ya me había quemado, osea que si me quemaba otra vez, pues no pasaba nada; así empecé a responder a cada pregunta, un poco de lo que había visto en el libro la noche anterior, un poco de lo que me acordaba de lo que habían explicado en clases y un poco aplicando el sentido común, cuando terminé entregué el papel y marché; pues nada, que la Sor Inma me quería matar días después, cuando me dice en el pasillo: “sabes María Teresa, quien fue la única que pasó el examen de psicología”, yo que le digo, pues no, la verdad que no lo sé; me miro con esa mirada de “está bueno matarte” y me dice: pues tú, la única que paso el examen fuiste tú!!!...y siguió diciéndome, en un tono entre sermón y suplica: “a ver, dime no es más fácil estudiar un poquito diariamente y al final del año, para el examen final sólo repasar, dime no es mas fácil” y yo que le digo, con toda mi jeta: “igual si es mas fácil, pero es mas cansado, porque mire usted, la Giovanna (la empollona del curso) estudia todos los días durante 9 meses, yo solo estudie una semana y nos vamos a graduar el mismo día, además que tenía que guardar toda mi energía para la universidad, que ahí si que no me van a ayudar”....no me mató, creo que porque el habito se lo impedía. Eso sí, que estoy convencida que gracias a Sor Inma salí del colegio, porque si llego a tener que aprobar el examen de Física pa’graduarme, segurito que fuera alumna vitalicia del Serafín, y es que la Física es mucha Física pa’mi; estoy casi segura que el último empujoncito me lo dio ella, gracias a Dios, porque si no... Así estoy llena de recuerdos de mis años de colegio; la libreta que Sor Mayra me mandó a forrar en 2º de bachillerato, y yo con dos cojones no forré: “porque es una libreta de espiral y esas libretas no se forran, además ya yo soy adulta, Sor Mayra”; “Ma. Teresa que llamo a Eugenio”; ja!!! Como que eso me da miedo “pues llámelo a ver que le dice...”; total que la libreta no la forré, a pesar de que a Eugenio si lo llamarón; y con mis compañeras, todo lo que hicimos, desde hacerle la vida imposible a nuestra querida Eugenia que nos gritaba “SILENCIO!!!”; hasta llenar los candados de las puertas de pegamento para no entrar a dar clases, mientras tanto cantábamos a todo pulmón “por amor, por amor, por amor....” agolpadas todas en la escalera y asegurando que ninguna de nosotras había sido; aquellas tardes en la clase de historia, diciéndole a Josefina que nos recitara “Bartola llora con una lágrima”, solo para no dar clases; o la cara de Sor Zoila (hoy una mujer como tu y como yo), mandándonos a callar mientras se remangaba las mangas del habito y nos decía: “ mis hijas, porque es que no pueden hacer silencio”... Son mis días de clases en el colegio, debo decir que fueron días maravillosos, aunque no quisiera volver a pasar por él; y es que todavía hoy me sueño con la historia, por Dios que es mi pesadilla mas recurrente el estar haciendo un examen de historia en el colegio que si no lo apruebo me quitan mi titulo de licenciada; o que me llaman del CONES y me dicen que me quitan el titulo porque debo Historia del colegio. Y no se rían, porque es horrible!!!. Eso sí, que lo que le dije a Sor Inma aquella mañana en el pasillo del cole lo cumplía a cabalidad; porque resulta que todas aquellas materias en las que me quemé en el colegio, al llegar a la universidad me exoneraban de tomar el examen final, por mis buenas calificaciones; y es que resulta que en la uni fui una estudiante excelente, como pa’no creérselo; recuerdo el día que la profesora de historia de la carrera dijo en medio del curso: “Ven Ma. Teresa si que domina la historia, se nota que la disfruta, que la vive....”; si como no, sólo pude pensar en la cara de Josefina, cuando ya sin fuerzas daba por pérdida la batalla con: “¡Vázquez, allá!...” Por eso entiendo a nuestra querida Sor Rosa, cuando unos días antes de yo venirme a España, estuvo en mi casa y le dijo a mi padre: “Quién nos lo iba a decir, Eugenio, con el trabajo que nos dio que sacara el colegio adelante y ahora verla tan responsable y tan adulta...parece que hicimos bien nuestro trabajo...”. Si lo hicieron bien o mal, no lo sé, sólo sé que aquellos días tendrán su lugar en mi vida, en mi cabeza y en mi corazón. Para mis compis del cole, y para las profes a las que tanto les hicimos pasar.... Les dejo con algunas fotos, que creo que a alguna les traeran algo de recuerdo...
Sor Mayra, Sor Rosa, una servidora y Sor Inma,
en el día de la graduación...las tres matatanas del bachillerato Josefina, Aleida, una servidora y Dhara... mis compis en el cole... Mas compis del cole, 20 años mas tarde... una servidora, Dhara, Juliet, Ma. Isabel (la dueña de la casa en la playa), Wanda y Alfonsina (a quien se le quemo la cara el día de la velada de Navidad)

