lunes, 15 de marzo de 2021

Un año...



 

 

Un año...

De quedar encerrados en casa.

De filas para entrar al super. De calles vacías.

Di viajes suspendidos. De espacios aéreos, fronteras y aeropuertos cerrados.

De las mascarillas, los guantes y el hidrogel. De anaqueles sin papel de baño primero, sin harina y levadura después.

Un año de los aplausos en los balcones y el “Resistiré” a todo pulmón.

Un año de quedar en Jaque.

Hoy, hace exactamente un año el mundo siguió girando ajeno a la realidad que nos golpeaba, y mientras a mi me parecía que detenía su respiración, los entendidos en el cambio climático dijeron que había empezado a respirar.

Tres días antes yo recibía una llamada que me decía que se suspendían mis prácticas durante quince días. A partir de ahí nos esperaban tres meses de una situación tan absurda como increíble. Y siete meses más de cierres perimetrales, toques de quedas y una nueva normalidad a la que no termino de acostumbrarme.

Un año.

Un año completo donde no hubo fiestas de verano, ni pasos de Semana Santa, ni cena de Navidad. Un año de cines y teatros desiertos. Un año y la economía agrietendose a paso de gigante.

Un año sin abrazos, sin besos. Un años de nietos que no pueden ver a sus abuelos y abuelos que no pueden abrazar a sus nietos. Un año sin contacto físico.

Un año y nuestros gobernantes dando catedra de lo que son y no son capaces de hacer. Unos haciendo politica y otros haciendo politiqueo, mientras juegan con nuestra salud como quien juega carambola.

Un año hablando y esperando una vacuna que nos hace soñar un poco con volver a la normalidad, aunque esa normalidad y la vida tal cual la conocimos haya cambiado para siempre.

Un año con un miedo constante a que alguno de los tuyos caiga en manos de este monstruo que nos aplasta. Un año dando gracias de no formar parte de las estadisticas.

Un año de ver cada día cifras descomunales de nuevos contagiados y muertos, a la que nos estamos acostumbrando y, sin embargo, continúan siendo apocalípticas.

Un año de hospitales colapsados y sanitarios trabajando por encima de sus posibilidades. Sin tregua. Sin descanso.

Un año de escuchar a los Miguel Bosé decir que todo esto es un invento del gobierno, mientras no deja de morir gente a causa de ese invento.

Sí, hoy cumplimos un año.

Un año y los bares siguen a media capacidad y las tiendas medio vacías.

Un año y los hospitales continúan llenos.

Un año y continúan los cierres, toque de queda y mascarillas.

Un año y las cifras de contagios y muertes siguen siendo espeluznantes.

Un año y seguimos sin abrazos y sin besos.

Un año de la vida antes y después.

Un año y contando…

 

1 comentario:

Rosanna dijo...

Un año de madurar a cojones!!!