Esta mañana me dio por escuchar aquellas canciones con las que crecí; aquellas que mi padre ponía cada domingo después de misa, mientras mi madre se ocupaba del almuerzo y mis hermanos y yo jugábamos en la terraza; aquellas que ayer sonaban de adultos y que hoy me invitaron a recordar...
La vida era simple, entonces. Todavía no nos había enseñado que, a veces, vivirla puede llegar a doler; todavía no habíamos aprendido que se podía sufrir; todavía no habíamos descubierto que los huracanes te pueden dejar sin la casita con techo de zinc, que las llamas no sólo están al otro lado del televisor, que se llevan consigo tu espacio y tus juguetes y que la enfermedad y la muerte están siempre muy cerca y no respetan edad, sexo, ni condición.
La vida, aún no tenía complicaciones; la vida aún no nos había dicho que los océanos suelen ser muy anchos, que el cielo no está solo para hacer dibujos con las nubes y que el pájaro de acero que ves cruzar sobre tu cabeza no siempre que quieras lo puedes usar.
La vida era sencilla, todo se resumía a largas tardes de domingo que comenzaban al son de Julio Iglesias, Camilo Sesto o Lolita y terminaban en la casita humilde con el techo de zinc, comiendo pan dulce o galletas con leche condensada. La vida todavía no nos había enseñado que existen las despedidas y los grandes cambios. La vida, todavía no se había llenado de agua y de lágrimas.
En la entrada anterior dije lo que en esta vuelvo a repetir, que mi vida ha estado marcada por grandes cambios y eternas despedidas; bastaron pocos años para aprender la mayoría de estas cosas; bastaron pocos años para entender que el mundo no siempre es del color que te gusta; bastaron pocos años para que la vida sencilla y simple se volviera complicada; bastaron pocos años para aprender que la vida te cambia en un sólo minuto, en un abrir y cerrar de ojos...
No se puede vivir en el pasado, pero lo que soy hoy es consecuencia de ese pasado, y el pasado llega sin avisar, se estaciona y, a veces, duele. Esas canciones están grabadas en un cd, lo que no sé es si seré capaz de escucharlas sin que llueva en el alma y sin viajar hacia atrás en el tiempo, directo y sin escala y llegar a aquella terraza a jugar con mis hermanos, mientras se escucha en el "pico" 33 años de Julio Iglesias, cuando la vida, aún, era tan simple...
3 comentarios:
Hay Si ManitA,, Muchas d cosas del pasado tambien me duelen, pero sabes Que hermana, me duele tambien el presente.. Cada vez Que veo a mis padres y entender Que el tiempo pasa y en sus caras y cuerpos esta marcada ese paso del tiempo... Es Como Si quisiera parar el tiempo,,,, es Como Si el tiempo volara y Yo sin darme Cuenta ya tengo a mis padres mayores, gracias a dios Que Todavia Los tengo, pero ya no son iguales, son otros temerosos de enfermar, temerosos de vivir,,,,, un abrazo... Ana Ayalibis
me fasino tu escrito =D
ojala y des una miradilla al mio
que aunke nuevo
espero que lo k en el escribo sea de tu agrado
Anónimo!!! quien eres??? dime tu nombre, e igual puedo leerte, me encana leer otros blogs!!!
MariaTe.
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