miércoles, 24 de agosto de 2011

Momentos #3...

La historia continua entre "no tengo novio" y entre llamadas y llamadas todos los viernes para decirle "Flobre, acompáñame a Casa de España, a ponerme donde el capitán me vea" y él que me llevaba, por supuesto, porque un NO, tampoco, tan bueno él!!! Tiempo después me enteré que, claro, él me llevaba a "ponerme donde el capitán me viera" y con quien me veía el capitán, eh??? con quién, con quién??? con ÉL!!! No, si es que resulto ser mas inteligente que YO!!! Y no me pregunten quién era el capitán, porque de eso no pienso dar detalles...

Una noche habíamos quedado para salir, me llamó temprano para quedar en lo que parecía ser una salida especial, porque me pidió que me pusiera un vestido especifico, el negro, falda pantalón a mitad de los muslos, con espalda fuera y amarrado al cuello. Me fue a buscar y estaba, como decirlo y que no suene a muuuuuy enamorada, estaba sencillamente hermoso: pantalón de marca color crema, camisa mangas largas de rayas azules y blancas y cuello rojo, pelo recién cortado y recién rasurado, perfume y una gran sonrisa de oreja a oreja; empecé a preocuparme al minuto uno de abrir la puerta, a ver si es que se me había olvidado una fecha "especial" y metía yo la pata. Me despedí de mis padres y nos fuimos, me abrió la puerta del coche y condujo, primero por el Malecón y luego por la Autopista de las Américas, hasta el restaurant "Neptuno's" en la playa de Boca Chica. Había reservado la mejor mesa y se había asegurado de que, esa noche, la luna estuviese en lo mas alto del cielo y completamente llena, el agua se sentía golpear contra el suelo de madera bajo los pies y la brisa suave movía suavemente mis cabellos y las hojas de las florecillas en el centro de la mesa; se podía sentir en el aire el olor del marisco y el pescado que venían de la cocina; pedimos el menú, el pidió una botella de sidra, y yo, preocupada porque seguía sin entender nada, nada de nada, seguí la corriente, casi que con mas miedo que vergüenza; estábamos cenando y hablando de cualquier cosa, cuando, de repente, dejó de hablar, me miro a los ojos y me dijo: Mari, quieres casarte conmigo???

No hubo anillo, no se arrodilló para pedírmelo y no me llevó flores, en cambio buscó el escenario perfecto para que a mi jamás se me olvidara ese momento...la respuesta ya todos la saben, como decir "no" ante semejante cuadro; hoy son casi 14 años y dos hijos maravillosos!!!

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