domingo, 11 de abril de 2021

Confieso...

Que me da miedo ir al baño o la cocina sola de noche. Que lucho diariamente con mis monstruos, fantasma y dragones. Que prefiero que digan que soy guerrera a que me consideren princesa.

Que no me gusta cocinar, ni planchar. Que prefiero arreglar la cama a deshacerla para dormir, y que lavar el baño y limpiar la casa me desestresa.

Que amo mi casa, comer en mi casa y beber café en mi casa. Que mi casa es mi lugar favorito del mundo.

Que prefiero ver una peli en mi cama a ir al cine, y leer, tejer, hornear o escribir a ver la tele.

Que soy perfeccionista patológica. Que me marea el desorden, el caos me da dolor de cabeza y la desorganización me agobia. Que tengo un lugar para cada cosa y cada cosa está en su lugar.

Que me mareo con girar dos veces sobre mi misma. Que nunca me balancee en un columpio, una mecedora o una hamaca, sin que después tuviera que pagarlo caro.

Que me encanta controlarlo todo, por pequeño e insignificante que parezca. Que todo lo cuento, lo calculo y lo presupuesto. Que sé cuántos escalones hay hasta mi casa.

Que el racismo y la homofobia me superan hasta asfixiarme. Que siento mucha rabia con el maltrato en cualquiera de sus ramas y los distintos genocidios a través de la historia me hacen sentir vergüenza de pertenecer a esta parte de los seres vivos.

Que tengo un lado oscuro en cuanto a la música y al cine. Que prefiero las pelis que me entretengan a aquellas que me supongan pensar y analizar. Que no me gusta ver series, y si las veo, prefiero aquellas de pocas temporadas y pocos, MUY POCOS, capítulos

Que no soy quien a ver los Oscars, el desfile de las rosas, Miss universo, Lo nuestro, o cualquier otra cosa que se le parezca a esto. Que los realities me aburren sobremanera (no importa cuál) y que los talents me parecen una tomadura de pelo de las grandes. Que no soporto los culebrones y que, si veo la tele, casi siempre es tejiendo, porque si no me aburro.

Que me gusta llevar las uñas cortas y vestir de jeans y taconazos. Que hasta hace muy poco no sabía llevar el pelo corto y que soy del bando “antes muerta que sencilla”. Que la moda realmente me incomoda, MUCHO.

Que me encanta ser la oveja negra, aunque eso me haya traído más de un bofetón, castigo, nalgada y disgusto. Que igual las brujas no existen, pero yo tengo escoba y vuelo y eso me encanta.

Que un café o un vino en buena compañía no sabe ni remotamente igual a cuando lo tomo sola.

Que todavía espero mucho de la gente, aunque no paren de decepcionarme. Y de la vida, aunque no pare de reírse de mi.

Que más de una vez he querido desaparecer. Ser invisible. Volar. Salir corriendo. Pero que conformarme y desistir no son palabras de mi diccionario.

Que lloro cuando estoy sola y me riño frente al espejo. Que me hablo y me cabreo y me hago preguntas y me respondo.

Que canto a pleno pulmón, sin importarme mucho lo que opinen los vecinos.

Que no me gustaban los perros, hasta que aprendí a amar a Toby

Que mi mejor amigo sigue siendo aquel que conocí en la fila de la universidad y con el que me casé 10 años más tarde. Que mis hijos y mi marido son los pulmones que me permiten respirar, que disfruto cada minuto a su lado y no los cambiaría por nada en el mundo. Que amo a mis padres, a mis hermanas y a mis sobrinos hasta el dolor.

Que disfruto la ensalada tanto como un buen chuletón y la zanahoria cruda tanto como una manzana. Que no soporto la remolacha, ni la tayota, ni los molondrones y que tampoco sé qué le encuentran al caviar y al champagne, por muy fino que estos sean. Que soy incapaz de comer pescado y frutos del mar en cualquiera de sus presentaciones, por muy bueno y saludables que sean. Que prefiero una pizzería a un restaurante de 5 estrellas, y la cocina dulce para cocinar y la salada para comer.

Que me chifla la Navidad y que paso el año entero trabajando, pensando y decorando la próxima Navidad. Que me apasionan el ganchillo y la pastelería. Que disfruto crear con las manos. Que prefiero los muebles clásicos a los modernos y lo minimalista me parece frío, distante e impersonal.

Que soy Mrs. Collect them all y que en mi casa esta todo en su lugar y hay un lugar para todo

Que no soporto las puertas de los armarios abiertas y los cajones a medio cerrar. Pero las puertas y ventanas de la casa me dan claustrofobia si están cerradas. Que las ventanas las abro de para en par, incluso en invierno.