jueves, 11 de marzo de 2010

Matrimonio: ¿para toda la vida?

Ayer hablaba con un amigo y me decía que tenía problemas en su matrimonio; y yo me pregunto, en que momento de tu vida te das cuenta que esta persona con quien un día decidiste compartir tu vida ya no es a la que quieres; cuándo llegas a la conclusión de que, tal vez, te equivocaste; porqué se deterioran los matrimonios; y cuando te das cuenta de que esa persona a la que una vez amaste ahora es una desconocida; en qué momentos dejamos de reír, hablar y compartir con nuestra pareja y empiezan los largos silencios, que mas que silencios parecen grandes pausas en nuestras vidas; cuándo dejamos de ser amigos, pareja, cómplices, para convertirnos en dos completos extraños; en qué momento empiezan los absurdos celos y la desconfianza; en qué momento nos dejamos de tomar de las manos, dejamos de vernos en los ojos del otro o nos dejamos de estremecer con su respiración; porqué cuando nos casamos, los momentos mágicos y especiales del noviazgo desaparecen; porque dejamos de contar los minutos que faltan para verlo y empezamos a contar los minutos que faltan para que se marche. Se deterioran tanto los matrimonios a través del tiempo, o es algo que falla incluso antes de casarte, como estos coches que vienen con defecto de fabrica. O es que la vida en común y el día a día nos envuelven y las pequeñas diferencias se convierten en grandes dificultades, y en qué momento esas pequeñas diferencias que nos separan se hacen mas grandes que las cosas que nos unieron; es que la pasta de dientes y la tapa del inodoro fabrican, con el tiempo, una gran muralla entre los dos imposible de derrumbar. Cuándo esa persona a la que juraste amor eterno ya no es a la que quieres para toda la vida, ¿cuándo? Cuándo te das cuenta de que te equivocaste y cuándo decides poner la marcha de retroceso; o por el contrario, cuándo, a pesar de pensar que, tal vez, te equivocaste, decides seguir adelante, hasta el final. Otra noche sin dormir...

