lunes, 22 de abril de 2013

Suegras...


Si es que hasta la palabra es fea!!! 

Lo primero que voy a aclarar es, que aunque hable en primera persona no siempre las anécdotas que cuente serán mías...que tengo suegra y no quiero que se enoje conmigo, y es que también tengo amigas, conocidas, hermanas cuyas historias enriquecen mis conocimientos (haaala, que ahora me siento toda una profesional de la palabra escrita!!!). 

También voy a aclarar, que de todas las suegras, quizás me tocó una de las mejores, a la que tengo que agradecer, y agradezco, el esposo que tengo; y no es peloteo, que no, que no, que me lo enseñó de lo mas bien, además de que, al margen de que podamos tener diferencias, es una buena mujer. Ya está, ya lo he dicho... 

Las suegras son esos seres que piensas que han nacido con el único propósito de tocarte las narices; mientras eres la novia, no pasa nada, todo son risas, ji ji ji ji por aquí, ja ja ja ja por allá, y te das con un canto en los dientes “...porque me ha tocado la mejor del mundo...”, pero, cuando, la pareja en cuestión, decide dar el siguiente paso, es entonces cuando esa mujer tan amable se convierte, de repente, en otra persona distinta. Claro está, ponte a pensar, que eres esa persona, que “total ni tan guapa es, ni tan simpática, ni tan inteligente” que se va a llevar lejos de casa a ese pedacito de sus entrañas, que “con lo que vale mi niño y con lo guapo que es, bien se merece otra cosa mas de “su nivel”. 

Todo suele empezar el día que, juntos y llenos de ilusión, van y les anuncian que se van a casar; en ese momento, tu suegra abre los ojos como platos, y cuando logra sobreponerse a la noticia y en un intento desesperado de que este monstruo escape con su niño, dice, muy resuelta “...y dónde piensan vivir, porque es que todo está muy caro y muy difícil, cada vez hay menos vivienda...” (MENTIRA!!!), hace una pausa que a ti te parece eterna, porque por primera vez no sabes por donde vienen los tiros, añade con un tono de aparente amabilidad “...si quieren y como aquí nos sobran habitaciones, pueden quedarse con nosotros, en lo que encuentran donde vivir...”. Tu, de forma también amable, sonríes y le dices, “...si, si, ya lo pensaremos...estaría bien...” mientras piensas “...ni de coña me mudo yo aquí, por muy cojonudos que sean estos dos...”, e inmediatamente te quedas a solas con tu futuro esposo, le dices de forma muy contundente y enérgica “Ni se te ocurra, que para tu casa no me voy a vivir, que para eso me quedo en la mía donde vivo de puta madre!!!”. A partir de aquí esta el conflicto servido... 

Después vienen los preparativos de la boda, que dan mucho de sí, empieza una competencia absurda entre ambas familias, a ver quien va a ser el padre mas elegante y la madre mas guapa de la fiesta; opinan de las damas, de la tarta, del vestido “...que mira, que aquí está con el que yo me casé, que igual, haciéndole algunos arreglillos, te queda...” y tú vuelves a sonreír y, aunque piensas “Señora, pero no se está viendo usted el tamaño...que a mi su vestido de novia me quedará como minifalda...”, y realmente le dices, en un tono amable pero muy falso “ay!!! Muchas gracias, pero es que ya he visto uno que es que me encanta!!!”. 

Y llega el día de la boda y las fotos, y la tensión y los nervios...total que están en plena sección de fotografía y tu suegra se te acerca y en un tono bastante cínico y puntilloso te dice “...anda, y es que no es blanco el vestido, pero bueno, eres mona y se te ve bonititico...” Mona!!! Bonititico!!! O sea, que quiere decir esta vieja metiche!!! nada que respiras y vuelves a sonreír. 

