sábado, 30 de junio de 2012

Flores para Ghetto...


Se ha convertido en una tradición y una necesidad recibir el mensaje de alerta en nuestro chat con la foto de las flores de Wanda. Cada sábado ellas llegan a través de nuestro celular haciéndonos sentir cercanas, juntas, unidas; haciéndonos sentir que el tiempo no ha pasado; haciéndonos pensar que somos aquellas mismas niñas de hace años atrás. Es hermoso recibirlas cada sábado, es como tomar oxigeno después de una semana de trabajos, ajetreos, colegios, agobios. Es verlas y sentirme cerca, sentir que no hay distancias, sentir que no existe el espacio, ni el tiempo. 

No importa como venga el sábado, si estoy animada o no; no importa si hay neblina o si esta nevando; no importa si el sábado se levanto gris, frío y húmedo, llegan las flores y, como por arte de magia, el día se arregla. 

Cuando le pedí a Wanda que me contara lo que significan para ella esas flores que nos regala cada sábado, me dijo: “Desde los viernes en la noche voy pensando qué flores pondré y ruego para que, al día siguiente, encuentre unas que me gusten en el jardín donde las compro. Cuando llego allí me entra un no sé qué y doy como veinte vueltas hasta que elijo las que me gustan, mientras he ido pensando con qué completaré el arreglo, algo que no esté muy visto, algo que no haya utilizado recientemente, lo que mejor le vaya al tipo de flores que he elegido; pienso también en qué florero quedarán mejor, si a fulana le gustarán, qué dirá Ghetto, quién será la primera en comentar o qué comentarán; pienso que si de verdad les gustan tanto como me dicen y que mi Gabriel prefiere los tulipanes y mi Daniela me dijo que hiciera esto o aquello. Llego a la casa y mientras hago el arreglo me voy transportando a diferentes lugares, el lugar dependerá de mi estado de ánimo y de si son esas las flores que quería comprar. Cuando el arreglo esta terminado, lo observo desde todos los ángulos, si esta todo bien, entonces le tomo alrededor de cinco fotos para subir, primero a Ghetto y luego al FB , la que mas me gusta. Finalmente me siento en la terraza a observarlas, a contemplarlas, a admirarlas y a disfrutarlas y me lleno de paz y tranquilidad. Cuando me empiezan a llegar los comentarios, me da un “teke, teke” de felicidad. 

Esta respuesta me emociono hasta las lágrimas, porque comprobé que no se trata de una foto para presumir, comprobé que realmente piensa un poquito en mi, porque si piensa en Ghetto, piensa en mi y me encantó. Porque para mi esas flores significan un mejor sábado, menos distancia, menos frío, menos soledad; significan amigas, vida, felicidad; significan cielo azul y sol caliente en invierno. 

La misma pregunta les hice a las demás chicas Ghetto, que sentían al recibir esas flores; Yuberkys comenta “pienso que ella las pone cerca de una ventana, donde les da los rayos de sol, y me imagino a Wanda con una tasita de café contemplando sus flores. A veces me pregunto si se enojaría si las llego a poner en mi profile” 

Gracias Wanda, gracias por regalarme flores cada sábado; flores que me hacen sentir que no existe el espacio, ni el tiempo, que no existen las distancias y que allende los mares tengo amigas verdaderas que piensan en mi, por lo menos, una vez a la semana. Gracias por enviarme un abrazo en forma de flores y un beso en forma de foto. Gracias por hacerme sentir que allí aún me queda mucho porque volver. 

Hasta las próximas flores...

martes, 26 de junio de 2012

He aprendido...


He aprendido a sonreír a pesar de las lágrimas y a llorar con una sonrisa. Que puedo llorar sin lágrimas y puedo gritar en silencio. 

He aprendido que puedo hacer de los obstáculos un peldaño para subir o un lastre que me impida avanzar. Que ver el vaso medio lleno o medio vacío, depende de mi. 

He aprendido a disfrutar con lo que tengo y a preocuparme menos por lo que no tengo. A ser feliz a pesar de las circunstancias, a vivir con ilusión sin importar lo que me traiga el día. 

He aprendido a levantarme tantas veces como caigo. Que puedo empezar tantas veces como sea necesario. Que el dinero no hace, ni compra la felicidad. 

He aprendido a ver el sol en un día gris y el cielo azul cuando esta lloviendo. Que el arcoíris mas hermoso es el que pinto en mi día. 

He aprendido que el miedo a vivir nos hace disfrutar menos. Que en las pequeñas cosas y en los pequeños detalles es donde encontramos lo realmente valioso. 

He aprendido que la sonrisa de mis hijos y el calor de sus abrazos son los diamantes que necesito para adornarme. 

He aprendido que darme por vencida es igual a fracasar y que el que no lucha esta un poquito muerto. 

He aprendido que por cada NO, hay un SI. Que podemos avanzar o nos podemos estancar, eso depende de cada uno. 