martes, 9 de marzo de 2010

El Tren de la Vida

Muchas veces he escuchado la frase de que la vida es un tren y debemos tomarlo, hasta llegar a nuestra parada final. Si es así, y podemos hacer esta comparación, en cuál de los vagones iré yo, cuántas personas se subieron y se bajaron en las diferentes paradas. De qué forma me cambió cada una de esas personas, o cómo influí yo en cada una de ellas. Si la vida es un tren, cuáles son las paradas, a dónde vamos o desde dónde partimos; cuándo, cómo y dónde decidimos subirnos a él e iniciar el viaje. Porque tengo la impresión de que cuando era pequeña, eran mis padres los que iban en ese tren y yo era sólo parte del equipaje; no me mal entiendan, un equipaje especial, delicado, y muy amado, pero equipaje al fin; en que momento dejo de ser una mochila para comprar el ticket y ser un pasajero mas. En cuál estación de mi vida me subí: cuándo salí del cole, cuándo cumplí la mayoría de edad, cuándo me casé, cuándo tuve a mis hijos, ¿¿¿cuándo??? Y si la vida es un tren, quienes son mis compañeros de viaje; en qué parte del vagón iré sentada. No sé si los trenes se dividen en clases como los aviones; si es así, en qué clase viajaré yo, primera, económica, turista? Y cuándo pasamos por túneles, que significado tiene eso para cada uno de los pasajeros; porque habrá a quienes la oscuridad le dé algo de miedo, pero a otros como a mí, les dará por disfrutarla lo poco que dure cerrando los ojos. También me gustaría saber de qué hablamos durante el viaje, quienes son los viajeros que me acompañan durante todo el viaje, qué nos dan de comida; porque anda que no suele ser largo el trayecto. Cuándo sabemos que la parada es la nuestra y tenemos que bajar, alguien nos lo dice, alguien nos lo avisa, o sólo nos bajamos y ya. Y el tren es de carbón o eléctrico; yo particularmente prefiero el de carbón, a mi me parece mas guapo y pienso que es mas lento en el viaje; podemos apreciar más el paisaje y el entorno. Y a las personas que nos mareamos en los viajes, que hacemos, nos atiborramos a pastillas durante todo el viaje, o llega el momento en el que nos acostumbramos y ya no nos hace daño el movimiento. Y hablando de esto, mientras viajamos, qué vemos afuera, hay otras personas saludándonos o despidiéndose; y cuándo alguien se baja en una parada que no es la nuestra, pensamos que ahí terminó nuestro encuentro, o quedamos de juntarnos en algún otro viaje para quedar a tomar un café. Y si el tren es nuestra vida, que vienen a ser los rieles? Y el Señor que nos sella el ticket, ¿quién es? Y el que conduce el tren; y si nuestros compañeros de viajes no nos gustan podemos pedir que nos lo cambien; y si cuando llegamos no nos gusta lo que vemos y queremos seguir el viaje, o queremos devolvernos, podemos? Y si por el contrario, queremos bajarnos en algunas paradas atrás, porque queremos visitar a alguien, o simplemente porque queremos conocer el lugar ¿podemos hacerlo? No sé, pero no me hagan caso, anoche no dormí muy bien y me dio por pensar en trenes...

lunes, 8 de marzo de 2010

08 de marzo: Día Internacional de la Mujer...

Hoy es un día, para mí, realmente indignante; un día que claramente me señala, que yo como mujer, aunque he logrado mucho, todavía no he logrado ponerme a nivel del hombre; a pesar de trabajar tanto o mas que él, a pesar de ser tan inteligente como él, a pesar de tener un sentido común de serie que él no lo trae, a pesar de haber demostrado que estoy tan capacitada como él a desempeñar cualquier puesto de trabajo; y es que las mujeres nos hemos pasado la vida demostrando que podemos y valemos, y como no los reconocen: regalándonos un día en el que todos nos felicitan. No señores, que yo no cumplo años, no es mi santo y ni siquiera es mi aniversario de boda; ninguno de mis hijos nació en esté día y tampoco es el día de las madres.... Y es que no hacemos nada las mujeres con este día, cuando en los puestos de trabajos, todavía, prefieren a un hombre a una mujer; y si nos contratan, nuestro sueldo es menor con respecto al mismo puesto si es un hombre. Día Internacional de la Mujer, que no, que no estoy de acuerdo con celebrarlo, porque no quiero que se nos reconozca un solo día, quiero ser reconocida los 365 días del año. Además, de que celebramos esté día, sobre todo, porque la historia más extendida sobre la conmemoración del 8 de marzo hace referencia a los hechos que sucedieron en esa fecha del año 1908, cuando murieron calcinadas 146 mujeres trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York en un incendio provocado por las bombas incendiarías que les lanzaron ante la negativa de abandonar el encierro en el que protestaban por los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo que padecían. Es decir, si no se hubiesen muerto estas mujeres no tendríamos un día para nosotras; porque digan lo que digan, seguimos igual que entonces, poco hemos mejorado, porque si hubiésemos logrado ser igualada al hombre no tendríamos el 08 de marzo señalado en el calendario. Ojito, que no soy feminista, pero entiendo que yo, como mujer, esa, aquella, y la de mas allá, tenemos el mismo derecho que usted y que aquel; y encima trabajamos el doble, porque ya colaboramos con los gastos de la casa y cuando llegamos a ella, nos toca mantenerla limpia, organizada y nuestra familia atendida. Día Internacional de la Mujer, cómo no!!!