La cosas van subiendo de color y de tono a medida que avanza la relación, y frases como “MI HIJO, y a ti quien te plancha estas camisas???!!!”, o la mejor de todas, “...que estas mas flaco, estas comiendo bien, te tratan bien???!!!” y tu, sabiendo que lo de sonreír va a durar mas bien poco, ignoras el monologo, porque es que tu ya esposo, tampoco dice nada. Cuando, por fin, te quedas a solas con él le gritas “...que coño se ha creído tu madre, que mira que yo era “una señorita” que vivía muy bien...y cómo es eso de que “si te tratan bien”, como si estuvieras haciendo el servicio militar!!!...” y luego continuas con que si no me defendiste, que si no dijiste nada, que yo a ti no te importo, que vete a vivir con tu madre, que la quieres a ella mas que a mi... 

El primer embarazo también da mucho de sí, y es que va a ser abuela y eso las hace grandes y muy sabias, empiezan los consejos, a los que no les haces caso ni mucho, ni poco y que “si es niña ponle el nombre de tu abuela, que es muy guapo, y si es niño, el tuyo, que Pedro es un nombre muy lindo, a donde va a parar...”; ya en este punto, ni risas, ni leches, que ya ha pasado mas de un año y esta señora no entiende y le dices en tono mas bien borde “...el nombre a la criatura se lo voy a poner yo, que para eso lo llevo yo nueve meses, aguantando insomnio, acidez, calores y las hormonas a su puta bola...”. Se hace el silencio...y llega el momento del nacimiento y, otra vez la competencia absurda y sin sentido de ¿A quién se parece” y tu suegra muy resuelta te dice, “...ves, que fulanito y menganita dicen que es igual a Pedro, que a ti mucho no se parece...” a lo que tú agotada y con pocas ganas le respondes “...bueno, señora, mientras no se parezca al lechero, por mi todo bien...”. 

Y así un sinfín de momentos que dan para llenar folios y folios, porque es que, amigos, las suegras dan para mucho...las de ambos lados, que tu madre, por regla de tres, también es una ellas. 

Las suegras se meten en tu casa, disponen almuerzos, friegan trastos, limpian cajones, cambian cuadros, muebles de sitio, lavan, limpian. La mía, sin ir mas lejos, una tarde me llamó y me pregunta por su hijo y yo le digo que esta durmiendo “porque llego con algo de fiebre, que parece que le agarró la gripe esa que anda...” acto seguido y muy desesperada me dijo que ella iba en seguida a hacerle un tesito, a lo que yo le dije muy resuelta, “no, no se preocupe, porque es que yo también se hacer té...” 

Las hay altas, bajitas, con el cabello rojo, rubio o con canas, mejores o peores, buenas o menos buenas, cojonudas o unas auténticas hijas de puta, pero todas son suegras, madres de sus hijos, a ese que ella llevó nueve meses, al que cuido mas que a su vida, al que ama hasta morir y al que tu, a primera de cambios, te llevaste de su lado. Es algo que podrán superar, pero no perdonar, que te llevaste a su pequeño, aunque su pequeño tengo casi cuarenta años, este barrigón y casi calvo. 

Yo, en mi caso, delimité mi espacio como los gatos, tracé la línea que no podíamos cruzar ni ella, ni yo, y así nos hemos llevado bien durante un buen tiempo. Tenemos diferencias, nos hemos enfadado y, a veces, nos hemos dejado de hablar, pero todo vuelve a la normalidad, porque entendí que no solo me case con Pedro, también me casé con su familia, y a ellos les guste mas o les guste menos “este cajuil tendrán que chupárselo”. 

Ya terminando me acuerdo de un chiste donde se encuentran dos mujeres y una le dice a la otra: 

 -Y tus hijos, que tal están, son dos no?... 

-Si, niño y niña, el varón se acaba de casar y le ha tocado una vividora de lo peor, no trabaja, se la pasa de viaje o en el club o en la peluquería, le exige la tarjeta de crédito a tope para fundírsela en las tiendas de marca...ya lo último es que hizo que le comprara un coche de lujo, último modelo, de esos que aparcan solos...una verdadera zorra!!!” 

-Vaya por Dios, le dice la otra...y tu hija, que tal le va en su matrimonio? 

-Uy!!! De maravilla, tiene un esposo maravilloso, no la deja trabajar, le paga todos sus caprichos, le tiene una tarjeta de crédito a tope y hasta le ha comprado un coche último modelo, de esos que aparcan solitos... 