He aprendido que la felicidad la encuentro dentro de mí. Que es un camino que voy construyendo día a día. Que puedo ser feliz con todo y con nada. 

He aprendido a ajustar mis velas, según el viento para seguir navegando en este océano que llamamos vida. 

He aprendido que deberíamos ser mas niños y menos adultos. Que para los niños no hay obstáculos, ni razas, ni religiones. Que a los niños sólo les preocupa jugar, disfrutar y con eso son felices. 

He aprendido que una casa no es un hogar, que el matrimonio no te asegura tener una pareja y que la soledad puede estar rodeada de gente. Que estar sola no significa no tener compañía y no tener compañía no quiere decir que este sola. 

He aprendido que ser pobre no es igual a ser miserable y que tener dinero no es sinónimo de ser rico. Que soy tan rica, tan rica que lo único que me falta es el dinero. 

He aprendido que las rosas mas hermosas traen espinas. Que lo que se quiere cuesta lágrimas, sudor y sangre. 

He aprendido que vivir no es sencillo, pero es una aventura fascinante y que hay que bailar y cantar al ritmo de su melodía.

He aprendido, sigo aprendiendo y aún me falta mucho por aprender...

domingo, 24 de junio de 2012

A la distancia de su mano...


Buscaba sin parar, buscaba sin encontrar, buscaba un amor que le llenara, buscaba a la persona que le completara. 

Se tejió mil historias, se sumió en mil amores, se enredó en mil relaciones. 

Sufrió fuertes golpes y grandes desengaños. 

Perdió la esperanza y volvió a recuperarla.

Buscó durante años sin obtener resultado. 

Quiso tirar la toalla, rendirse, olvidarse. 

Pensó que era una pérdida de tiempo, que el amor no era para ella. 

Continuó buscando...buscaba y buscaba... 

Cuando creía pérdida la batalla, cuando se había dado por vencida, miro a su lado y le encontró a la distancia de su mano, con la etiqueta de “mi mejor amigo”...

lunes, 18 de junio de 2012

Verano del 90


Todos tenemos una época, un verano, un año el que recordamos y nos hace esbozar una pequeña sonrisa. Ese momento, ese recuerdo, esa época que ilumina el rostro cuando lo recuerdas.  

Cuando paso revista de todos mis años, veo que hay muchos momentos realmente especiales: el año en el que viaje con mis padres a España a conocer a mi familia paterna; cuando las primas fuimos en un gran viaje a Disney World, que aunque estuvo salpicado por una pequeña riña de niñas caprichudas, no deja de ser uno de las semanas mas emocionantes que recuerdo; el año en el que salí del colegio, porque significaba la libertad, un nuevo capítulo, una nueva etapa; el año de mi noviazgo y de mi preparación de boda, fue particularmente especial, porque fue escribir, ya no un nuevo capítulo, sino empezar un nuevo libro. 

Creo que mis años están llenos de pequeños momentos, porque, en sentido general, pienso que he sido muy feliz a lo largo de toda mi vida y que tengo muchas grandes y especiales épocas dignas de ser recordadas y contadas. Pero el verano del 90 fue como llegar a un nuevo mundo, entrar a una nueva etapa. Era como volar, era la libertad; fue descubrir los amigos que me acompañarían durante gran parte de mi vida. Recuerdo los domingos en la piscina del club, divirtiéndonos como niños pequeños, pasándola como enanos. Fuimos cada domingo de aquel verano, y la verdad es que no hacíamos mucho mas que bañarnos, comer club sándwich, tarta helada o sándwich de helado, beber piña colada, fruit punch, Coca Cola o Seven Up y hablar tonterías, pero en esos momentos éramos tan libres e inocentes; no había malicia, no habían malas intenciones...éramos eso: amigos. Aunque de esos amigos salió el que me acompañaría toda la vida, el que estaría junto a mi “hasta que la muerte nos separe”. No sin duda digo que serían los amigos que me acompañarían durante gran parte de mis días. Las tardes en mi casa también eran especiales, nos sentábamos largas horas en la galería, escuchábamos música, jugábamos y hablábamos; en algunas ocasiones llegaban mis primos y se mezclaban con nosotros y otras veces salían los planes más súper mega emocionantes: ir al cine o salir a cenar comida chatarra. Vuelvo a decir, no había malicia, no teníamos Tuitter, ni facebook, tampoco teníamos celulares, sólo nos teníamos unos a los otros, nuestro tiempo y el deseo de pasarla bien con cualquier tontería. 

Aquel año cambié de universidad, un nuevo reto, una nueva oportunidad, porque con la primera no había dado “pie con bola”, y en mi cambio me lleve a mi mejor amigo, hoy mi querido esposo. Juntos decidimos iniciar ese nuevo camino, como años mas tarde decidimos iniciar el camino al altar. 

Verano del 90, sin duda uno de los mejores veranos que recuerdo, al que me gustaría volver de vez en cuando por la sensación de libertad, amistad e inocencia que encierra... 

Estoy de vuelta y espero quedarme, hasta la próxima...