Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo, cuatro de abril, cinco de mayo, seis de junio, siete de julio... el día que llegamos a Asturias, ayer hace trece años. 13 un número con migas. Un número que para los supersticiosos es de mala suerte. Un número que si lo convertimos en una fecha, en mi familia es tristeza y alegría, sonrisas y lágrimas, adiós y hola, muerte y nacimiento. Un número que, si nos ponemos exquisitos y nos da por la numerología, sumando sus dígitos 1+3 igual a 4. Cuatro. Cuatro luchando contra el mundo, cuatro navegando contra corriente, cuatro haciendo piña. Si seguimos exquisitos y separamos sus dígitos: 1, que es en lo que nos hemos convertido en estos años, en uno y, como los mosqueteros, uno para todos y para todo, y todos para uno; y 3, que es el número de veces al día que mi mente y mi corazón viajan, cruzan el charco y hablan y abrazan a mis padres, a mis hermanas, a mis sobrinos, a mi tía...
...en fin trece, cuatro, uno, tres. Para algunos sólo números, para mi toda una vida.
Trece años que dan pa' tanto, trece años que dan pa' todo.
Trece años aprendiendo, caminando, tropezando, llorando, riendo, soñando. Trece años en los que nos hemos perdido cumpleaños, nacimientos, graduaciones, fiestas, cafés, charlas, domingos donde los abuelos, hospitales, reuniones, encuentros, desencuentros. Trece años en los que nos hemos hecho mayores y aquellos niños que vinieron agarrados de mi mano hoy son un hombre y una mujer que ya tienen pensamientos y decisiones propias. Porque es lo que tiene irse lejos, porque es lo que tiene no estar cerca, porque es lo que tiene la distancia, el espacio y los océanos de por medio, que te pierdes muchas cosas, que te pierdes muchas vidas.
Trece años en los que hemos conocido tanta gente, unas que se han convertido en familia y a las que agradeces haberte hecho el camino menos difícil, y otras que pasaron y a las que agradeces haberte hecho mas fuerte. Porque al final de todo se aprende, porque al final de todo se crece.
Trece años convirtiendo la soledad en risas. Trece años aprendiendo que los cumpleaños también se pueden celebrar con solo cuatro personas, que las Navidades también son divertidas con solo cuatro comensales, que las fechas importantes no son menos importantes porque solo seamos 1+3. Trece años fabricando sueños, coleccionando momentos, creando recuerdos. Trece años en los que he descubierto nuevas pasiones, porque para fabricar, coleccionar, crear, he tenido que aprender, formarme y conocer una parte de mi que en otra situación jamás hubiese conocido, ni explotado. Trece años que me enseñarón que tener, amar y comprender a una mascota te hace menos imperfecta, te vuelve mas sensible.
Trece años en los que la tecnología ha jugado un papel importante, no sé que hubiese sido de mi sin ella. Porque mis redes sociales son una necesidad mas que una moda, porque mi facebook y mi Instagram son la manera de superar la distancia y cruzar el océano; porque el Whatsapp es esas tardes hablando de todo y de nada con mis hermanas, con mis primas, con las amigas. Trece años en los que nuestros selfies son por necesidad y no por posturero...de hecho, tenemos trece años haciéndonos selfies y resulta que ahora son "trending"
Sí, son trece años de muchas cosas, de muchas lágrima, muchas risas y, a veces, mucha soledad. Pero si tuviese que volvero a caminar, volvería a andarlo todo otra vez, porque si vuelvo atrás y veo mis huellas, mi camino, todo lo que he vivido, todo lo que he superado, todo lo que he aprendido, todo lo que me han enseñado; y, aunque duele mucho, duele siempre, volvería a dar los mismos pasos, aún conociendo el camino y lo mucho que lloré, lo mucho que pasé, lo mucho que me decepcioné. Porque en estos trece años he vivido cosas maravillosas, he conocido a personas estupendas que entraron en mi vida para quedarse, y aun cuando he dejado mucho atrás, también en estos trece años he sumado mucho, he hecho de España mi país, mi tierra, mi gente y junto a mi islita, ya son dos países y mucha y mas gente. Porque estos trece años nos han convertido en las personas que somos y en la familia que tenemos, que para mi es perfecta. Porque en estos trece años hemos metido tanto en nuestro equipaje, que sería imposible embarcarlo, facturarlo. Porque hay cosas que no se embarca, porque hay equipaje que no se factura.
Que sí, que son trece años, sumando, restando, multiplicando y dividiendo, pero al final nos queda un saldo positivo que es lo único que importa.
...porque trece años dan pa' tanto. Porque trece años dan pa' todo.
1 comentario:
Espectacular!!
Jacqueline Castellanos
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