Y esto, señoras y señores, es una suegra. 

A todas las suegras del mundo, porque yo también seré una y seré, como todas, un verdadero coñazo...

miércoles, 10 de abril de 2013

Las niñas buenas van al cielo...


...Y las malas a todas partes..., si ya sé que es el título de un libro o algo así, pero tengo que confesar que, desde que aquella amiga, la misma por la que años antes me sentaran en la parte de atrás del cepillito, me la dijo me encantó y me di cuenta que yo siempre he pertenecido al primer grupo.

Hay dos tipos de mujeres: las valientes y las buenas, yo soy de las segunda, aunque me gustaría haber pertenecido a las del primero. Las valientes le echan un par a la vida y desafían todas las leyes familiares y de la sociedad. 

Las valientes viajan solas, viven mil aventuras, sueñan y luchan por alcanzar lo que sueñan. Las valientes se atreven a todo aquello que yo ni me planteaba, y si me lo planteaba, no lo llevaba a cabo. Así perdí mas de un tren en la vida: nunca hice esa maestría fuera de mi país “porque es imposible estar tan lejos de casa...”; nunca viajé sola porque "me da miedo perderme..." nunca "brille" (hacer pellas) en el colegio por temor al castigo.

Recuerdo, que fuera donde fuera, mi padre y mi madre sabían donde yo estaba, si íbamos al cine, los mismos de siempre, a la misma hora de siempre, al mismo cine de siempre, y de ahí nos íbamos a cenar, como casi siempre, yo me las arreglaba, SIEMPRE, para llamar a mi padre y decirle, “nada, que nos vamos a cenar después de la peli, para que lo sepas y no te preocupes...”, así no me “portaba mal”. Ojo que entonces no había celulares.

El día que se me olvido llamar, se me paso, o simplemente me apetecía saltarme las reglas, porque sí, porque un día es un día, al llegar a casa estaba madre, envuelta en un llanto inconsolable, yo me asusté, no sé qué cantidad de cosas pasaron por mi cabeza; hasta que ella logró articular palabra y entre sollozos me dijo “...llamó una mujer y dijo que tu andabas con “X” y que “X” lo único que va a hacer es pegarte una barriga...”, yo solté una carcajada burlona y le dije, indignada y molesta “...anda que tú también, mami, que no sé si lo sabes, pero las barrigas no se pegan, hay que hacer ciertos pasos que yo, si los doy, exijo preservativo...”. Di  media vuelta, dejando a mi madre con la palabra en la boca, mientras trataba de digerir lo que yo acababa de gritarle. Uy!!! Que malvada había sido.

Cuando me entraba un ataque de rebeldía y quería “vengarme” de mis padres, pedía permiso para ir al cine y me iba a otro lugar. Así de mala he sido, así. Que me podía mucho el miedo y ser descubierta. Recuerdo haberme ido a un concierto en el que no había dicho toda la verdad al momento de pedir permiso, cuando estaba allí me encontré, primero, con el jefe de mi padre y luego con unos amigos de la familia. Me entró nauseas, vértigo, mareo, me sudaban las manos, me dio taquicardia y las piernas me temblaban. Los minutos que estuve hablando con cada uno de ellos me parecieron eternos. A la hora de volver a casa, no quería llegar para no enfrentar a mis padres, porque estaba segura que, a esas alturas, ya le habían ido con el cuento y me iban a castigar de por vida. Ahora lo pienso y me río, pero aquel día lo pasé realmente mal. 

