Ayer hablaba con un amigo y me decía que tenía problemas en su matrimonio; y yo me pregunto, en que momento de tu vida te das cuenta que esta persona con quien un día decidiste compartir tu vida ya no es a la que quieres; cuándo llegas a la conclusión de que, tal vez, te equivocaste; porqué se deterioran los matrimonios; y cuando te das cuenta de que esa persona a la que una vez amaste ahora es una desconocida; en qué momentos dejamos de reír, hablar y compartir con nuestra pareja y empiezan los largos silencios, que mas que silencios parecen grandes pausas en nuestras vidas; cuándo dejamos de ser amigos, pareja, cómplices, para convertirnos en dos completos extraños; en qué momento empiezan los absurdos celos y la desconfianza; en qué momento nos dejamos de tomar de las manos, dejamos de vernos en los ojos del otro o nos dejamos de estremecer con su respiración; porqué cuando nos casamos, los momentos mágicos y especiales del noviazgo desaparecen; porque dejamos de contar los minutos que faltan para verlo y empezamos a contar los minutos que faltan para que se marche. Se deterioran tanto los matrimonios a través del tiempo, o es algo que falla incluso antes de casarte, como estos coches que vienen con defecto de fabrica. O es que la vida en común y el día a día nos envuelven y las pequeñas diferencias se convierten en grandes dificultades, y en qué momento esas pequeñas diferencias que nos separan se hacen mas grandes que las cosas que nos unieron; es que la pasta de dientes y la tapa del inodoro fabrican, con el tiempo, una gran muralla entre los dos imposible de derrumbar. Cuándo esa persona a la que juraste amor eterno ya no es a la que quieres para toda la vida, ¿cuándo?
Cuándo te das cuenta de que te equivocaste y cuándo decides poner la marcha de retroceso; o por el contrario, cuándo, a pesar de pensar que, tal vez, te equivocaste, decides seguir adelante, hasta el final.
Otra noche sin dormir...
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