lunes, 1 de septiembre de 2014

Nuestros momentos...


Gracias a una peli que estábamos viendo con la Maru y en la que salió un escena muy parecida, por no decir exactamente igual, me acordé esta particular escena de la peli de mi vida. 

Estábamos ya en la universidad y ya había pasado aquel verano del 88, en el que nos habíamos conocido en la fila para pagar la matricula. Tendría que ser en el semestre de septiembre-diciembre de ese mismo año, pues apenas nos conocíamos. Aún no nos íbamos para UNIBE, así que ambos seguíamos en la PUCMM. 

Ya era de noche, lo sé y lo recuerdo perfectamente porque estaba preparándome mi cena, supongo que tendría poco de llegar de la uni, y si es así, serían, como temprano, las nueve de la noche, eso si mi última clase del día había terminado a las ocho de la noche, que si no, serían las diez y media mas o menos. 

Como dije ya, estaba yo en la cocina gestionando mi cena cuando sonó el timbre, vivíamos todavía en los apartamentos de la Anacaona, o los del Embajador...esos que están en la Pedro A. Bobea. Pues eso, que sonó el timbre, dejo lo que estoy haciendo, MI CENA, y abro por la puerta de la cocina, y oh sorpresa!!! Era mi recién estrenado amigo Flobre, al que apenas conocía, con otro individuo al que no conocía ni mucho, ni poco...su nombre Luis Ricart. Les dije que me esperaran, que ya les abría la puerta principal, esa donde estaban parados como dos tontos muy tontos...por lo menos eso me pareció a mi, y eso que aún no sabía a qué habían ido hasta mi casa a esas horas de la noche tan poco aptas para hacer visitas. 

Mientras me dirijo a abriles, me voy preguntando “qué carajo hace este tipo en la puerta de mi casa, qué son estas horas para venir hasta mi casa, quién coño lo invitó, y quién diablos es ese otro con el que viene...ah y que mi padre sale y me va matar cuando vea a estos dos aquí”. 

Abro la puerta con la sonrisa ensayada frente al espejo que estaba justo en la entrada y les digo, muy educadamente y como si nada “Hola!!! Que haces aquí???” y él, TAN ÉL, me dice de lo mas natural del mundo “Te vine a devolver esto...te acuerdas, me lo dejaste esta tarde en la cafetería y se me olvido devolvértelo” Yo, miro el objeto y luego a él, y le digo “ay, Gracias...” en un tono mas de desconcierto que de agradecimiento, mientras en mi cabeza pensaba será imbécil!!!, que yo iba a cenar, que mira la hora que es, que hoy me cae un rapapolvo por culpa de estos...y todo por un jodido portaminas!!! 

Si señores, UN PORTAMINAS!!!, uno de esos de plástico que vendían en la librería de la uni, la que estaba al lado de la cafetería. Un portaminas que costaba la friolera suma de sesenta céntimos; un portaminas de esos de colorinos, baratangos, sin marcas...vamos, lo que viene siendo un portaminas, que bien me podía devolver al otro día, o al siguiente...o cuando pintara.

Los invite a pasar y a sentarse un rato, mientras les decía, que iba justo a cenar cuando llegaron, a ver si así se piraban antes...nada, que los dos, sin ninguna prisa aparente, se sentaron, uno en un sillón, el otro en el sofá y yo en el medio de los dos, en el suelo sobre la alfombra. No recuerdo de qué hablamos, así de trascendental sería la conversación. 

Cuando finalmente decidieron irse, lo primero que ataqué fue mi cena, luego me fui a acostar...porque también con eso se metieron esos dos, CON MIS HORAS DE SUEÑO!!! Cuando mi hermana me preguntó que quiénes eran, le dije “dos tontos...un compañero de la uni y el amigo, que no encontraron excusita mejor que venirme a devolver un portaminas para ligar conmigo...” 

Aquí empezó una historia de amistad que crecería e iría a más cada día en el tiempo. Una historia de amistad, que se convirtió en nuestra historia de amor y que esta llena de pequeños momentos como estos. Una historia de amigos, casi hermanos, que perdura hasta hoy. Con uno de estos dos tontos me casé y al otro lo quiero como a un hermano. 

Hoy, me parece estar viéndolos camino a mi casa aquella noche, en el cepillito amarillo, testigo de mas de una locura de estos dos, el uno diciéndole al otro “...camaján, vamos a pasar por casa de esta muchacha pa’ que la conozcas...” 

...Y por momentos como estos es que sé que la vida vale la pena vivirla!!!

3 comentarios:

Tita dijo...

Ayyy esta historia no me la sabia!! Sabio el tipo!! Les quiero!!

Tita.

Flobre Peña Diaz dijo...

Me parece estar viéndome en el cepillo diciéndole a Luis camajan vamos a ver a esta camajana que esta buena para que la conozca.... Jajaja seguro que Luis se acuerda también..

Tu marido....

Anónimo dijo...

Recordar es vivir,que tiempos aquellos!!!

Luis Ricart