Me costó mucho acostumbrarme a salir por ahí “sin permiso”, y así llegué a mi luna de miel, con la sensación de estar haciendo algo “políticamente incorrecto”, y estando en pleno viaje de novios, sentía la extraña sensación de que me iba a encontrar con quién sabe cual conocido de mis padres, que luego les iría con quién sabe qué cuento y la que se iba a liar y la que me iba a caer. Con esa sensación de incomodidad estuve, hasta que logré auto convencerme de que no estaba haciendo nada malo, que si estaba allí, tan lejos de casa, con un hombre y SOLA, es porque me había casado, con lo cual estaba haciendo, una vez mas, lo “políticamente correcto” 

Cuando de recién casada nos fuimos al cine de siempre, con los amigos de siempre y nos fuimos a cenar, como siempre, en el carro le dije a Flobre que me prestara el celular, que para ese entonces ya empezaba a haberlos, me miró y me pregunta como para qué y yo le contesto “para llamar a papi...” me dijo, resuelto y triunfante “no te hace falta, tú andas con el permiso en el bolsillo”. 

Nunca fui la mas valiente de mis hermanas, de hecho, soy la mas cobarde y eso lo he comprobado día a día a través de los años. Siempre fui políticamente correcta, nunca hice nada de lo que pudiera arrepentirme, “porque le tenía miedo a jugar con fuego”; mis hermanas no, aún cuando son mas jóvenes, son mas atrevidas, mas valientes. No es que se portarán mal, pero sí que eran, o son, mas atrevidas, osadas, arriesgan mas...

La que me sigue, parecía mayor que yo, tanto que era ella que me explicaba ciertas cosas y tanto que era ella que me protegía en el colegio, cuando, lógicamente, debería ser al revés. Ella se atrevió a tomar ese avión e irse a trabajar fuera de su país, el mismo que yo nunca cogí; ella se atrevió a irse sola a Nueva York, yo todavía no conozco la gran manzana y tal y como están las cosas, cada vez lo veo mas difícil; ella se iba con sus amigos de la uni a la playa o a los pueblos, yo no me atreví ni a pedir el permiso. Igual ella no lo sabe, pero siempre la admiré por ser tan valiente, tan decidida, tan resuelta. Luego esta la mas pequeña, esa que yo sentía que tenía que proteger, hasta que con, un par, y para perplejidad mía, se sentó delante de mis padres y le dijo que estaba embarazada...ojo, sin haberse casado, que si no lo he dicho antes, mi familia es MUY tradicional, de esas que “usted de esta casa sale con velo y corona...que usted no es una cualquiera”, y ahí estaba mi hermanita, la mas pequeña, la menor, la indefensa, don dos narices, diciendo lo que yo, si me habría tocado a mi la papeleta, no hubiera hecho jamás, antes me hubiese ido a vivir a Dajabón, porque allí nadie me hubiese buscado. 

Y aquí estoy con cuarenta y tantos años, comprobando que pasé de ser una hija buena, a una buena esposa, a una madre buena y abnegada. Nunca fui desobediente, ahora lo sé; nunca me porte mal, ahora lo sé; nunca hice nada que no fuera “lo correcto” ahora lo sé. Coño, si todo lo hice como la sociedad, la puta sociedad y la familia exigía: primero estudiar, sacar tu carrera, luego trabajar y “establecerte profesionalmente” y ya, cuando “te llegue la edad” buscar un buen hombre para casarte. Y hasta en esto último fui a escoger al que siempre llevó camisa blanca, pantalón negro, corbata y maletín, que era obediente con sus padres, amable y cariñoso con su hermana y el que nunca dijo una palabra fuera de contexto delante de mí. Cuidado!!! que es el mejor de todos, como, lógicamente, tenía que ser. 

Nada que, como me dijo aquella noche mi amiga, por la que me sentaron atrás en el cepillito, “las niñas buenas van al cielo y las malas van a donde les da la gana...incluso al cielo”...

Nota: Si volviera a nacer, volvería a vivir como he vivido y volvería a tomar las mismas decisiones...aunque, quizás arriesgaría un poquito mas y sería menos "buena"...quizás.

domingo, 7 de abril de 2013

Casi verano...


Todavía es primavera, aún falta lo suyo para el verano y el invierno parece que no quiere marcharse. Pero obviando estos detalles, las alergias, la lluvia y estas temperaturas tan extrañas y tan características de esta estación, el verano está cerca cosa que me anima, y hace que se me olviden la alergia que me acompaña y este tiempo tan raro. 