lunes, 1 de marzo de 2010

Un carro para la familia...

Vamos de paseo Pi, pi, pi En un coche viejo. Pero no me importa, Pi, pi, pi Porque llevo torta..... Nos vamos de paseo en nuestro viejo coche el, Chevy de color verde metálico, que luego sería de color rojovino y mas tarde azul metálico. Era el coche de la familia, un poco heredado del abuelo a su yerno, para que lo disfrutaran su hija y sus nietos. El chevy, Bartolo, como lo bautizaría la tía Angie años mas tarde, era un centro de reunión familiar; en el nos reuníamos todos los domingos en la tarde la abuela, la tía, papá, mamá y los niños para ir de paseo a Villa Duarte. Si me remonto a aquellos días, puedo verme sentada en el coche de lado de la ventana, al lado de la abuela, contando "cepillos" o cantando, mientras el viento golpeaba con fuerza sobre mi cara; realmente eran buenos tiempos aquellos, los domingos eran una pasada, pues nos íbamos todos de paseo en nuestro viejo carro, que a tantos lugares nos llevó. El Chevy nos llevó al colegio, a los cumpleaños infantiles, a los quince años, a mas de una fiesta del cole, a la universidad, y hasta en aquellas largas tardes de sábados de supermercado estaba nuestro viejo amigo; estuvo con nosotros muchos, muchos años, tantos que era parte de la familia. El Chevy creció y se hizo viejo con nosotros. Tanto le conocía que yo era capaz de escucharlo y distinguirlo entre un millón de coches y a metros de distancia, su sonido era único y especial. Durante un buen tiempo fue nuestro fiel medio de transporte; pero los años le pasaron factura, ya estaba viejito, y muy achacoso, tanto que solía pasar mas tiempo en el taller que en el garaje de casa, por lo que papi tuvo que cambiarlo por uno ultimo modelo: “Nick”, el Nissan Sentra del 91 de color rojo vino, llego a casa con la algarabía y el alboroto que causa la llegada de todo coche nuevo. “Bartolo” se quedó resagado en la cochera; paso a ser el segundo coche de la familia, y pasaba mas tiempo parado que paseando. Parecía saber lo que se le venía encima, parecía estar triste, porque su familia de siempre le había cambiado por otro más joven; y es que todos estábamos muy emocionados con "el nuevo" que acababa de llegar, sus líneas eran mas suaves, su motor no sonaba y tampoco había que llevarlo al taller; pero como "el nuevo" no sonaba yo no era capaz de escucharlo; y por eso y por mi despiste, alguna que otra noche me subí en un coche que no era el mío, bajo la mirada sorprendida de su conductor; desde entonces mi padre tenía que bajar la ventanilla para hacerme señas, para evitar que me equivocara otra vez, porque como "Nick" habían muchos iguales, y Bartolo era mucho Bartolo, parecía sonreír y decirnos, “hey, que estoy aquí, que ya hemos llegado por ti”. Hace tiempo que ya nuestro Chevy no está entre nosotros, y todavía le hecho de menos, como a muchos que también se han ido, y como al tiempo pasado, que, como dice Ernesto Sábato, siempre será mejor; todavía me parece que lo voy a ver grande, hermoso y esperando en su pequeño aparcamiento por su familia para llevarla a pasear…. En memoria de nuestro “Bartolo”, el Chevy Nova verde del 68, que ocupó toda mi niñez, mi adolescencia y parte de mi juventud adulta......