Que me encanta el verano por sus días largos y su calorcito; la primavera por su renacer, su verde y sus flores; el otoño por sus colores y el invierno porque los árboles y la tierra parecen tomarse un descanso…por lo menos desde donde estoy escribiendo.

Que me siento en mi cama en verano a observar las hojas de los árboles que parecen bailar con el viento. Que disfruto como niña de los colores del amanecer y el atardecer y que me relaja el sonido de las olas muriendo en lo orilla y cuando rompen en el arrecife.

Que no soporto andar descalza en casi ninguna superficie, solo se salvan la arena de playa y la hierba bien cuidada.

Que me enternece ver a una madre amamantando a su hijo y a un padre cambiando los pañales.

Que no me gusta depender de nadie, ni pedir ayuda, ni pedir favores. A NADIE.

Que las mentiras me sacan de quicio, por pequeñas y blancas que sean.

Que no soy muy de recibir sorpresas, pero si me encanta darlas. Que soy más de dar que de recibir y que prefiero hacer regalos a recibirlos. Que no me gusta ser el centro de atención; que las felicitaciones y muestras de amor me agobian un poco y que no sé muy bien qué decir cuando me obsequian y/o me felicitan.

Que a veces me pregunto “qué hubiese sido de mi vida si…”, me planteo los posibles escenarios, y me quedo con esta. SIEMPRE.

Que igual no tengo todo lo que quiero o soñé, pero amo todo lo que tengo y he logrado. Que he sido feliz en lo mucho y en lo poco. Que he conocido la abundancia y la pobreza absoluta. Que, en ocasiones me ha faltado hasta para comer y he pasado mucho frío. Que he aprendido a ser humilde desde la enseñanza más dura.

Que amo profundamente a los que amo, pero puedo ser muy inflexible si me decepcionan. Que doy mucho, pero también exijo mucho. Que la vida me ha enseñado a tratarlo como usted me trate, aunque no me rebajo a tratar mal a nadie, me conformo con ser indiferente e ignorarlo. Que puedo parecer tonta, pero no lo soy; que tal vez usted crea que me está engañando o que se salió con la suya, pero NO, no es así...aunque le parezca.

Que soy muy egoísta y prefiero hacer el bien, para YO poder dormir bien, da igual si, desde mi punto de vista, se lo merece o no.

Que el futbol, los famosos, las coronas y todas esas mierdas me dan mucha flojera.

Que no sirvo para ser cotilla. Que llevar la vida de los demás me agota, ya suficiente tengo con la mía. Que no entiendo la prensa amarillista, ni la rosa. Y que los programas del corazón y los magazines me parecen un despropósito de los grandes.

Que todavía me sonrojo con los chistes subidos de tono y que no entiendo las llamadas pelis para adultos. Que el reggaetón en su versión más machista me da mucho asco y que ver a la gente “perrear” me da vergüenza ajena.

Que aunque me casé con alguien que no sincroniza dos pasos juntos, me encanta bailar, pero, como dice Juan Luis Guerra, si él no baila conmigo, prefiero no bailar. Que me gustaría saber bailar todos y cada uno de los ritmos tropicales…todos, menos perrear (ya dije que me daba vergüenza ajena).

Que hacer ejercicio me da mucha pereza, que nunca he ido a un gimnasio y, cuando me decidí a hacer yoga, nos confinaron.

Que no soy quien a leer una novelita rosa y que si me leo un libro profundo y serio, luego me leo otro ligerito, para equilibrar. Que entre mis libros favoritos están Cien años de Soledad, El médico y la trilogía de la sombra del viento. Que de mis autores favoritos destacaría a Marc Levy, Carlos Ruiz Zafón, Ildefonso Falcones, María Dueñas y Kate Morton. Que, aunque he leído muchos libros de Isabel Allende, hay otros de ella con los que no he podido, y que los ojos amarillos de los cocodrilos, el vals lento de las tortugas y las ardillas del Central Park están tristes los lunes de Katherine Pancol es la segunda de mi trilogía favorita.

Que lloré cuando ví  “Siempre a tu lado, Hachiko”, “La vida es bella” y “Dad”; y cuando leí “Heidi” de Johanna Spyri “Los hijos de la libertad” de Marc Levy y “Eleanor y Park” de Rainbow Rowel. Que no he leído, ni creo que lo haré, Cincuenta sombras de Grey; y no he visto, y no creo que la vea, Juego de tronos.

Que la iglesia me decepcionó a tal punto que no he vuelto a pisarla desde 2014 y que hice mía la tan famosa frase “la religión es el opio del pueblo”. Que encontré más gente buena fuera de ella, que dentro rezando. Que cada vez creo en nada y en todo a la vez.

Que soy radical en todos los aspectos de mi vida. Que no conozco términos medios, o todo o nada, o negro o blanco. Que hablo de frente, claro y alto. Sin paños calientes. Que la diplomacia no es mi fuerte, y que puedo ser muy dañina cuando estoy cabreada.

