domingo, 7 de abril de 2013

Casi verano...


Todavía es primavera, aún falta lo suyo para el verano y el invierno parece que no quiere marcharse. Pero obviando estos detalles, las alergias, la lluvia y estas temperaturas tan extrañas y tan características de esta estación, el verano está cerca cosa que me anima, y hace que se me olviden la alergia que me acompaña y este tiempo tan raro. 

Yo es que soy muy del verano, igual porque nací en una isla donde hay un verano infinito de enero a diciembre, en los que las estaciones del año las diferenciamos por la “brisita que sopla”. Allí tenemos la “brisita de Navidad”, que da igual que sople en octubre o en enero y, que si la tengo que comparar con alguna brisa de este lado, sería una de esas de final de la primavera. Está la “brisa de Cuaresma”, que aunque no lo crean, empieza a soplar el mismo miércoles de ceniza, esta es como esa caliente que llega del Sahara, que brisa es, pero casi mejor que no soplara, porque mas que refrescar, parece que te da mas calor. Estas "brisas", que estoy segura sólo entendemos nosotros, diferencian nuestras particulares estaciones, y vamos si la diferencian... 

Lo bueno del verano permanente es que puedes ir a la playa cuando te apetezca o quedar para montar en bici o en patines cualquier día del año. Si el planazo se te fastidia porque una de esas tormentas tropicales llegó, como de costumbre sin previo aviso, pues te pones pantalones cortos y una camiseta vieja y sales afuera a bañarte en el torrencial zumo de nubes y corres y cantas y bailas cual Gene Kelly en “Singing in the rain”, pero sin paraguas y disfrutando como una enana: a mas agua, mas diversión. Lo malo, es que estas tan acostumbrada al eterno verano, que no sabes lo que tienes, hasta que no lo echas de menos...que, actualmente, es mi caso. 

Pero sin lugar a dudas, para mi, lo mejor del verano es la ropa, fresca, sexy, guapa y con estilo, porque a donde van a parar los gorros, guantes, bufandas, abrigos y botas cuando los comparamos con los bikinis que te ayudan a enseñar, sin caer en lo descocada sexy de porquería, lo pantalones cortos que te hacen lucir tus piernas infinitas y las sandalias que dejan tus hermosos dedos al aire. 

No, señores, es que no hay punto de comparación, porque la ropa de invierno será de todo, menos sexy y elegante, que con tanta ropa, a ver quien es el guapo que logre sacar algo en claro debajo de tanto trapo, que te llegas a sentir cebolla debajo de capas y capas de ropa. Y no vamos a entrar en detalle de lo agobiante que es, venga a abrigarse hasta las orejas para salir y venga a desvestirse cuando entras a cualquier lugar, que yo no sé a los demás, pero a mi me desquicia hasta enloquecer. Que las botas me gustan, pero para un día; que las bufandas y los gorros están bien, pero para que los use otro; que la nieve es romántica, sí , de acuerdo, pero en las postales de Navidad!!! Na’, que aquí hay que “agua y ajo” porque el invierno comienza en otoño y termina en primavera...si termina, que bien puede pillarte un verano, que ni verano ni na'. 

Lo de bañarse debajo de un aguacero (Entiendase por aguacero, lluvia repentina, abundante, impetuosa y de poca duración) queda totalmente descartado, primero, porque lo que aquí es una tormenta, allí es sólo lluvia, por lo menos en Asturias, que en los años que tengo viviendo de este lado sólo he vivido una tormenta como las de allí, mucha agua en muy poco tiempo, lo demás es lluvia, solo lluvia, por tiempo indefinido, durante días y días, sin tregua. Segundo, y no menos importante, el agua de este lado es helada, no importa en qué época del año estemos, olvídense de agua templada, que eso aquí, sencillamente no existe, y no voy a profundizar en el tema playas, porque no hay punto de comparación, por ningún lado... 

Lo dicho, me encanta el verano, la ropa, el calor, llevar sandalias y olvidarme de los leotardos agobiantes e incómodos. Viviendo aquí creo que lo disfruto mas, me imagino que porque es tan corto, que lo espero con ansias y trato de respirarlo todo lo que pueda, como si con eso lograra almacenar un poco para el invierno.

En el verano aquí los días son mas largos, que digo largos, larguísimos, empiezan temprano en la mañana y se prolongan hasta las diez de la noche. Es una de las cosas que mas disfruto del verano español, eso y el tinto de verano o la sidrina, que no sé a los demás pero a mi me encantan. Las fiestas también tienen su punto, que aunque participe muy poco de ellas, disfruto ver a las personas con cara y actitud festiva.

Salir a dar un paseo por las tardes es como recuperar energías, ves a las personas animadas, alegres, sentadas en las terrazas bebiendo café, cerveza, sidra o lo que pinte, mientras los niños corretean por las calles peatonales...todo lo contrario al invierno, en los que las calles están vacías y oscurece muy pronto. 

En conclusión, estoy feliz porque ya casi es verano, ya estoy empezando a sacar la ropita que me gusta, las sandalias y poniendo cara veraniega...

Hasta otra...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Poquito a poco,todo llega;incluso el buen tiempo ;)

María Amor Augusto García

Anónimo dijo...

Felices Pascuas de Resurrección.
´¿Cuándo empiezas a publicar tus cuentos?
¿vienes este VERANO? VEN SOLA y así disfrutas
un poco y descansas.
Unión de oraciones.

S.Mayra

Anónimo dijo...

Hola Mary..hoy los leí todo!! Gracias....espero que con tanto que leíste te animes a escribir un cuento largo y a enviarlo a una editora.


un abrazo, ...a todos, pronto te llamo

Glacira