martes, 19 de febrero de 2013

Pan con tomate...

Foto cortesía de Daniela Cristina

A primera vista parece algo simple, sencillo y sin mucho glamour, y así es, no es nada complicado, no es gourmet, aunque para nosotros es un plato exquisito, música para el paladar. 

No sé si esto llegó con algún Vitiello desde Italia, si es algo típico de allí, como la tortilla de patatas en España o el mangú de plátano en Rep. Dom., lo que sí tengo seguro es que mejor que esto, pocas cosas. 

Hablar de pan con tomate es hablar de familia, de unión, de encuentros, de tardes en Villa Duarte, de cena en casa de la abuela, de reuniones una tarde de domingo y de noches entre primos en casa de alguna de “las muchachas”. 

Crecimos con ellos, degustándolo, disfrutándolo, gozándolos. Recuerdo los que me hacía mi abuela, entre verdes y maduros, cortaditos en cuadritos, con ajito, sal, algo de vinagre, aceite de oliva, orégano y muuuuucho amor, servido en un plato sopero de los de mi familia, de esos que mas que plato es una ensaladera pequeña, con un trozo mas grande que yo, de pan tipo baghette; no sé decir qué sabía mejor, si el pan con el trocito de tomate o mojar el pan con el liquido que quedaba al terminar el tomate. 

También están los otros, los más recientes, son más fáciles y a la larga comes menos pan, que nos conviene a los que ya hemos dejado los años nobles atrás, esos que te permiten comer y comer, sin engordar. Estos consisten en el “pan de agua” relleno con tomates cortados en rodajas no muy finas, sazonados con sal y orégano. No me pregunten que tienen de especial, porque no lo sabría explicar; tendrían que probarlos, comerlos en su contexto histórico: en familia, sin diplomacia, sin etiqueta, sólo disfrutando de ellos y de la compañía. 

Me viene a la memoria uno de los tantos “momentos” junto a Flobre, aún no éramos pareja, aunque ya estábamos en el camino de serlo; estábamos en casa un viernes en la noche sin planes en el horizonte, hablando de todo y de nada en particular; Angie llegó con Alex y sólo entrar por la puerta me dijo: Vamos a comer “pan con tomate” pa’ donde Mayra, te apuntas? No me lo pensé, salté del asiento y me preparé para “arrancar”, miré a Flobre y le pregunté si quería venir, mas por educación que por otra cosa, porque entendía que planazo, planazo para un viernes en la noche no era; él sin entender bien la algarabía, dijo que sí, mas por estar conmigo que por lo “emocionante” de la invitación, al ver su cara de “no entiendo nada”, le dije tendrás que comerlos para entenderlo. De regreso a casa le pregunté que le había parecido y me contestó: Cuando me invitaste, te juro que no entendía, me parecía algo tan básico, realmente no le veía lo especial, ahora sé que no es sólo “pan con tomate”. 

Y es que amigos, no sé exactamente dónde está el misterio del sabor, pero les aseguro que nuestros panes con tomate son mucho mas que “pan con tomate” 

Los invito a una tarde en el Caribe, junto a mi familia “italiana” a disfrutar de un exquisito “pan con tomate”

6 comentarios:

Anónimo dijo...

esto pan con tomate son realmente bueno

alba dijo...

realmente bueno

Anónimo dijo...

Bueno, yo creo que este es el mejor Post que he leído sobre mi familia. Tal vez es porque soy parte de esta familia que entiendo tanto lo que significa este escrito. Un pan con tomate de los nuestros es memorias, es unión, es mi familia :) Te botaste MariTe DiVa Excelente!

Daniela Cristina

Anónimo dijo...

Mari me auto invito a un pan con tomates desde Canadá hasta España y la amada Patria...Navidades entonces???

Nancy Acosta

Anónimo dijo...

na que na, me anoto!!!

Wanda Peña

Anónimo dijo...

Bueno mari,
el pan con tomate es mi preferido siempreeeeeee
gracias por el blog.

Dhara Batista