Que tengo la firme convicción, que la primera vez que me haces daño es culpa tuya, pero la segunda es culpa mía. Que no creo en segundas oportunidades, y si me mientes me sería muy difícil volver a confiar en ti. Que por la buena soy muy buena, pero por la mala soy mucho mejor.

Que he aprendido a vivir con filosofía, para poder vivir en paz con lo que me rodea. Que trato de evitar los problemas, porque, como ya dije antes, no soy diplomática y tengo una lengua viperina. Pero si me buscas las cosquillas, me vas a encontrar y en la peor versión de mi misma.

Que me he emborrachado tres veces en toda mi vida. Que el primer trago de alcohol, la primera cerveza y el primer coctel me lo tomé en compañía de mi padre. Que fumar me parece la manera más tonta de gastar el dinero.

Que he sido de decisiones tardías y  muy maduradas. Aprendí a conducir, me casé y tuve mi primera hija con casi treinta años. Que mi primer móvil me lo asignarón mi padre y mi esposo, cuando salí embarazada y empecé a salir sola con el coche. Que mi primer CD fue de Enya y me lo regaló mi hermana por mi cumpleaños, y fue cuando me compré mi primer CD player. Tenía 26 años.

Que ahora, después de "vieja" y, a pesar de haber nacido en pleno trópico, me da alergia el calor. Que estoy orgullosa de haber nacido en ese lugar situado en el mismo trayecto del sol, y que vivo orgullosa de vivir en la tierra que nació mi padre.

y confieso, por último, aunque sé que me queda mucho por confesar, que no he revisado nada de lo que he escrito en este post: ni redacción, ni puntos, ni comas, ni acentos. Porque, si lo reviso, no lo confieso. No lo publico.

lunes, 15 de marzo de 2021

Un año...



 

 

Un año...

De quedar encerrados en casa.

De filas para entrar al super. De calles vacías.

Di viajes suspendidos. De espacios aéreos, fronteras y aeropuertos cerrados.

De las mascarillas, los guantes y el hidrogel. De anaqueles sin papel de baño primero, sin harina y levadura después.

Un año de los aplausos en los balcones y el “Resistiré” a todo pulmón.

Un año de quedar en Jaque.

Hoy, hace exactamente un año el mundo siguió girando ajeno a la realidad que nos golpeaba, y mientras a mi me parecía que detenía su respiración, los entendidos en el cambio climático dijeron que había empezado a respirar.

Tres días antes yo recibía una llamada que me decía que se suspendían mis prácticas durante quince días. A partir de ahí nos esperaban tres meses de una situación tan absurda como increíble. Y siete meses más de cierres perimetrales, toques de quedas y una nueva normalidad a la que no termino de acostumbrarme.

Un año.

Un año completo donde no hubo fiestas de verano, ni pasos de Semana Santa, ni cena de Navidad. Un año de cines y teatros desiertos. Un año y la economía agrietendose a paso de gigante.

Un año sin abrazos, sin besos. Un años de nietos que no pueden ver a sus abuelos y abuelos que no pueden abrazar a sus nietos. Un año sin contacto físico.

Un año y nuestros gobernantes dando catedra de lo que son y no son capaces de hacer. Unos haciendo politica y otros haciendo politiqueo, mientras juegan con nuestra salud como quien juega carambola.

Un año hablando y esperando una vacuna que nos hace soñar un poco con volver a la normalidad, aunque esa normalidad y la vida tal cual la conocimos haya cambiado para siempre.

Un año con un miedo constante a que alguno de los tuyos caiga en manos de este monstruo que nos aplasta. Un año dando gracias de no formar parte de las estadisticas.

Un año de ver cada día cifras descomunales de nuevos contagiados y muertos, a la que nos estamos acostumbrando y, sin embargo, continúan siendo apocalípticas.

Un año de hospitales colapsados y sanitarios trabajando por encima de sus posibilidades. Sin tregua. Sin descanso.

Un año de escuchar a los Miguel Bosé decir que todo esto es un invento del gobierno, mientras no deja de morir gente a causa de ese invento.

Sí, hoy cumplimos un año.

Un año y los bares siguen a media capacidad y las tiendas medio vacías.

Un año y los hospitales continúan llenos.

Un año y continúan los cierres, toque de queda y mascarillas.

Un año y las cifras de contagios y muertes siguen siendo espeluznantes.

Un año y seguimos sin abrazos y sin besos.

Un año de la vida antes y después.