Yo es que soy muy del verano, igual porque nací en una isla donde hay un verano infinito de enero a diciembre, en los que las estaciones del año las diferenciamos por la “brisita que sopla”. Allí tenemos la “brisita de Navidad”, que da igual que sople en octubre o en enero y, que si la tengo que comparar con alguna brisa de este lado, sería una de esas de final de la primavera. Está la “brisa de Cuaresma”, que aunque no lo crean, empieza a soplar el mismo miércoles de ceniza, esta es como esa caliente que llega del Sahara, que brisa es, pero casi mejor que no soplara, porque mas que refrescar, parece que te da mas calor. Estas "brisas", que estoy segura sólo entendemos nosotros, diferencian nuestras particulares estaciones, y vamos si la diferencian... 

Lo bueno del verano permanente es que puedes ir a la playa cuando te apetezca o quedar para montar en bici o en patines cualquier día del año. Si el planazo se te fastidia porque una de esas tormentas tropicales llegó, como de costumbre sin previo aviso, pues te pones pantalones cortos y una camiseta vieja y sales afuera a bañarte en el torrencial zumo de nubes y corres y cantas y bailas cual Gene Kelly en “Singing in the rain”, pero sin paraguas y disfrutando como una enana: a mas agua, mas diversión. Lo malo, es que estas tan acostumbrada al eterno verano, que no sabes lo que tienes, hasta que no lo echas de menos...que, actualmente, es mi caso. 

Pero sin lugar a dudas, para mi, lo mejor del verano es la ropa, fresca, sexy, guapa y con estilo, porque a donde van a parar los gorros, guantes, bufandas, abrigos y botas cuando los comparamos con los bikinis que te ayudan a enseñar, sin caer en lo descocada sexy de porquería, lo pantalones cortos que te hacen lucir tus piernas infinitas y las sandalias que dejan tus hermosos dedos al aire. 

No, señores, es que no hay punto de comparación, porque la ropa de invierno será de todo, menos sexy y elegante, que con tanta ropa, a ver quien es el guapo que logre sacar algo en claro debajo de tanto trapo, que te llegas a sentir cebolla debajo de capas y capas de ropa. Y no vamos a entrar en detalle de lo agobiante que es, venga a abrigarse hasta las orejas para salir y venga a desvestirse cuando entras a cualquier lugar, que yo no sé a los demás, pero a mi me desquicia hasta enloquecer. Que las botas me gustan, pero para un día; que las bufandas y los gorros están bien, pero para que los use otro; que la nieve es romántica, sí , de acuerdo, pero en las postales de Navidad!!! Na’, que aquí hay que “agua y ajo” porque el invierno comienza en otoño y termina en primavera...si termina, que bien puede pillarte un verano, que ni verano ni na'. 

Lo de bañarse debajo de un aguacero (Entiendase por aguacero, lluvia repentina, abundante, impetuosa y de poca duración) queda totalmente descartado, primero, porque lo que aquí es una tormenta, allí es sólo lluvia, por lo menos en Asturias, que en los años que tengo viviendo de este lado sólo he vivido una tormenta como las de allí, mucha agua en muy poco tiempo, lo demás es lluvia, solo lluvia, por tiempo indefinido, durante días y días, sin tregua. Segundo, y no menos importante, el agua de este lado es helada, no importa en qué época del año estemos, olvídense de agua templada, que eso aquí, sencillamente no existe, y no voy a profundizar en el tema playas, porque no hay punto de comparación, por ningún lado... 

Lo dicho, me encanta el verano, la ropa, el calor, llevar sandalias y olvidarme de los leotardos agobiantes e incómodos. Viviendo aquí creo que lo disfruto mas, me imagino que porque es tan corto, que lo espero con ansias y trato de respirarlo todo lo que pueda, como si con eso lograra almacenar un poco para el invierno.

En el verano aquí los días son mas largos, que digo largos, larguísimos, empiezan temprano en la mañana y se prolongan hasta las diez de la noche. Es una de las cosas que mas disfruto del verano español, eso y el tinto de verano o la sidrina, que no sé a los demás pero a mi me encantan. Las fiestas también tienen su punto, que aunque participe muy poco de ellas, disfruto ver a las personas con cara y actitud festiva.

Salir a dar un paseo por las tardes es como recuperar energías, ves a las personas animadas, alegres, sentadas en las terrazas bebiendo café, cerveza, sidra o lo que pinte, mientras los niños corretean por las calles peatonales...todo lo contrario al invierno, en los que las calles están vacías y oscurece muy pronto. 

En conclusión, estoy feliz porque ya casi es verano, ya estoy empezando a sacar la ropita que me gusta, las sandalias y poniendo cara veraniega...

Hasta otra...

viernes, 5 de abril de 2013

Vacaciones...


Estamos de vacaciones de Semana Santa, bueno mas bien de Pascua de Resurrección o, para que suene mas “chick” de Spring brake. Este año el Ministerio de Educación del Principado programó las vacaciones de los colegios en las fechas que les salió de la punta del bolígrafo, y con ese cuento los niños entraron de vacaciones el miércoles santo, hasta el lunes siguiente a la primera semana de pascua...y así esta mi cerebro, desubicado.

Con todo y que a mi cerebro no se le puede descolocar y cambiar de un plumazo lo aprendido durante tantos años de un momento a otro, porque se marea y le da vértigo, han sido unos días muy productivos. He cocinado, limpiado, reñido con los niños, reñido con el perro, he visto las pelis propias para estos días, esas que van de la pasión, he vuelto a reñir con los niños y con el perro, he visto pelis de pasajes de la Biblia que nada tienen que ver con estos días, pelis de historia, pelis románticas y pelis sin sentido, y las series que no han quitado de la parrilla, que mas bien son pocas, he seguido limpiando y he seguido riñendo y he asistido a  una que otra celebración propia de Semana Santa. 

Ya, por fin, estamos asistiendo a los últimos días de este Sprin break mas gringo que católico...igual a partir de ahora mi cerebro recupera "la normalidad". 

En estos días también he descubierto el maravilloso mundo de los libros virtuales. Nunca fui muy de bajarme los libros, ni de leerlos en el ordenador, ni en el ebook, ni en la tablet...me parecía poco romántico, además de que me daba cierto vértigo. Sin embargo, he sucumbido, una vez más, a la tecnología. 

Siempre es igual, primero fue el celular, que "¿para qué quiero yo un celular?" que "si soy mas libre sin llevar ese cacharro", y hoy el celular es un apéndice de mi mano; luego con el Internet, aunque este siempre me atrajo mas, pero ahora es que no soy capaz de vivir sin él, tanto que me compré un apéndice de última generación para poder tener Internet siempre, pero esto puede que se deba a que es la única manera de seguir cerca estando tan lejos. Después fue lo de bajar música, si me gustaba un cantante, le era fiel y compraba su cd, hacer lo contrario era como robarle, ahora no, ahora busco en google las canciones y allá que me lanzo a bajarlas todas...en esto, algo tiene que ver la crisis. 

Por último y no menos importante es la lectura virtual, y en lo que va de vacaciones ya me he leído cinco libros de dos sentadas cada uno, y tengo previsto pasarme por la sección de libros de los grandes almacenes a apuntarme todos los títulos que me quiero leer para, acto seguido, tratar de bajarlos para seguir leyendo (se aceptan sugerencias).

Y es que a medida que leo, que mira tenía años que no lo hacía salvo aún que otro libro suelto, me han ido surgiendo nuevos temas para enriquecer mi blog y agobiarlos con nuevas historias que igual no interesan ni mucho, ni poco, pero que están bien para olvidarnos de la puñetera crisis y de lo mal que va el mundo ahí fuera. 

Con el cuento debo tener siete u ocho historias nuevas, que iré publicando de "a chin". A la hora de irme a la cama me van surgiendo infinidad de temas nuevos y de cosas que contar, todas juntas, todas agolpadas, como si de un brainstorm se tratara, que trato de organizar y escribir al otro día, cuando me doy un respiro y me dedico a jugar a escritora. 

Les he dado la vara, a qué sí...nada que prometo filosofar menos y centrarme un poquitín mas. Hasta otra.