Un año y contando…

 

lunes, 8 de marzo de 2021

Día 67 del 2021

Otro 8 de marzo, y mis redes sociales ardiendo con mensajes de felicitaciones por el día de la mujer. Ya no lucho contra esto, son muchos años yendo a contracorriente, como el salmón en el río. Pero tienen que permitirme la licencia de no felicitar a la mujer por sus maravillosas 24 horas del calendario y también me van a permitir ser mal educada y no dar las gracias.

Si me das un abrazo de apoyo por ser mujer, porque yo, por mi condición tengo que levantarme a hacer el doble de esfuerzo para ganar la mitad del sueldo, lo acepto y lo devuelvo. Si me das una palmadita en la espalda porque, como mujer, tengo que demostrar día a día que soy igual que el hombre y eso es agotador, quizás lo acepte. Si me invitas a ir a marchar, hoy, mañana, y pasado, exigiendo un lugar al mismo nivel, voy contigo. Pero, por favor no me felicites…

No, no me felicites, que todavía hay mucho por hacer.

Sabías...

Que en 2020 sólo el 25% de quienes integran los parlamentos de todo el mundo son mujeres, y solo el 6,6% ocupan las direcciones generales.

Que el Premio Nobel, que se otorga anualmente como reconocimiento de logros intelectuales y académicos, ha sido entregado a más de 900 personas durante el transcurso de su historia, desde 1901 hasta 2019, y, sólo 53 de esas personas galardonadas han sido mujeres.

Que solo el 24% de las personas que se escuchan, leen o ven en la prensa escrita, la televisión o la radio son mujeres. y que también existe un techo de cristal para las periodistas mujeres en los artículos e informes de la prensa escrita y la televisión. Que el 31% de los personajes con líneas de diálogo eran mujeres, que solo el 23% de las películas tenían una protagonista mujer y solo un 21% son cineastas.

Que en los 92 años de historia que tienen los Premios Oscar, sólo cinco mujeres han sido nominadas en la categoría Mejor Director; de las cinco, sólo una ganó el premio, Kathryn Bigelow. Jane Campion, por su parte, sigue siendo la única mujer directora de cine que ganó el premio más importante y prestigioso del Festival de Cine de Cannes, la Palme d’or, en sus 72 años de historia.

Que solo 22 mujeres, un 2,2 %, de un total de 997 atletas compitieron en los Juegos Olímpicos de la era moderna, por primera vez, en 1900. Que por primera vez en la historia, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 tendrían una representación equitativa de hombres y mujeres en competencia.

Que, pese a que a las mujeres se les asignan roles estereotípicos en la cocina del hogar, los puestos más prestigiosos en la industria de los restaurantes les son relativamente ajenos a las chefs mujeres. Que en la actualidad, menos del 4% de la totalidad de chefs con tres estrellas Michelin que aparecen en la conocida guía de restaurantes son mujeres.

Datos obtenidos de www.unwomen.org a diciembre de 2019

...y sabias:

Que la palabra mujer proviene del latín mulier -eris, y que el símbolo biológico para el sexo femenino, un círculo sobre una pequeña cruz, es el mismo del planeta Venus. El símbolo se cree que es una representación estilizada del espejo de mano de la diosa Venus.

Que el corazón de la mujer late más rápido que el de los hombres.

Que las mujeres pueden distinguir mejor los colores, porque la sensibilidad cromática está directamente relacionada con el cromosoma X. Y es por eso por lo que distinguimos entre morado, violeta y lila; rosa fucsia, eléctrico o pastel; blanco roto, blanco cascara de huevo o marfil.

Que tienen más receptores nerviosos, por lo que soportan mejor el dolor, y que tiene más y mejor inmunidad a todo. Que en casi cualquier país del mundo la expectativa de vida es mayor que la de los hombres.

Que tienen mejor olfato que los hombres y son genéticamente más flexibles, detectan mejor los sonidos y tienen más glándulas en la lengua sensibles a los dulces.

Obtenido de www.culturizando.com y www.mejorconsalud.as.com

Y, por último, para terminar de empoderarte MUJER, en palabras de Gabriel García Márques

“Creo que la mujer es el ser fuerte, el sexo fuerte, y que gracias a ella la historia sigue adelante. Da la impresión de que los hombres son los protagonistas de la historia, pero si lo son es porque alguien está sosteniendo el mundo detrás de ellos, y este alguien es la mujer.”

“Si te atrae una mujer por la talla de su pecho, por su cintura o por sus cadera, te estas equivocando.

Si lo que más valoras en ellas son los rasgos de su cara, el color de sus ojos, la longitud de sus piernas o como se le ve con minifalda, te sigues equivocando.

Una mujer es su inteligencia, su rebeldía, su entrega, su generosidad, su capacidad de hacer varias cosas simultáneamente, sus manías.

Lo mejor de una mujer no es su envoltorio, es lo que hay dentro; su humor, sus ocurrencias, su valentía, su forma de pensar."

Día Número 67 del 2021